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Debido a un escándalo, se casó con el famoso chico de la ciudad. Ese matrimonio no fue más que un error para ambos. Para desahogar su ira, le puso las cosas difíciles. La delicada chica, sin embargo, también era como la rosa más seductora en la oscuridad. Aunque fuera herido por sus espinas al acercarse a ella, fue incapaz de liberarse del deseo de conquistarla.
Era un caluroso día de verano en la Ciudad B.
El fuerte canto de las cigarras sonaba como el latido de un corazón inquieto, mientras Aria Yan se encontraba sentada en el jardín de la mansión familiar. Un árbol enorme la protegía de la radiante luz del sol y, sin embargo, el sudor comenzó a perlar por su frente mientras leía el periódico del día.
Este se arrugó por la fuerza de su agarre, pero aun así se podía distinguir claramente el titular y la foto de la portada.
Era la imagen lasciva de una pareja, y daba la casualidad de que la mujer de la foto era ella.
Lennon Yan, el jefe de la familia, la consideraba como la niña de sus ojos y, además, era la "única" hija de Milton He, director ejecutivo del Grupo Yan.
Ella apenas acababa de regresar del extranjero y ya había provocado un gran escándalo, pero no derramó ni una sola lágrima. Simplemente se sentó en el jardín con la mirada perdida desde que volvió a la mansión.
Ya era casi de noche cuando el sirviente la llamó para que volviera al vestíbulo, donde Milton la esperaba sentado, con una expresión de enojo en el rostro.
"Aria, ¿cómo cambiaste tanto después de unos años en el extranjero? Cuando me enteré de que estabas teniendo una vida decadente en otro país, me negué a creerlo; ¡pero ahora, mírate! ¿Cómo pudiste comportarte así?", la regañó él. Luego encendió con furia el televisor, en la que se estaba transmitiendo una entrevista del hombre que aparecía en el periódico con Aria. Se trataba de Reid Qin, el tercer hijo de la familia Qin.
En la pantalla, él llevaba unas gafas de sol que oscurecían la mayor parte de su rostro. Y, sin embargo, estas no lograban ocultar su elegancia. Cuando curvó sus labios en una ligera sonrisa, dio la impresión de ser todo un donjuán.
"Señor Reid, ¿qué opina de todo este asunto?", preguntó el reportero a cargo de la entrevista.
"Estaba muy borracho. No recuerdo cómo acabamos la señorita Yan y yo... Honestamente, no sé ni cómo sucedió. ¿Quizás ella tomó la iniciativa?". La sonrisa del hombre se amplió, sin que nadie pudiera entender el brillo en sus ojos.
Naturalmente, el titular había sido escrito en un tono escandaloso para incitar a la gente a leer la historia completa, tal como: "Aria Yan se lanza sobre un hombre, manteniendo a dos amantes al mismo tiempo".
Todos en Ciudad B sabían que ella ya estaba comprometida con otro hombre; pero la chica nunca esperó que Reid Qin cayera tan bajo como para decir que ella se le había lanzado encima.
En realidad, fue él quien le quitó la virginidad, ¡pero ahora fingía no saber nada!
A pesar de que la noticia se difundió por toda la ciudad, su prometido no se molestó en aparecer. Ni siquiera la llamó.
"Papá, yo...", intentó defenderse pero, antes de que pudiera decir algo más, su padre la interrumpió.
"¡Me has humillado! ¿Cómo voy a enfrentarme a la gente después de lo que hiciste? ¿Cómo pudiste ser tan descarada? ¡Eres igual a tu madre!", gritó Milton, temblando de furia.
Al escuchar sus palabras, la chica simplemente se rio entre dientes amargamente.
Podía decir lo que quisiera sobre ella, pero no tenía derecho a decir nada en contra de su madre.
"Papá, no crees que sea tu hija, ¿verdad?". Luego añadió: "Sí, lo que dicen es cierto; a pesar de que ya tengo a Dominic, me acosté con Reid Qin. Ya lo he admitido, ¿estás contento ahora?". La chica alzó la cabeza con arrogancia para lanzarle a su padre una mirada obstinada.
Ante este gesto, su padre levantó la mano y la abofeteó con fuerza. "Todos estos años de educación han sido un desperdicio contigo".
"¿En verdad te he importado en todo este tiempo? ¡Sé que en tu corazón, la única persona a la que consideras tu hija es Vicky He!", respondió ella. Si Aria fuera la misma chica despistada que era hacía unos años, jamás habría pronunciado estas palabras; pero las personas cambian con el tiempo.
Tras soltar un un bufido, Milton se dio la vuelta y subió las escaleras sin decir nada más.
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