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Amores bajo corriente

Amores bajo corriente

5.0
9 Capítulo
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Yenefer es una reconocida comandante de cruceros. Lleva las riendas de su vida, le sobran amores de verano y una acogedora familia que la apoya en todo, bueno, casi todo. Tiene todo lo que ha deseado y lo que no lo tiene, lo consigue. Hasta que se cruza con un especimen en un camino no trazado lleno de oscuridad. Él hará todo con tal de desmostrarle que no le importa, esta dispuesto a hacerle daño si es necesario, pero para Yenefer, aquellos ojos de infarto y su enigmatica forma de ignorarla va ha obligarla a recorrer aquel camino, ¿la recompensa? Su sumision. A Yenefer le gustan los retos, desafiar las posibiliddes y puede que Marck no resulte hinmune a ella despues de ejecutar su perfecto plan maestro de seducion y dominio. ¿Consegira despertar lo que yace muerto y soportar su ardiente veneno?

Capítulo 1 Desagradable extraño

Estar en el mar atlántico, moverme por sus olas y navegar contra sus climas de ensueño, es la fantasía erótica por la cual me esmero por seguir cumpliendo el resto de mi vida.

Llegar a tierra firme, después de un mes de navegar la extensión del atlántico con mi crucero Reaven, se siente como un jodido sueño. Sentir el bullicio de la ciudad que se extiende detrás de los edificios Heart of Reaven es sin duda una maravilla.

Ahora, antes de viajar a las comodidades de mi acogedor hogar, debo pasar por la fiesta de bienvenida del bloque cero, el personal bajo mi cargo que se encarga de que todo fluya de maravilla en nuestras travesías.

–Yen, ¿Dónde terminaremos la noche? –Volteo a ver a mi amigo Tom a mi lado que se empolva la cara con una delicadeza meticulosa. Pongo los ojos en blanco.

A unas horas de haber despedido a los pasajeros del crucero. Recibir sus regalos y hablar con la prensa, pensar en una salida no es mi prioridad. Pero para mí más que afeminado y loco amigo, sí que lo es.

–Espero que en casa.

Hace una mueca y se muerde un labio cuando ve al guardia de seguridad de Heart of Reaven sonreírle. Le golpeo el hombro.

–Hola, Franco. –El guardia me sonríe con afecto.

Entramos a la recepción de las oficinas centrales de Heart to Reaven, a compañía turística de cruceros para la que trabajo hace tres años. Habría querido quedarme en puerto o irme a los refugios, pero es nuestra bienvenida, no sería bien visto que faltáramos.

–Estoy seguro que él es el amor de mi vida –Expresa Tom con una delicadeza fingida para ocultar el timbre de su ronca voz. Me espabila. Miro a la dirección a la que su mirada me señala.

–Esta casado, Tom, y tiene hijos. –El guardia es bastante mayor para él.

–Soy una persona perseverante.

Se adelanta contoneando las caderas. Ese chico no tiene remedio.

Salgo y sonrió a las personas que se me cruzan en el camino. La mayoría no las conozco, han de ser mercantes que traen mercancía al puerto

Paso por las oficinas de logística, donde mi sonrisa se alarga al ver a Regina, la relaciones publicas sentada detrás de su escritorio mirándome fijamente con cara de pocos amigos. No le hace nada de gracia que este de vuelta, y para su malestar, contoneo las caderas hasta llegar frente a ella.

–Que alegría tenerte por aquí otra vez, Yenefer. –Su sonrisa no puede ser más falsa ni sus palabras.

–Lo mismo digo, Regina.

Unos besos en mi cuello me impiden retomar mi conversación con Regina. Me doy vuelta y encaro a Fredy, de recursos humanos.

–Yen, mi corazón vuele a latir con tu llegada.

Le guiño un ojo antes de dirigirme a la azotea para alcanzar a Tom. Entre Fredy y yo hubo un salseo, nada serio, encuentros pasionales que nos dejaban disfrutar de la fogosidad y las fantasías, pero más nada, aunque el deja claro su interés más allá sobre mí.

Encuentro a Tom a punto de subir al elevador, con dos cervezas en la mano. No pierde el tiempo.

–Ten –Me entrega una de las botellas –. Abrill está arriba.

Asiento, deseando ver a Abrill, la gran señora de del imperio Reaven.

–Fredy me pregunto antes por ti.

Su fingido desinterés mientras bebe de su botella me hace gracia. Tom es fanático de mis amoríos.

–Lo vi. –Alza las cejas insinuando algo, me encojo de hombros. No es para tanto. Ya paso, lo disfrute y se acabó, no hay más que hablar.

–Por cierto, ni se te ocurra avisar a mi madre de que ya llegamos.

–¿Todavía cree que llegas la otra semana?

–Por supuesto.

Amo a mi madre, eso puedo jurarlo, pero sus formas de atosigarme y controlarme me desesperan. Una semana más o una semana menos puede que no cambie eso, pero le vendrán de maravilla a mi salud mental.

Bajamos por fin del ascensor.

–¡Sorpresa!

Tom da un salo a mi lado como si no supiera lo que habría aquí arriba. Cada vez que hacemos una de nuestras travesías, organizan una fiesta de bienvenida.

Abrill, la jefa, una morena de cabello rebelde y la mirada de olivas viene corriendo con los brazos abiertos. Nos funde a Tom y a mí en un abrazo donde no podría identificar de quien son los brazos.

–Mis chicos volvieron.

Tom se limpia algunas lagrimillas, luego se va murmurando algo de que Abrill y yo alteramos sus hormonas.

Abrill me pasa un collar de flores por la cabeza y me pone una corona. Espera a mi lado mientras recibo las felicitaciones y abrazos de mis compañeros. Mi viaje para cruzar el océano atlántico, desde la costa de Cartagena hasta Haití va a suponer un gran logro para mi carrera.

–Mañana se llevan a Reaven a hacerle algunas revisiones de las maquinas del casino. –Le informo a Abrill al tiempo que caminamos a una de las sillas frente a la barandilla que separa el piso. El mar se extiende frente a nosotros. Siempre he amado este lugar, perderme aquí unas horas mientras descargo el estrés del trabajo, cuando no puedo navegar vengo aquí. No hay algo mejor que la libertad, de disfrutar de uno mismo y de lo que le gusta.

–Instalaran las nuevas máquinas.

La manera en la que pronuncia esa información capta toda mi atención.

–¿Ya las trajeron de las vegas?

–Fui yo misma. –Arqueo una ceja –. Si quiero algo bien debo hacerlo yo misma.

–Ya.

No puedo creerle, es la persona más confiada en sus empleados que conozco y con justa razón, tiene a los mejores en su oficio. No trabajan por la experiencia ni por salir del paro laboral. No, las personas que componen Heart of Reaven trabajan porque hacerlo es su pasión. Eso nos hace los mejores en la industria turística.

–Supongo que no tienes nada jugoso que contarme. –Dice y se inclina sobre la mesa con las manos unidas.

Sonrió con picardía al recordar mis noches.

–Tener a Tom en mi bloque solo asegura diversión, es un excelente director de cruceros.

Miro por encima de mi hombro. Tom, bromea con la secretaria de Abrill, una chica rubia, cabe recalcar que es totalmente natural, según los niveles expertos de Tom; destila sensualidad por cada poro.

–Diversión y más. –Murmura ida. Algo le pasa, y pienso conseguir una respuesta.

–¿Qué te pasa?

Sonríe.

–Margot estará con nosotros mañana.

Entorno los ojos. Que por fin Margot, el nuevo crucero que se integra a la lista no supone una desdicha para ella, lo ha esperado durante muchos meses.

–Mira.

Recibo su teléfono. Las fotos de las habitaciones y salones comunitarios de Margot me hacen abrir los ojos de par en par. Es una muestra de perfección. Un crucero que une la delicadeza, sensualidad y el placer en una palabra. Este crucero no es para abrirlo al público, al menos no a todos, como en el caso de los otros cruceros. Solo un grupo selecto de personas disfrutaran del placer de navegar entre sus comodidades.

–Es... –Pienso en una palabra que le haga justicia –. Excitante.

Las camas de dosel de las habitaciones principales, con la cabecera de hierro adornadas con gruesos grilletes dorados con la capacidad suficiente para aguantar un toro embravecido, pero a la vez con un toque delicado. Los muebles con los juguetes sexuales y los grandes látigos para aquellos que van más allá de lo tradicional. El satín rojo que cubre la cama y esos toques dorados, es una mezcla de clásico y sensual que jamás pueden faltar y el salón comunitario. Un área rodeada de espejos y con camas redondas a cada lado, cruces y columpios sexuales cuelgan del techo. Toda la estancia se encuentra en el último piso, con paredes de vidrio oscuro que deleitan con la luz de la luna. Margot no es mi crucero favorito, pero es mi fantasía.

–Partiremos la otra semana, algunos amigos primero. –Le paso el teléfono.

En eso llega Tom con una algarabía y las manos llenas de chupitos. Los deja en la mesa con torpeza, derramando algunos.

Deja uno en las manos de cada una. Adelanta el suyo para invitarnos a brindar

-¡Por la amistad!

Brindamos entre carcajadas llenas de felicidad, vuelvo a estar en casa, con mi gente.

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