Antonella es la hija menor de la familia Mancini, una de las familias mafiosas más temidas en Italia. Su vida da un giro inesperado con la muerte de su padre, donde se ve en la necesidad de tomar las riendas de los negocios sucios. Con la muerte de su padre, llega Marco, el amor de su adolescencia, decidido a retomar lo que tenían, el único impedimento es que pertenece a la familia Fiore, enemigos desde que Antonella tiene uso de razón ¿Tendrá Marco Fiore buenas intenciones con ella? ¿Qué pasará cuando el amor interfiera en los negocios? ¿Podrá llevar el peso de lo que representa ser la jefa de los negocios de su familia?
No soporto estos muelles mugrientos. Los olores mezclados del metal oxidado, la sangre y la sal del mar no son una buena combinación. Es como si estuviese en el fin del mundo ahora mismo.
En este almacén tan cerrado me voy sintiendo cada vez más claustrofóbica a medida que pasan los minutos.
El sonido de los golpes no es de mucha ayuda tampoco. Acabo de escuchar perfectamente como su mandíbula crujió a punto de dislocarse
– ¿En serio prefieres no hablar y que estos dos te maten a golpes? –le pregunto al hombre amarrado en una silla, ni siquiera sé su nombre. Solo sé que puede tener la información que necesito- ¡¿Dónde está Loretta?!
– ¡No sé nada, en verdad no lo sé!
– Señora Mancini, este no va a hablar ¿Qué hacemos con él? –me pregunta uno de mis trabajadores
– Rómpele unos cuantos huesos con la golpiza y suéltalo. Después de esto no va a querer seguir cerca de la familia Fiore, ni se va a atrever a hablar de esto con nadie
No sé en qué momento me metí en la cabeza que dirigir un negocio como este era una buena idea. Si pudiese virar el tiempo atrás para deshacerlo todo, lo haría.
Yo no era así, hubo un tiempo en el que era dulce, incapaz de ordenar que le propinaran a alguien una paliza, pero cuando a una le rompen en corazón en mil pedazos estando enamorada, ya no quedan deseos de sentir, de ser buena y dulce.
Tenía que haberme mantenido firme en mi decisión de estar alejada de los movimientos sucios de mi familia, pero fui muy débil, flaqueé y ahora estoy aquí en el mismo muelle mugriento de siempre, actuando como alguien que no soy.
-Tres años atrás-
¡Estoy tan agotada! No sé cómo puedo ser tan masoquista y que me guste trabajar desmedidamente. Todos los días llego a las ocho de la mañana a la estación y salgo a deshoras.
Pero no me quejo, me gusta lo que hago, sobre todo cuando tengo la vista tan entretenida con Jason, podría pasar horas mirándolo y provocándolo prácticamente frente a su mujer, mi jefa.
Ser una abogada no es tan malo cuando trabajo con el jefe de la policía y es tan apuesto como Jason. Siempre nos están felicitando por el buen trabajo que hacemos en equipo, no tienen ni la menor idea de lo buenos que podemos llegar a ser, sobre todo cuando estamos completamente solos en una habitación.
Cuando más entusiasmada estoy pavoneándome delante de Jason, suena mi móvil. Lo extraño es que en mi pantalla sale el nombre de "Casa". Si me están llamando después de tanto tiempo, algo debe ir estar iendo muy mal.
– ¿Sí?
– Señorita Mancini ¿Es usted?
– ¡Giovanni! Me pondría a contarte cuanto me alegra escuchar tu voz después de tanto tiempo, pero supongo que si me estás llamando es porque algo ha pasado ¿Me equivoco? -Geovanni ha sido el mayordomo de mi familia desde que tengo uso de razón
– También me alegro de hablar con usted, pero sí, tiene razón, otro tema de más importancia amerita su llegada a casa pronto
– ¿Qué pasó?
– Es su padre, señorita, se encuentra muy mal de salud y los médicos han recomendado que esté con la familia, esperamos lo peor en cualquier momento
¿Cómo que están esperando lo peor? Es mi padre, el intocable señor Mancini, es imposible que esté muriendo ¡No puede ser! ¡No puede estar muriendo!
– ¿Pero qué le ha pasado?
– Señorita, le puedo dar todas las explicaciones pertinentes, pero creo que es mejor hacerlo una vez que ya esté aquí, no debería demorarse
– Sí claro, por supuesto, en cuanto consiga un taxi salgo para allá –en estos momentos la idea de haberme mudado tan lejos de casa no me parecía muy buena
– Señorita, solo tiene que decirme la hora a la que va a estar lista, le enviaremos un chofer para que la recoja
Por supuesto ¿En qué estoy pensando? Me he tomado tan fuerte la idea de separar mi camino del de mi familia que hasta se me ha olvidado que la mafia otorga mucho dinero.
– A las once estaré lista, nos vemos
Fui directo a donde mi jefa y le comuniqué la situación en la que me encontraba, no esperé respuesta alguna de su parte y salí corriendo al departamento para preparar la maleta, me lo había traído todo de casa, así que tenía varias cosas que empacar.
En cuanto llegué a la casa Geovanni me recibió. Me contó que a mi padre le habían diagnosticado hace poco cáncer y que estaba ya en etapa terminal. No pudieron hacer mucho porque mi padre ignoró los síntomas y dolores, pensando que eran propios de su edad, algo muy típico en él, siempre pensó que estaba hecho de acero.
Mi padre estaba muriendo, podía fallecer en cualquier momento. Por más que no estuviera de acuerdo con la forma que había buscado para ganarse la vida, lo amaba con cada parte de mi ser.
Mi padre podía ser el peor de los mafiosos, pero conmigo y con la familia había sido excepcional. Enterarme de esta noticia me hace tanto mal que no creo ser capaz de soportarlo.
Fui hasta su cuarto. Estaba acostado en su cama, toda su piel había perdido el color natural, ahora era de un blanco fantasma. Casi no se podía mover y aun así, me recibió con una gran sonrisa en cuanto me vio.
– Mi pequeña, al fin llegaste
– ¡Papá! ¿Por qué no me contaste en cuanto supiste lo de la enfermedad?
– ¿Para qué? Eso solo iba a conseguir preocuparte y ya no había nada más qué hacer, fue lo mejor
Comienza a toser y voy a la cocina en busca de un vaso de agua y escucho unas voces. Me acerco un poco más y veo a mi hermano y mi primo conversando algo sobre una movida en los muelles, algo sobre un barco cargado de mercancía, ilícita por supuesto, en esta familia no podía ser de otra manera.
Sin mencionar nada del tema entré a la cocina, no quiero involucrarme en nada que tenga que ver con sus negocios sucios. Los saludé, hacía mucho tiempo que no los veía y mi hermano y yo siempre habíamos sido muy unidos, se alegró muchísimo al verme.
Conversé un poco con ellos, bueno, más bien con mi hermano porque mi primo y yo nunca tuvimos las mejores relaciones entre nosotros.
Tomé el vaso con agua y fui de regreso al cuarto de papá, coloqué un absorbente en el vaso y se lo acerqué para que pudiese beber. Sus ojos estaban caídos, tristes y se veía extremadamente cansado.
Verlo así me descomponía tanto porque él siempre fue la figura líder de esta familia, fuerte como un roble. Nunca lo escuché quejándose de algún dolor, ni siquiera cuando llegó a casa con una herida de bala, bala que él mismo se sacó.
Esta imagen que estaba mirando ahora no encajaba para nada en mis recuerdos, ni en las características de mi padre.
– Pequeña, ahora que estás aquí puedo aprovechar para decirte finalmente lo orgulloso que me siento de ti, de la mujer en la que te has convertido. Teniendo todas las comodidades y el dinero aquí en casa, fuiste al mundo en busca de tu propio futuro, eso no se atreve a hacerlo todo el mundo
– Gracias papá, tú me criaste fuerte para eso, así que todos, los logros son gracias a ti
– Precisamente porque sé que eres fuerte, tengo una última cosa que pedirte, por favor, hazte cargo de esta familia.
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