Zoe es una chica de tan solo diecisiete años, su única familia había sido siempre su abuela. Sin embargo, por cosas del destino termina encontrándose con una bebé, quien había sido abandonada para morir en aquel helado día. Si el destino no las hubiera unido, jamás la habría salvado. Aunque la tacharon como una mujer inmoral por ser una madre joven y soltera, nunca se rindió y lucho por cuidar a la hija de un desconocido, sin saber quién era la verdadera familia de su hija, se arriesga a darlo todo por su nueva hija. Lo que ella no esperaba era el hecho de haber adoptado a la hija de un poderoso CEO. ¿Podrá ser capaz de cuidar a una bebé recién nacida y demostrar con el tiempo que los lazos sanguíneos no es lo más importante para amar a alguien?
El día estaba lluvioso y muy gris. Había olvidado revisar cómo estaría el clima el día de hoy y, por tanto, no portaba un paraguas con el cual cubrirme.
-¡Zoe, espera!
Al escuchar que gritaban mi nombre, giro mi rostro para ver quién era la persona que pedía que la esperaba.
-Daniel, ya te lo dije y no lo repetiré. Deja de seguirme.
-Escúchame una última vez, por favor.
-No me interesa Daniel, ya no quiero saber de ti. Me demostraste que no eres quien fingías ser, déjame en paz.
-Por favor.
-No.
Antes de que siguiera insistiendo, decido irme sin importar que todo mi cuerpo se mojase por la fuerte lluvia.
Corro por las calles lo más rápido que mis piernas me permitían. Estaba a solo unas cuantas cuadras de casa, aunque no pertenecía a una familia rica, nuestra familia tenía un sustento adecuado y solo éramos mi abuela y yo.
-Llegaré tarde al trabajo.
Al doblar la esquina, frené en seco al ver que un auto muy fino se detiene a unos cuantos metros.
Un hombre de traje se baja con una sombrilla, lo cual hacía que su rostro estuviera cubierto y fuera imposible ver con claridad cómo se veía. Observo que él se agacha y deja una caja debajo de un gran árbol. La manera en como dejaba aquella caja, me daba a entender que debía haber algo ahí, el cual era delicado.
Instintivamente, me escondo cuando aquel hombre siente mi presencia. No entendía por qué reaccioné de esa manera, no estaba haciendo nada malo y, aun así, mi instinto fue esconderme para protegerme.
Pasado dos minutos, decido asomarme. El auto ya había salido y se alejaba cada vez más.
Suspiro, aliviada al saber que se ha ido, sigo caminando para llegar a mi destino. Pensaba ignorar lo que ha dejado aquel hombre, sin embargo, escucho el llanto de un bebé provenir de aquella pequeña caja.
Mi cuerpo se detiene en seco al escuchar aquel ruido, por un momento creí que era solo imaginación mía. Quizás estaba desorientada, no lo sé. Pero al momento de alejarme dando un paso, escucho nuevamente aquel llanto, uno demasiado apagado.
Mi intuición me decía que revisara aquella caja y viera que era lo que allí había. A pesar de la lluvia y del frío que sentía, preferí seguir a mi instinto.
Me acerco a la caja y me arrodillo ante ella, espero un momento para ver si se escuchaba otro llanto o ver si era mi imaginación. Mis manos temblaban y no sabía si era por frío o si era por temor a estar en lo correcto, sobre que había un bebé en aquella caja.
-Por favor, que no sea lo que creo que es.
Suspiro profundo y con mis manos temblorosas abro la caja aún con mis ojos cerrados. Abro lentamente mis ojos y observo que mi intuición no había fallado.
En aquella caja, la cual estaba mojada y casi rota, tenía a un pequeño bebé desnudo. Este no lloraba ni se movía.
Rápidamente, lo tomo en mis brazos, me acerco a él para escuchar su respiración y me fijo en que no respiraba. Comienzo a darle primeros auxilios como nos habían enseñado en la escuela. Trataba de calentar su pequeño cuerpo, pero con la lluvia era difícil conseguirlo.
De inmediato me regaño por no correr con el bebé hasta el hospital más cercano. Iba a hacer eso, pero algo llama mi atención. Dentro de la caja, había un anillo. Era de color plateado, no me fijé en el grabado que tenía. Simplemente, lo agarré y lo guardé en mi mochila.
Saqué una de las blusas de repuesto que tenía en mi mochila y envolví al pequeño. Luego me puse de pie y comencé a correr como nunca.
El hospital estaba a seis cuadras de distancia. Corrí sin parar hasta que llegué.
-¡Ayuda! ¡Ayuda, por favor!
Mis gritos hacen que todo el mundo me preste atención y una de las enfermeras se acerca a mí para ayudarme.
-No respira.
Tras decir esas dos palabras, le enseño al bebé y la mujer inmediatamente me lo arrebata. Corre con él y lo deja sobre una camilla. Varias personas se acercan a ella para ayudarla.
No sabía que iba a suceder, comienzo a orar por aquel pequeño.
-Por favor, deja que viva. ¡Te lo suplico!... ¡Te lo suplico!
No dejaba de suplicar por la vida de ese niño. Cerré mis ojos con fuerza, crucé mis manos entre ellas y oraba sin parar. Hasta que escucho su llanto.
Apenas escucho que llora, caigo de rodillas y me permito llorar con libertad. Mi corazón se sentía aliviado y adolorido al mismo tiempo.
¿Cómo puede una persona abandonar a alguien de esa manera?
Me hacía esa pregunta una y otra vez, hasta que la enfermera que me ha ayudado, se acerca a mí para hablarme.
-¿Eres su madre?
Levanto mi mirada y la miro, luego dirijo mi mirada al pequeño y sentí que era el destino quien nos había hecho cruzar en esta vida.
-Sí, lo soy.
-Tu hija estará bien, ven conmigo.
Asiento, tras escuchar sus palabras, ella me ayuda a colocarme de pie y me lleva hasta la habitación donde lo llevarían.
-¿A dónde lo llevan?
-Ella va a estar bien, la llevaremos al piso de pediatría. Tranquila, tu hija estará bien. Es una luchadora.
La miro sorprendida al saber que era una niña. Estaba tan asustada que ni siquiera me fijé en el sexo del bebé.
Ella y yo seguimos a la persona que llevaba a la bebé. Ella entra en una habitación donde había otra madre con su pequeño en brazos.
Nos observa al entrar, su mirada reflejaba que desaprobaba el hecho de que yo fuera joven con una bebé recién nacida. Decido ignorarla y colocar atención a la enfermera y el doctor que estaba revisando a la bebé.
-¿Cómo se llama la bebé?
No sabía que responder, no era su verdadera madre. Pero por la forma en que todos me miraron, no tuve más opción que seguir con mi mentira y decir el primer nombre que se me ocurrió.
-Mía.
-Es un hermoso nombre.
La enfermera que estaba a mi lado me mira con una sonrisa, parecía que le había gustado mi elección. Le regreso la sonrisa como agradecimiento.
Miro de nuevo al doctor que examinaba a Mía y luego procede a hablar.
-Bueno, parece que Mía está bien. Sin embargo, me gustaría hacerle un examen. Su cuerpo está frío por la lluvia, haremos un estudio para ver qué no le cause daños respiratorios por la exposición al agua y al frío.
-De acuerdo, haga lo que tenga que hacer, doctor.
-Por supuesto.
Él asiente y me observa por un momento, luego dirige su mirada nuevamente a Mía. La enfermera había desaparecido y no me había dado cuenta hasta que regresa con un uniforme de enfermera algo grande.
-Ten, debes cambiarte de ropa. Estás empapada y podrías resfriarte.
-Gracias.
-De nada.
-Se lo devolveré, lo prometo.
-No te preocupes, puedes quedarte con él. No lo necesitaré después de todo.
-Muchas gracias.
Las dos familias más poderosas y multimillonarias de toda Inglaterra se odian a muerte durante cuatro generaciones. El poder, la ambición y el odio reinan entre ambas familias. Lo que no se esperaba era que los descendientes de la cuarta generación, Amelia O'Connor y Callum O'Brien, líderes de sus respectivas familias, terminarían luchando para dejar su enemistad y ser verdaderos amantes. Los problemas y obstáculos que se les presenta hacen que duden sobre su unión. ¿Serán capaces de romper cada maldición que viven? ¿Podrán romper su cuento de Romeo y Julieta y tener una gran vida juntos como verdaderos amantes o dejarán que el odio y el poder ganen? Esta historia está registrada bajo el número 2205191176611, los derechos de autor están reservados.
Jason White llegó a creer que lo tenía todo. Dinero, poder y una mujer a la que creía amar, Lily. Pensó que darle todo haría que se quedará a su lado para siempre. Sin embargo, el engaño y la infidelidad de Lily hace que se olvide de la idea de llevar una vida junto a ella y, sobre todo, negarse a volver a amar o eso pensaba hasta que conoció a Zoe, una joven madre soltera. Lo que no se esperaba era destruir aquello que más amaba, su familia. Las palabras lastiman, pero las promesas te pueden destruir. Esta historia será narrada desde la perspectiva de Jason, siendo la segunda parte de la bilogía de la hija del CEO.
¡Ni el infierno tiene la furia de una mujer despechada! Lo primero que hizo Brenda tras divorciarse de Miguel fue seducir a su gran rival y convertirse en su prometida. Brenda no dudó en presumir de su nueva relación delante de su exmarido. Se empeñó en enfadarle por cómo la había tratado durante su matrimonio. Miguel no pudo evitar reírse de ella al ver esto. Pero entonces los secretos de Brenda se fueron desvelando uno a uno. ¿Es la pianista más famosa del mundo? ¿La famosa diseñadora Elan? ¿Y también la misteriosa inversora? ¿Cómo puede una persona ser tan excelente? ¡Increíble! Miguel se sorprendió al descubrir que no sabía nada de esto sobre ella. Brenda no era la sanguijuela que él siempre había creído. Era la mujer de sus sueños. ¿Podría recuperarla? Sin que Miguel lo supiera, le esperaba otra sorpresa...
¿Qué esperas de tu cumpleaños? ¿Dinero? ¿Joyería? ¿U otras cosas? Lo que sea, pero por lo menos debe ser un día maravilloso. Lola Li, una mujer linda, encantadora e inteligente, graduada en la comunicación audiovisual a una edad muy temprana. Todo el mundo pensaba que Lola tendría un futuro muy prometedor pero las cosas no salieron como se esperaba. Su fiesta de cumpleaños de 22 años fue una pesadilla para ella. Cuando terminó su fiesta de cumpleaños, su mejor amiga la traicionó, su novio la abandonó y su familia se arruinó por completo. Cuando se despertó al día siguiente, Lola se encontraba tumbada en la cama de una habitación de hotel. Con el corazón acelerado, solo podía recordar vagamente a un hombre extraño con el que estaba anoche. ¿Había venido para salvarla? O, ¿era un demonio que lo estaba persiguiendo?
Hace tres años, la familia Moore se opuso a la decisión de Charles Moore de casarse con su amada mujer y seleccionó a Scarlett Evans como su novia. Pero Charles no la amaba. De hecho, la odiaba. Poco después de la boda, Scarlett recibió una oferta de la universidad de sus sueños y se lanzó sobre ella. Tres años más tarde, la amada mujer de Charles cayó terriblemente enferma. Para cumplir su último deseo, él llamó a Scarlett y le presentó un acuerdo de divorcio. La joven estaba profundamente herida por la abrupta decisión de su esposo, pero ella decidió dejarlo libre y aceptó firmar los papeles. Sin embargo, Charles pareció retrasar el proceso deliberadamente, dejando a Scarlett confundida y frustrada. Ahora, Scarlett estaba atrapada en las consecuencias de la indecisión de Charles. ¿Sería capaz de liberarse de él? ¿Charles eventualmente entraría en razón y enfrentaría sus verdaderos sentimientos?
Casarse con su mejor amigo fue un sueño hecho realidad para Kelly, pero todo tiene realmente una limitación. Pierce es el primer amor de Kelly, pero como su mejor amiga, sabía bien que siempre había otra mujer en lo profundo de su corazón. Lexi Gilbert. La mujer que Pierce nunca podría olvidar incluso si ya hubiera acordado casarse con Kelly. *** Kelly finalmente se dio cuenta de que su feliz matrimonio de los últimos tres años era solo un hermoso sueño cuando Pierce pidió el divorcio solo porque Lexi regresó. Ella sólo podría ser su mejor amiga incluso si estuviera encinta de su bebé. *** Dado que su amistad se había convertido en una jaula, Kelly decidió dejarlo en libertad, así como a la miserable misma. Pero ¿por qué entonces fue Pierce quien se negó a seguir adelante? Para empeorar las cosas, su diabólico hermanastro también intervino de manera dominante al mismo tiempo, pidiéndole que fuera suya. *** ¿Su príncipe azul contra su hermanastro diabólico? ¿Cómo podría Kelly salvar su corazón en esta batalla de amor y odio?
Él, con una actitud arrogante que cree que ha nacido para que complazcan todas sus exigencias. Que no le importa pisotear la dignidad de ninguna otra persona con tal de obtener lo que desea y pretende que lo traten como un Dios, se encuentra con la horma de su zapato. Ella, estudiante de abogacía y que odia a los hombres con una personalidad como la de él, tiene la mala suerte de caer en su estudio para realizar sus pasantías y desde el primer minuto se odiaron. Pero dicen que del odio al amor hay un solo paso y estos dos, dieron mucho más que uno. Ana, sin saberlo, se convertirá en su objeto de deseo y se verá envuelta en su apariencia depredadora que logrará obnubilarla y poner a disposición su voluntad logrando arrodillarse a sus pies. “Deseo, pido y obtengo” una frase que define a este hombre.
El día de su aniversario de boda, la amante de Joshua drogó a Alicia, que acabó en la cama de un desconocido. En una noche, Alicia perdió su inocencia, mientras la amante de Joshua llevaba a su hijo en el vientre. Desconsolada y humillada, Alicia pidió el divorcio, pero Joshua lo consideró una rabieta más. Cuando finalmente se separaron, ella se convirtió en una artista de renombre, admirada por todos. Consumido por el remordimiento, Joshua se acercó a su puerta con la esperanza de reconciliarse, solo para encontrarla en brazos de un poderoso magnate. "Saluda a tu cuñada", dijo este.