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Cuando su vida llegó a un callejón sin salida, conoció el director ejecutivo mandón. Para salvar a su tío, ella firmó el contrato de matrimonio y se convirtió en su esposa. El día que ella diera a luz a su hijo, se divorciarían. Sin embargo, todo fue diferente a sus expectativas. Cuando su ex novio se acercó a ella, le dio una lección. Cuando su ex novia se acercó a él, la llenó de infinita adoración. Frente a sus celos y amabilidad, ella se confundió cada vez más y más.
"¡Suéltalo, suéltalo! ¡No volveré a llorar!". Anne Mo estaba en la bañera con los ojos cerrados, se aplicaba una máscara facial mientras cantaba una canción; disfrutaba estar sola en casa.
Cuando terminó la canción, se quitó la máscara, salió de la bañera y se secó con una toalla limpia; luego se aplicó con cuidado una loción en todo el cuerpo.
Había terminado con su ritual de belleza nocturno y estaba lista para dormir; y como estaba sola, podía acomodarse a su gusto en la cama grande.
Estaba de buen humor cuando abrió la puerta del baño, desnuda, pero se sorprendió muchísimo por lo que vio.
"¿George? Tú...", murmuró, incoherente. Sus ojos se abrieron en estado de shock al mirar al hombre que estaba sentado tranquilamente en el sofá.
George Liang enarcó las cejas cuando escuchó el sonido y su mirada se detuvo en el cuerpo desnudo de Anne.
"Oh, cariño, qué gran regalo, me siento muy halagado", dijo con voz ronca mientras se levantaba del sofá y se acercaba a ella lentamente.
"¡Oye! ¿No estabas en un viaje de negocios? ¿Por qué volviste de repente?". Anne estaba tan asustada que retrocedió un paso. "Eres un hombre de negocios, debes darle importancia a tu palabra. Hoy es miércoles. ¡Miércoles!".
La joven no podía retroceder más, pero George continuaba acercándose. Sin otra opción, se apoyó contra la pared, lo miró con ojos horrorizados y se cubrió con las manos.
George la miró intensamente; la examinó de pies a cabeza y la profundidad de su mirada la hizo temblar de miedo.
Luego, la miró a los ojos y le preguntó con voz ronca: "Me tienes miedo, ¿no?".
Anne maldijo por dentro:'¡Mierda!'. Después de su noche de bodas, no pudo levantarse de la cama durante tres días, y hasta tuvo que aplicarse una pomada durante un mes. 'Si estuvieras en mi lugar, ¿no tendrías miedo? ¡Cualquiera tendría miedo!', pensó.
Apretó los dientes con odio, miró esos ojos profundos como un pozo y dijo con cautela: "Sí, un poco".
George apretó los labios en una línea recta y miró fijamente el hermoso rostro durante un largo rato; luego se dirigió al baño sin decir una palabra.
Anne exhaló un suspiro de alivio al oír cerrarse la puerta; corrió al armario a toda velocidad, sacó un pijama y se lo puso.
No quería estar a solas con su marido, así que mientras él se duchaba, se secó el pelo rápidamente con el secador y se metió de un salto en la cama; se tapó con el cubrecamas y se dijo:
'Duérmete, Anne, no te hará nada si estás dormida'.
Sin embargo, subestimó la intensidad del deseo de George;
aunque la vio dormida, la despertó sin piedad.
La joven abrió los ojos, entre dormida y despierta, y lo primero que vio fue el hermoso rostro de George sobre ella.
Sujetó el cubrecama que él había retirado, se cubrió hasta el pecho y volvió a recordarle: "Hoy es miércoles; dijiste que solo tendríamos sexo los martes, jueves y sábados".
"Son más de las doce de la noche, así que ya es jueves", contestó él en voz baja y con una mirada inflexible.
Ella levantó la vista y miró el reloj de pared; eran las doce y dos minutos.
Su rostro se sonrojó cuando la rabia subió a su corazón y se quedó muda por un momento, pero enseguida espetó, "¡Estás rompiendo la regla!".
"¿Por qué dices eso?", preguntó él con calma, mientras le desabotonaba lentamente el pijama.
"De esta manera, no podré dormir bien todas las noches", se quejó Anne. Sus ojos se abrieron de miedo y parecía agraviada después de haber pensado la situación detenidamente.
"Cuando firmaste el acuerdo, no decía que no podía dormir contigo de madrugada ¿verdad? Entonces, ¿qué regla rompí? De todos modos, todavía tendrás el domingo para ti", dijo muy serio.
'¡Maldición!'. La joven hervía de rabia.
Lo miró furiosa y gritó con los dientes apretados: "¡George Liang, eres viejo! ¡Debería darte vergüenza!".
El rostro del hombre se ensombreció ante estas palabras; apartó el cubrecama y presionó su cuerpo contra el de ella.
"¿Así que viejo?, veamos", susurró en su oído mientras apretaba los dientes enojado y la presionaba con fuerza contra la cama.
Anne sabía que, de todos modos, al final sufriría igual, así que decidió por esta vez no contener más su ira.
"¡Por supuesto que eres viejo!, tienes casi cuarenta años. ¿Crees puedes negarlo al mostrar tu fuerza en la cama? Si tomas demasiados afrodisíacos, vas a sobrecargar tu físico y además, tienen efectos secundarios. Puedes volverte impotente o poner en peligro tu vida. Deja de hacerlo, cuida tu vida, ¿de acuerdo?".
Anne era por lo general tímida y no se atrevía a hablar en voz alta para no meterse en problemas, pero esta vez, su esposo la había sacado de quicio, así que le gritó sin que le importara nada.
Cuando terminó de desahogarse, reparó en su expresión y pensó: '¡Dios mío! Está lívido de rabia; parece que di en el clavo y que mis palabras lo lastimaron'.
Como era una mujer de naturaleza bondadosa, sintió pena al ver que permanecía largo tiempo callado; entonces, intentó consolarlo con torpeza: "En realidad, no eres tan mayor. ¿No dicen que la vida comienza a los cuarenta? Todavía eres un hombre lleno de vitalidad; sin embargo, los seres humanos no podemos competir con las leyes de la naturaleza. Todos somos iguales, solo asúmelo. Después de todo, ya viviste tu juventud y experimentaste muchas cosas; cuando estabas en la escuela secundaria yo todavía no había nacido, ¿verdad? Nadie puede escapar del envejecimiento, así que tómatelo con calma y vive de acuerdo con tu edad. ¿No estás de acuerdo?".
La expresión de George no podía ser más terrible; miró intensamente el hermoso rostro de la joven y, pronunciando cada palabra con enojo, dijo: "Cuando yo estaba en la secundaria, ¿no habías nacido? ¿Estás segura? ¿Cuántos años crees que tengo?".
La joven se sintió intimidada por su mirada enojada y dijo con cautela: "Bueno, eres más de diez años mayor que yo".
Esto lo puso más furioso; apretó los labios contra su rostro y dijo con los dientes apretados: "Tú tienes veinticuatro y yo treinta y tres. ¿Cómo sería más de diez años mayor que tú? ¿Acaso no sabes contar? ¿En la escuela te enseñaba matemáticas un profesor de educación física?".
Los ojos de Anne se agrandaron y estaba a punto de discutirle, pero él la besó apasionadamente.
"Mmm...", protestó agitando las manos y los pies con fiereza. Él le susurró al oído: "Déjame mostrarte si mi fuerza física puede competir con las leyes de la naturaleza".
¡Qué hombre dominante! Bueno, era el CEO del C Group y un hombre de palabra, así que sin duda ella sufriría las consecuencias;
tendría que pagar un precio muy alto por su impulsividad.
La joven no pudo evitar sentirse arrepentida y pensó: '¡Ja! Dicen que no hay que ceder ante el poder. ¡Mentira!'. Al final, cuando el oponente era realmente poderoso, había que ceder.
Al día siguiente, Anne tenía ojeras profundas bajo los ojos; solo se levantó de la cama cuando sonó el despertador por última vez. Después de lavarse la cara y enjuagarse la boca, aún aturdida, se vistió para ir a trabajar.
Solo una mujer puede comprender realmente lo doloroso de la falta de sueño; aunque intentó disimularlo con varios cosméticos, no pudo cubrir los círculos oscuros debajo de sus ojos.
La joven se sintió más desanimada todavía cuando vio a su marido desayunando muy animado.
Se sentía tan agraviada que no pudo menos de soltar ajos y cebollas: '¡Maldición! Él fue quien ejerció toda la fuerza, pero ¿por qué fui yo quien sufrió?'.
Durante diez años, Daniela colmó a su exesposo de un amor inquebrantable, solo para descubrir que no era más que un chiste para él. Humillada, pero decidida, se divorció de él. Tres meses después, Daniela regresó a lo grande. Ahora era la CEO oculta de una marca líder, una diseñadora codiciada y una rica magnate de la minería, y su éxito se reveló en su triunfal regreso. Toda la familia de su exesposo se abalanzó sobre ella, desesperada por implorar su perdón y suplicar otra oportunidad. Sin embargo, Daniela, ahora querida por el famoso Sr. Phillips, los miraba con gélido desdén y dijo: "Estoy fuera de su alcance".
Como simple asistenta, enviar un mensaje al CEO en plena noche para solicitar películas pornográficas fue un movimiento audaz. Como era de esperar, Bethany no recibió ninguna película. Sin embargo, el CEO le respondió que, aunque no tenía películas para compartir, podía ofrecerle una demostración en directo. Tras una noche llena de pasión, Bethany estaba segura de que perdería su trabajo. Pero en lugar de eso, su jefe le propuso: "Cásate conmigo. Por favor, considéralo". "Sr. Bates, está bromeando, ¿verdad?".
Ibiza fue invitada a un evento importante de la empresa para la que trabaja y allí se encontró con una desafortunada situación. Sin que se dieran cuenta le suministraron un fuerte afrodisiaco, el cual la hizo pasar la noche con un hombre supuestamente desconocido. Sin embargo, aquel hombre resultó ser uno de los hijos de su jefe, pero todo se tornó complicado cuando producto de esa noche ella quedó embarazada. ¿Qué sucederá cuando un padre rechace a su bebé sin haber nacido y encima de eso pretende que lo aborten? Esa es una buena pregunta si resulta que años después regresas en busca de perdón para enmendar el error que jamás debió de haber sucedido.
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Lucia Meller es mi vida, me enseño amar, me enseñó a adorarla, me mostró el mundo de forma diferente, le di todo lo que la vida me ofrecía, y se ha ido; se llevó mi vida, mi amor, dejándome el corazón y el alma hecha pedazos. Ahora me duele respirar, me duele amar, me duele la vida. La quiero, jamás podré volver amar a alguien como la ame a ella; la quiero de vuelta, la quiero conmigo, a mi lado donde pertenece; pero por más que la busco no la encuentro, es como si la vida me la hubiera arrebatado y eso me duele, ella me enseñó que se puede matar a un hombre, aunque se conserve la vida, sin embargo, me canse, no puedo llorar por alguien que no me quiere amar y aunque duele, hoy después de casi dos años le digo adiós a mi sirena; después de todo soy Gabriel Ziegermman. Un año desde que me aparte de Gabriel y mi vida dio un giro de ciento ochenta grados, amar a ese hombre es lo mejor que me ha pasado en la vida, a él le debo el hecho que hoy esté viva y tener a mi lado a mi mayor tesoro, él me enseñó que lo que se desea con el alma se obtiene, pero también me enseñó que amar duele, que su amor duele, a él le debo el dolor más grande, porque dejo de amarme, no fui suficiente para él, me enseñó que su madre, su exnovia y su destino no están conmigo, y aun así lo quiero de vuelta, sé que sus prioridades cambiaron; yo solo pedía una verdad sin embargo él prefirió engañarme y dejarme.Lo quiero olvidar y lo quiero conmigo, aunque no se lo merezca, pero como hago si amar ese hombre es mi arte. Ahora estoy de vuelta y lo único que quiero es tenerlo a kilómetros de distancia, porque me enseñó que yo también tengo derecho a cambiar mis prioridades. Novela registrada N ISBN 978-958-49-7259-0 Está prohibida su adaptación o distribución sin autorización de su autor. Todos los derechos reservados all rights reserved
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