Narra la historia de Saori, princesa del castillo nakamura, hija del emperador Hitochi, quien la ha comprometido con un completo extraño. Kenta, es su amigo de la infancia y también su guardian personal, el cual está dispuesto a hacer cualquier cosa por ella, incluso entregar su propia vida. Saori y Kenta hicieron una promesa de sangre cuando eran niños, prometiendose así permanecer siempre juntos. ¿Podrán Kenta y Saori cumplir esa promesa?
Ser la única en el castillo que posee ojos azules, puede ser una ventaja en este lugar. Algunas personas suelen verme como una maravilla aunque otros suelen decir que poseo algo extraño en mí.
Observé mi reflejo en el espejo de mi habitación encontrándome con mi rostro; piel blanca, ojos grandes de color azul intenso, nariz pequeña la cual armoniza sutilmente con la forma de mi mandíbula y cabello negro el cual recae perfectamente en mi cintura.
Desde niña fui criada y educada de buena manera para convertirme en la esposa de un excelente hombre; al ser la única princesa del castillo Nakamura, mi padre me ha comprometido con un completo extraño. Jamás he visto su rostro... Pero los rumores en el castillo suelen decir que estoy comprometida con un hombre muy despiadado.
-¡Su alteza!, ¿Puede bajarse de allí?-Vociferó con un tono de nerviosismo en su voz-Su padre ha llegado... Y sí la ve me castigará.
Desde la altura del árbol de ciruelo en el cual me encontraba observé hacia abajo encontrándome con el rostro de mi mejor amiga y también dama de compañía, Suki. Quién me veía preocupado con un suave tono rojaseo en sus mejillas.
-Mi padre no tiene porqué enojarse contigo-Suspiré-Y por favor, llámame Saori.
-Alteza, usted podría lastimarse desde esa altura. No quiero que a mí amiga le pase algo malo, eres lo único que tengo...-Susurró bajando su mirada.
-Lo sé, pero ya lo he hecho muchas veces no tienes de que preocup-
Mis palabras fueron silenciadas al intentar bajar del árbol haciendo que cayera al suelo con un sonido sordo; pude escuchar a Suki gritar mi nombre mientras corría rapidamente hacia mí.
-No exageres, este no es un árbol muy alto-Dije riendo seguida por ella quién también comenzó a reír.
La expresión de Suki se congeló completamente mientras observaba hacia dirección contraria de donde me encontraba.
-Su majestad-.Dijo haciendo una reverencia.
Sentí mi cuerpo helarse al escuchar a Suki; me coloqué de pie apresuradamente mientras sacudía mi kimono cuidadosamente con nerviosismo.
-Oh p-padre, has llegado... ¿Co-como te fue?...
-Creí haberte dicho que si volvías a comportarte de esa manera estarías encerrada en tu habitación sin beber ni una sola gota de agua.
-No seas tan duro con ella Hitochi.
-No te metas en esto hermano.
Bajé mi mirada sin decir absolutamente una palabra, pero mi padre levantó su mano y llamó al teniente quien comenzó a dirigirse hacia nosotros; El cual es una persona realmente atractiva, su cabello es de color negro al igual que sus intensos ojos, su piel es muy pálida similar a la nieve, nariz pequeña y rostro masculino, posee gran estatura y es tan solo 2 años mayor que yo
-Kenta llévatela, quiero que la encierres, y que no la dejes salir de su habitación. Espero y te encargues de que no beba ni coma durante 2 días hasta que aprenda a ser una mujer decente.
-Padre, no puedes hacer eso, yo...
-Te lo advertí, ningún hombre querrá una mujer vulgar como esposa-Me interrumpió.
-¿Vulgar?...
Mi padre fijó su mirada en mi furiosamente para luego mirar a Kenta.
-Llévatela, no la dejes salir.-dijo dirigiéndose a Kenta.
-Nunca aceptaré ser como tú deseas.-respondí apretando mis dientes.
-¡¿Acaso no me oyes Kenta?!-Gritó-¡QUE LA LLEVES A SU HABITACIÓN!.
-Como ordene, majestad.
Kenta se acercó a mi con una sonrisa de burla en su rostro mientras sujetaba mi brazo y me obligaba a caminar.
-Suéltame idiota, puedo caminar sin que me tomes como una niña-.Le exigí y golpeé su mano fuertemente.
-Ja, ja, ja, debiste escuchar a Suki, te pedía a gritos que bajases de allí.
-No creo que tengas que dar tu opinión en esto.
-Ciertamente. Pero lo hago porque quiero, no necesito tu permiso.-Dijo sonriendo mientras abría la puerta de mi habitación-Espero y te diviertas en tu encierro, princesa-Guiñó su ojo.
-Afortunadamente te tendré a ti como mi guardián, por lo tanto también estarás conmigo y no podrás moverte de aquí-Lo miré a sus ojos- y si lo haces me escaparé ¡Idiota!-Añadí.
Pude ver la molestia en el rostro de Kenta quien solamente hizo un chasquido con su lengua.
-Te odio-Levantó su mano y la dirigió a mi frente y con sus dedos me golpeó en ella.
-Auch eres un gran-
Kanae risa de Kenta resonaba por mi habitación mientras el cerraba por completo la puerta de esta; Golpeé la puerta intentando abrirla, pero me resultó inútil. Sabía que Kenta permanecería de pie en el lugar y no se iría por ningún motivo.
Tras varios minutos me dí por vencida y me dejé caer en el suelo perdiéndome en mis pensamientos.
Kenta llegó a este palacio cuando yo tenía tan solo 4 años, fue enviado a mi residencia para proteger a la princesa del castillo. Por lo tanto, desde niño recibió fuertes entrenamientos los cuales después de varios años lo llevó a ser el teniente de este lugar y también uno de los mejores soldados.
En algunas ocasiones suele ser muy insoportable, supongo que es porque ambos somos completamente opuestos. Por lo tanto solemos discutir cada vez que nos encontramos... También es mi mejor y único amigo en este lugar.
Ha sido un gran apoyo para mí, mi madre murió cuando tan solo era una niña de 8 años. Mi padre solía decir que se encargaría del responsable que la asesinó... Pero nunca quiso decirme quién fue esa persona. Desde la edad de 8 años he estado sola, mi padre nunca está en el castillo, pero gracias a Kenta y Suki mis días no son tan malos.
-Oye Kenta...-Susurré
-¿Qué?-Respondió.
-Tengo hambre...
-Lo siento pero tú padre dijo que no te diéramos nada de comer ni beber.
-¿Ni tan siquiera porque soy tu amiga?
-¿Amiga?...-Susurró.
-¿Qué?... No puedo oírte...
-Está bien, toma esto.-abrió un poco la puerta y lanzó hacía mi un trozo de pan.
-¿Eh? ¿Pan? Eso no...
-"Eso" era mi comida-Enfatizó-Si no lo quieres con gusto puedes devolverlo.-sonrió sarcásticamente.
-Gracias...supongo.-Suspiré golpeando un poco la puerta.
-Eres realmente molesta.-Dijo con una voz ronca.
-Me molesta que te moleste.
Pude escuchar un suspiro proveniente de Kenta quién aclaró su garganta y habló nuevamente.
-Oye Saori...
-¿Qué? No te devolveré el pan, es mío.
-Oh dios, puedes quedártelo, solo quiero preguntarte algo.
-Dime.-respondí rápidamente.
-Los guardias dicen que tu padre te ha comprometido con un hombre...- dijo en voz baja-Y que pronto te casarás con el...
-Kenta, yo no puedo negarme...lo he intentado muchas veces y aún así...-Suspiré-Decidió tomar su decisión sin importarle lo que yo quisiera..
-Aún puedes huir conmigo. Recuerda nuestra promesa que hicimos de niños... prometimos permanecer juntos. Y sí te casas con alguien yo... No te veré nuevamente.
-¿No es bueno para ti?-Reí-Siempre discutimos, incluso creo que me odias.
-Te equivocas... yo no podría odiarte porque tú...
Kenta guardó silencio repentinamente y cerró la puerta tras el.
-¿Kenta?-Susurré al escuchar unos pasos aproximarse.
-Espero y no le hayas dado nada de comer a Saori ¿Cómo se encuentra?.
-Está dormida su majestad. No ha bebido ni comido absolutamente nada.
*El siempre suele mentir para protegerme... Estoy segura que si mi padre se enterase de la verdad, lo asesinaría por desobedecer sus ordenes.*
-Bien, cuídala, volveré pronto.
-Si su majestad.
Un largo silencio se hizo presente en el ambiente para segundos después escuchar los pasos de mi padre alejarse.
-Kenta... Oye, Kenta-Susurré nuevamente.
-Guarda silencio, aún no se aleja.
Pasaron unos minutos y nuevamente Kenta abrió su boca para hablar.
-¿Qué esperas de tu prometido?
-Espero que sea todo lo contrario a ti, que sea guapo, tierno, cariñoso, y sobre todo que no sea un tonto.
-Oh, pero ¿Qué dices? Muchas mujeres mueren por estar conmigo, soy perfecto.-Presumió-Nunca encontraras a alguien tan perfecto como yo.-Añadió riendo.
-Ja, ja, ja, son solo mujeres tontas que se dejan llevar por tu atractivo físico.-Reí.
-¿Atractivo físico? Espera... ¿Piensas que soy atractivo?.
Pude sentir mi cara ardiendo como fuego la cual cubrí con mis manos.
-¡N-no Idiota!-Balbuceé-He-hermoso es m-mi prometido
-No lo has visto nunca, así que no sabes cómo es.
-Estoy segura que es muy atractivo, tendré hijos con él y seré muy feliz-.Alardeé con voz de niña.
-¿Qué acabas de decir? Yo no...-Suspiró-Ya es hora de dormir Saori
-¿Eh? ¿Te has molestado? Solo bromeo, sabes que no soy así.
-No estoy molesto.
-Puedo escuchar molestia en tu voz.
-Duérmete, estaré despierto vigilándote.
-¿No tendrás frío? Está nevando...
-Estaré bien, duerme.
-Bien... buenas noches, Kenta...
"¿Porqué actúa de esa manera conmigo?"
Cerré mis ojos al sentirme un poco cansada, así que me dejé caer en mi cama hasta finalmente dormir.
-Tu cabello es muy hermoso Saori, estoy muy orgullosa de ti.-Susurró mi madre quien acariciaba mi cabello-Eres una niña muy especial, y cómo premio te daré esto.
Mi madre estiró su mano hacia mi y levantó mi mano colocando en ella un collar de plata en el cual se podía apreciar una gema de color azul con un extraño y desconocido símbolo en el.
-¿Qué es esto madre?
-Guárdalo como un tesoro-Dijo colocándolo en mi cuello-Se te ve muy hermoso, esto reclamará tu puesto... pero tienes que esconderlo de tu padre.
-¿Por qué mamá?
-Es mi regalo para ti y también nuestro secreto, toma.-Sacó de su kimono una carta con un sello rojo-.Se abrirá en el momento indicado.-Sonrió-Ya es hora de dormir Saori... tu madre te ama mucho.-dijo mientras sus lágrimas rodaban por su rostro.
-¿Por qué lloras mamá?.-Pregunté confundida.
-Simplemente estoy muy orgullosa de ti, ya es hora de dormir mi niña.-Dijo dándome un sutil abrazo.
Cerré mis ojos y dormí en los brazos de mi madre, sentía que ese sería el último abrazo que recibiría de su parte; Desperté por un fuerte estruendo proveniente de las afueras de mi habitación, podía escuchar los gritos desesperado de las mujeres del castillo.
-¡Saori quédate aquí, no salgas!.-Exclamó Kenta entrando a mi habitación con una expresión de terror en su rostro.
-¿Qué Está ocurriendo Kenta?
-La señora Kanae tu madre... Tu madre está...
Desperté asustada por el ruido proveniente de la puerta de mi habitación, tomé el collar entre mis manos y lo sujeté con fuerza.
-¿Q-quien está allí?-Pregunté asustada.
-Shhh traje algo para ti.
-Maldición Kenta me has asustado...
-Tranquila, lo siento, quería darte agua, no has tomado ni una gota desde hace casi 1 día...
-Gracias Kenta muero de sed.-Kenta colocó en mis manos un poco de agua la cual bebí apresuradamente mientras observaba sus oscuros ojos los cuales me veían fijamente-Mucha gracias Kenta.
-¿Volviste a tener ese sueño?
-Sí... Nuevamente he soñado con mi madre y mi viejo yo de 8 años...
Kenta cerró sus ojos y segundos después los abrió bruscamente para luego cerrar la puerta.
-Abre la puerta, quiero hablar con Saori.
"Siempre me he preguntado cómo Kenta puede sentir a mi padre cuando se aproxima"
-Si su majestad.
Escuché como la puerta de mi habitación se abría y seguido de esto mi padre entró y se detuvo ante mí.
-Prepárate, conocerás a tu prometido mañana. Espero y te comportes como realmente deberías. Vendrán a traerte tu vestimenta, para que conozcas a tu futuro esposo.
-Padre yo....- mi padre salió de la habitación sin escucharme, dejé escapar un suspiro mientras algunas lágrimas rodaban por mi rostro.
-Saori no llores... Aún puedes huir conmigo...
-Pueden matarnos a los dos ¿Acaso no lo entiendes?.- dije mientras me envolvía en mis sabanas.- mi madre se habría opuesto a esto.
Solo quedan pocas horas para eso
No quiero casarme con ese hombre.
~A la mañana siguiente~
-Despierta Saori, ya vendrán por ti...¿Saori? ¡Despierta, tonta!-Exclamó con molestia mientras halaba las sábanas.
-¡Ay por dios!, que molesto... estoy despierta.
-Me alegra saber eso-Rió caminando de vuelta a la puerta en la cual levantó su mano-Pueden entrar, su alteza está despierta.
"Todo por este estúpido compromiso..."
Rápidamente entraron las doncellas de la corte, quienes me levantaron y desvistieron rápidamente.
-Puedo hacerlo sola, ¿saben?.-dije mientras una de ellas tomaba mi ropa.
-Lo siento alteza, su majestad nos encargó hacer este trabajo perfectamente.
Dejé salir un suspiro, a fin de cuentas ellas no tenían culpa.
Al observar mi cuerpo desnudo ante el espejo, fijé mi mirada en la marca de nacimiento la cual se sitúa en mi costilla izquierda; pero una de las doncellas observaba fijamente aquella marca con una expresión de sorpresa en su rostro.
-Puedo hacerlo yo misma.-Repetí tomando mi ropa.
-Lo siento su alteza, no podemos permitirlo.-Dijo observando al suelo.
Minutos después de vestirme, las damas salieron de mi habitación; al mirarme al espejo, tenía puesto un jūnihitoe de color rosa, muy maquillada para mí gusto, pero es lo que mi padre hubiese querido.
-¿Puedo verte?-.Preguntó Kenta casi susurrando.
-Adelante, antes que venga mi padre.
Los pasos de Kenta resonaban en mi habitación para luego detenerse ante mí observando con sorpresa.
-Te ves muy hermosa, nunca te había visto así-Sonrió- Ese hombre es muy desafortunado Saori, se casará contigo, tendrá que soportarte.
-Eres un idiota, creo que quisiste decir que es muy afortunado de tenerme-Repliqué haciendo que riera ruidosamente.
-Bien, alístate, tu prometido ya está aquí. Tienes que ir a conocerlo-Susurró-Tengo que escoltarte hacia él.
-¿Podrías mantenerte cerca? No quiero que te alejes, estoy asustada...
Kenta se dirigió a mi observandome fijamente a los ojos, con una expresión que nunca había visto de su parte.
-Siempre estaré contigo Saori, no pienso alejarme.
-¿Es una promesa?-Sonreí.
-Es una promesa-Afirmó- como en los viejos tiempos. Ahora vayamos.
Kenta caminaba despacio hacia el lugar de encuentro, lo cual me estaba impacientando.
-¿Podríamos apresurarnos? Quiero terminar con esto ya...
-Eso harás Saori, solo aguarda.
Tras varios minutos ambos nos detuvimos ante una gran puerta de dónde provenían voces.
-Su majestad, la princesa ha llegado.-Anunció Kenta
Al abrir la puerta, pude ver a un chico de ojos grises, cabello café claro, quién permanecía sentado ante mi padre mientras tomaba sutilmente de su té, para luego dirigir su mirada hacia mi, se levantó haciendo una reverencia.
-Es un placer conocerla, su alteza. Mi nombre es Reiji.
-Un gusto conocerlo, mi señor.
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