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Mi familia era pobre y tenía que trabajar medio tiempo todos los días solo para pagar las cuentas y estudiar en la universidad. Fue entonces cuando la conocí, la chica bonita de mi clase con la que todos los chicos soñaban salir. Era muy consciente de que ella era demasiado buena para mí. De todos modos, reuniendo todo mi coraje, le dije que me había enamorado de ella. Para mi sorpresa, accedió a ser mi novia. Me dijo, con la sonrisa más bonita que he visto en mi vida, que quería que el primer regalo que le diera fuera el último iPhone de gama alta. Un mes después, mi arduo trabajo finalmente valió la pena. Pude comprar lo que ella quisiera. Sin embargo, la pillé en el vestuario besando al capitán del equipo de baloncesto. Incluso se burló despiadadamente de mis defectos. Para colmo, el tipo con el que me engañó me dio un puñetazo en la cara. La desesperación se apoderó de mí, pero no pude hacer nada más que tirarme en el suelo y dejar que pisotearan mi orgullo. Cuando nadie lo esperaba, mi padre me llamó de repente y mi vida cambió. Resulta que soy el hijo de un multimillonario.
En el gimnasio de una universidad, Trevor Sanderson, vistiendo un uniforme de baloncesto azul, caminaba por las puertas del recinto.
Tan pronto como entró al mismo, se dispuso a recoger las botellas de agua vacías y las latas de refrescos que habían dejado los espectadores del último partido.
"Ojalá la universidad organice un partido de baloncesto todos los días, así fácilmente podría ganar al menos cincuenta dólares juntando todas estas botellas y latas. Si ganara así todos los días, podría incluso comprarle a Sylvia un iPhone para su cumpleaños".
Trevor Sanderson levantó la mirada y miró con entusiasmo el gimnasio atestado de latas y botellas.
Mientras estaba ocupado en su recolección, un grupo de estudiantes varones altos salió de los vestidores, y en medio de dicho grupo, caminaba un chico de cabello rojo llamado Bernard, quien también llevaba un cigarrillo en la boca.
Casi de inmediato, tomó un calcetín y se lo arrojó a Trevor, y antes de que este último pudiera esquivarlo, el calcetín aterrizó directamente en su rostro, provocando que un mal olor golpeara sus fosas nasales.
"Les pedí a todos los del equipo que guardaran su ropa sucia durante una semana entera para que pudieras ganar más dinero, ¿qué te parece?".
Bernard Collins hizo un gesto con la mano, y enseguida sus compinches arrojaron toda la ropa sucia hacia el pobre chico.
"¡Hey, imbécil, es mejor que salgas de nuestra escuela antes de que sea demasiado tarde!".
"¡Ese tipo solo hace quedar mal a la escuela!".
"¡No está recogiendo basura, solo estropea nuestra diversión!".
"¡Debilucho!".
"Yo...".
Trevor se sacudió el calcetín sucio de la cara, sonrojándose de inmediato.
Él no se atrevía a ofender a Bernard, después de todo, no era más que un simple estudiante proveniente de una familia pobre.
Solo podía trabajar medio tiempo los fines de semana y ofrecer servicios de mandados y tareas a sus compañeros para ganar algo de dinero.
Era la única forma en que podía permitirse seguir en la universidad, y si fuera por él, no haría negocios con alguien tan detestable y engreído como Bernard.
Para su infortunio, se veía en la necesidad de ganar dinero para pagar sus estudios, así que no le quedaba otra que tragarse su orgullo y contener su ira, entonces respiró hondo, recogió el calcetín que le lanzó aquel bravucón pelirrojo y lo arrojó al cesto junto con la demás ropa.
"Cincuenta dólares por todo", le dijo.
Entonces, Bernard tomó su billetera, sacó algunos dólares y los arrojó a los pies del chico. Con una sonrisa de satisfacción, dijo: "Toma cincuenta y cinco, y quiero que hagas otra cosa. Necesito que recojas un paquete en la entrada de la escuela y lo lleves a los vestidores. Es para Dennis Cooper, líder del equipo".
Enseguida, Bernard se dio la vuelta y se marchó con el resto del grupo, bastante entusiasmado, mientras que Trevor simplemente recogió el dinero del suelo y lo apretujó en su puño.
"Cómo odio tener que trabajar con ese idiota de Bernard y sus amigos, pero mientras me sigan pagando, supongo que estaré bien".
Luego de que Bernard y sus compañeros de equipo se marcharan, Trevor siguió recogiendo botellas y latas por todas las gradas, y después de llenar su bolsa, se dirigió al centro de reciclaje cerca de la escuela para vender lo que había recolectado.
Un rato después, corrió a la entrada del campus para recoger el paquete de Dennis y llevarlo a los vestidores, y mientras iba en camino, el chico contaba minuciosamente el dinero que había ganado.
Naturalmente estaba cansado, pero sintió que el esfuerzo había valido la pena, no veía la hora de ahorrar el suficiente dinero para comprarle regalos para su querida novia.
Trevor estaba a punto de abrir la puerta de los vestidores, cuando de pronto los gemidos de una mujer lo detuvieron en seco.
'¿Qué? ¿Por qué esa voz me suena tan familiar?'.
La mujer al otro lado de la puerta gimoteaba, y el rostro de Trevor se ruborizó a la par que su corazón comenzaba a latir salvajemente.
De pronto notó que la voz era muy similar a la de su novia Sylvia Farrows.
"Oh, Dennis... Me encanta eso. Así... No te detengas".
"Oh, Silvia... Oye, hoy te compré una lencería muy sexy. Si quieres, puedes ponértela más tarde y nos divertiremos un poco más".
Cuando Trevor escuchó aquella conversación, simplemente no pudo negar la realidad.
'¿Sylvia? ¿Qué estás haciendo?'.
A Trevor le hirvió la sangre y abrió la puerta de una patada.
Entonces, quedó tan aturdido como petrificado por aquella escena.
Todos se sorprendieron cuando estalló la noticia del compromiso de Rupert Benton. Fue sorprendente porque se decía que la novia afortunada era una chica normal, que creció en el campo y no tenía nada a su nombre. Una noche, ella apareció en un banquete, lo cual causó una sensación a todos los presentes. "¡Cielos, ella es tan hermosa!". Todos los hombres babeaban y las mujeres se pusieron celosas. Lo que no sabían era que esta supuesta pueblerina era en realidad una heredera de una fortuna de mil millones de dólares. No pasó mucho tiempo antes de que sus secretos salieran a la luz uno tras otro. Las élites no podían dejar de hablar de ella. "¡Dios mío! Entonces, ¿su padre es el hombre más rico del mundo?". "¡También es esa excelente pero misteriosa diseñadora que mucha gente adora! ¿Quién lo hubiera adivinado?". Sin embargo, un montón de gente no creía que Rupert pudiera enamorarse de ella. Pero les cayó otra bomba. Rupert silenció a todos los detractores emitiendo un comunicado. "Estoy muy enamorado de mi hermosa prometida. Nos casaremos pronto". Dos preguntas estaban en la mente de todos: "¿Por qué la chica ha ocultado su identidad? Y ¿por qué Rupert estaba enamorado de ella de repente?".
Corinne dedicó tres años de su vida a su novio, pero todo fue en vano. Él no la veía más que como una pueblerina y la dejó sola en la boda para estar con su verdadero amor. Tras ser despechada, Corinne recuperó su identidad como nieta del hombre más rico de la ciudad, heredó una fortuna de mil millones de dólares y acabó llegando a lo más alto. Pero su éxito atrajo la envidia de los demás, y la gente trató constantemente de hundirla. El Sr. Hopkins, famoso por su crueldad, la animaba mientras ella se enfrentaba uno a uno a esos alborotadores. "¡Así se hace, cariño!".
El marido de Vivianna se casó con ella por su herencia, y después de quitarle todo lo que tenía, la mandó a la cama de un acompañante y le tomó fotos. La amenazó con divorciarse con esas fotos y la obligó a salir de su casa sin un centavo. Dejó su país de origen en desgracia. Cuatro años más tarde, regresó a casa como Jefa de Diseño de Joyas y tuvo un hijo de tres años. Su niño genio le dijo después de bajarse del avión: "¡Conseguiré que el hombre más rico del mundo sea mi papá y te respalde!" Ella lo tomó como una broma, pero dos días después, su asistente le dijo que el hombre más poderoso del mundo se había robado a su hijo y la invitó a cenar. Al encontrarse, ese hombre sostuvo a su hijito y le dijo dominantemente: "Es mi hijo!".
A veces el amor aparece de la manera más inesperada y en la forma de la persona menos pensada. Para Daniel, la vida a sus 40 años es una rutina entre sus tres hijos y su cargo de CEO de la empresa familiar. El fallecimiento de su esposa lo deja inmerso en la tristeza; creando, con el correr de los años, una coraza fría a su alrededor. Deanna tiene una vida normal, trabaja medio tiempo y estudia en la Universidad de Artes porque quiere lograr su sueño: cantar en la ópera. Solo le falta un año para terminar su carrera cuando su amigo Harry le pide ayuda desesperado. Una antigua regla familiar le impide casarse con su novia, la cual está embarazada. Para hacerlo, Daniel, su hermano, debe casarse primero. Para ayudarlo con su problema Daniel y Deanna acceden a fingir una relación y un matrimonio. Son tan opuestos que la atracción es inevitable. Él encuentra en ella la calidez que faltaba en su vida y Deanna el amor luego de una ruptura desastrosa. Finalmente, Daniel puede volver a tener una familia. Pero hay muchos intereses ocultos que buscan separarlos y alejarlos. El viaje es difícil, deben enfrentarse no solo a terceros que les complicaran las cosas, sino también a sus propios miedos e inseguridades. No es sencillo equilibrar 15 años de diferencia. Pero el corazón tiene razones que la misma razón nunca entenderá.
Durante tres años, Shane e Yvonne estuvieron casados, compartiendo noches acaloradas, mientras él aún estaba enamorado de su primer amor. Yvonne se esforzaba por ser una esposa obediente, pero su matrimonio se sentía vacío, construido sobre el deseo más que sobre el verdadero afecto. Todo cambió cuando se quedó embarazada, sólo para que Shane la empujara a la mesa de operaciones, advirtiéndole: "¡O sobrevives tú o el bebé!". Destrozada por su crueldad, Yvonne desapareció apesadumbrada y más tarde regresó, radiante de plenitud, dejando a todos boquiabiertos. Atormentado por los remordimientos, Shane le suplicó otra oportunidad, pero Yvonne sólo sonrió y respondió: "Lo siento, los hombres ya no me interesan".
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