/0/875/coverbig.jpg?v=86df495d3ae757d0dd68459f85452fa1)
¡Hola! Soy Sky Teasdale. Tengo dieciocho años y soy hija de la famosa y prestigiosa maquilladora Lou Teasdale. Ella es la estilista de One Direction, y yo, vivo con ellos. Os preguntaréis cómo es que vivo con ellos, pues allá va: mi madre siempre está viajando a todos sitios, así que me ofreció quedarme a vivir aquí con los chicos, ya que no podía irme con ella debido a mis estudios. Tengo que decir que me encanta vivir con los chicos, me ayudan mucho. Siempre estamos bromeando y haciendo locuras. Los amo muchísimo, son como mis hermanos. Pero a quién amo locamente es a Harry. Sí, estoy enamorada de Harry ¿Y quién no? Es hijo de un ángel, con un cuerpo tallado por los mismísimos dioses, pero ya era consciente de que él solo me veía como su "hermana pequeña a la que debía proteger", y que no tenía posibilidades. Crucemos los dedos.
Me levanté pesadamente por los putos golpes que alguien estaba dando en la puerta de mi habitación.
- ¡Sky, levántate ya! - me gritó ese alguien. Era Zayn. Que hijo de puta.
Me removí en la cama y maldije.
- ¡Para! - voceo hacia él, pero no obtengo respuesta.
¿Por qué no me pueden despertar bien? Será posible. Miro la hora del reloj y marcaba las ocho con diez.
«Ah bueno, pensaba que me había dormido o algo así, pero veo que no. Puto Zayn.»
Me levanté de la cama perezosamente y me encaminé a mi armario para elegir el outfit de hoy. Cuando lo tuve elegido, me vestí, me metí al baño, me retoqué un poco y luego bajé a desayunar.
- Buenos días, enana - me dijo Harry, el cual me crucé solo al salir de mi habitación.
«Bello, como siempre»
Siempre me dice enana. Sí, soy mas pequeña, pero solo por dos meses. Tenemos dieciocho los dos. Tampoco es para tanto.
- Hola, Harold - le dije yo de vuelta. Siempre le llamaba así también y lo odia. De ahí a que él me diga enana. Estamos en paz.
Rodó los ojos y siguió para su camino, que iba en dirección contraria a la mía.
- ¡Ah, Sky! - me llamó de nuevo y me giré - Hoy tenemos la entrevista para Capital FM, osea que igual no estamos para cenar.
Asentí.
«¡Eso quiere decir pizza y una tarrina de helado para mi sola!»
Siempre que compraba helado se lo acababa comiendo Niall. El de vainilla con chocolate es nuestro preferido, y siempre se lo acaba cuando yo no me doy cuenta. Eso me pone muy furiosa.
- Eso quiere decir que te puedes pedir una pizza o lo que sea - acabó el ruloso como si me estuviera leyendo la mente.
- Perfecto, estoy deseando que ya sea de noche - dije sonriendo malevolamente - Así me podré traer algún tío bueno.
- Tú traételo y a ver quién acaba vivo - dijo bromeando y se fue. Yo también me encaminé hacia las escaleras.
Esta casa es enorme, cosa que me gusta. Antes vivia con mi madre en un piso muy pequeño, y cuando me vine aquí flipé. Esta "mansión" tiene siete habitaciones, una para cada uno. Están todas situadas en un largo pasillo enmoquetado. La mía está al lado de la de Louis, y delante tengo la de Harry.
Luego vienen las escaleras, que casi siempre me caigo ya que son muy resbaladizas. Son una mierda.
Bajé a desayunar con cuidado de no caerme por las escaleras.
- Hola Sky - me dijeron algunos que estaban por ahí.
- Hola chicos - dije yo y me encaminé hacia la cocina.
Niall estaba cocinando tortitas.
- Uuuh, ¿Niall haciendo tortitas? Cada vez te amo más - hablé bromeando.
- Estás de suerte que hoy estoy de humor y me apetece hacerlas, porque ya no las hago más, no me salen - balbuceó intentando darle la vuelta a una tortita, pero se le estaba complicando.
- Es muy fácil hacerlas, Niall - expliqué.
- Fácil para ti - respondió frustado.
- ¿Que ingredientes has puesto? - cuestioné - Igual es por eso que no te salen bien, tal vez te has dejado algo.
- Le he puesto harina, leche, aceite, huevo y... - se quedó pensando.
- ¿Azúcar?
- ¡Mierda! - exclamó y casi tira la sartén del enfado - ¡Me he olvidado del puto azúcar! ¡Sabía que me dejaba algo!
- ¿Cómo coño haces unas tortitas sin azúcar, Niall? - le cuestionó ahora Liam desde la mesa de la cocina.
- Ya sé que va azúcar, pero se me ha olvidado, joder - siguió quejándose Niall.
- Que pringado eres - le dijo Louis también desde la mesa.
- Añádeselo ahora a la mezcla, no pasa nada - dije finalmente y senté al lado de Liam en la mesa.
- ¿Sky, te sabes el examen que tienes hoy de sociales? - me preguntó Liam después de dar un trago de su batido de proteínas.
- Sí, ayer estuve toda la noche estudiando, por eso me he dormido y alguien me ha tenido que despertar dando golpes en la puerta - berreé y miré mal a Zayn.
- Oh, ahora es mi culpa. Haberte despertado.
- ¡Ya sabes que por la mañana siempre tengo mal humor y encima me picas en la puerta! - le bramé frustada - ¿Que te costaba entrar y decírmelo bien?
Joder, es que eso me molesta muchísimo. No lo aguanto.
- Anda ya, para que luego me escupas en la cara, y una mierda así de grande - exclamó e hizo una forma con las manos.
- ¡Tan grande como tu!
- Joder tía, si lo se no te despierto - bufó Zayn - La próxima vez te dejo ahí y que te llamen del instituto ,vaga - me dijo y se levantó de la silla.
- ¿Vaga yo? ¡Inú- iba a decir pero Harry nos interrumpió.
- Chicos parad de discutir de una-
- ¡CÁLLATE! - le gritamos los dos a la vez y nos fuímos cada uno por un lado.
Bueno, pues estas eran las típicas peleas que teníamos. Pero cada día por alguna cosa diferente y casi siempre com Zayn. Es que chocamos muchísimo.
Siempre pienso que si las fans los conocieran y estuvieran viviendo con ellos todos los días, entenderían por qué me enfado siempre con ellos y dejarían de estar obsesionadas. Acabarían hartas de ellos. Son solo cinco chicos normales los cuales aún no han madurado y les salen granos como a todo el mundo.
Cogí mi mochila y me encaminé a la puerta.
- Me voy al instituto, adiós - anuncié pero Harry me paró.
- Yo te llevo, tengo que hacer unos recados - asentí y salimos por la puerta - Voy al parking, espérame aquí - me quedé de pie en medio de nuestro patio mientras él se metía por una puerta que daba al parking.
En parte me gustaba que Harry me llevara en coche. Me gustaba chulear, ¿a quién no? Además, su coche es la hostia. Es un Range Rover y es mejor del de los cinco (todos tienen coche) y el más grande, y además me encanta que mis amigas me vean llegar con él. No quiero dar envidia, pero solo que me vean bajar de un cochazo junto a un tío famoso, guapo y musculoso.
A veces también nos sacan fotos los paparazzis cuando se dan cuenta que quién conduce es alguno de los chicos, pero no me molesta, ya que de esta manera la gente me va conociendo,
Algunas personas me odian por el simple echo de estar en el mismo coche que alguno de los One Direction, hasta se han pensando que salgo con alguno de ellos. Ya ha pasado varias veces.
Pero no solo voy con él por eso, él me gusta y mucho. Él no lo sabe así que está bien.
Si se enterara... no podría verlo a la cara jamás. Me gusta pasar tiempo con él y hablar y reír, y me gustaría que él me viera de otra manera.
Después de tanta espera, apareció el coche saliendo del parking. Paró delante mío y me subí.
- Me encanta este coche - dije tirándome en el asiento mientras me ponía el cinturón.
«y también me encantas tu» pensé.
Él rió.
- Siempre que te subes me lo dices - se puso sus gafas de sol y una mezcla de olor a desodorante y colonía me invadió las fosas nasales.
Guapísimo.
- Bueno, vamos - dijo. Con su mando, abrió la puerta del patio y pudimos salir a la calle.
Vivíamos no muy lejos de mi instituto, pero si iba en coche mejor, me ahorraba andar.
- Oye, el "cállate" que te he chillado esta mañana... lo siento - me disculpé - Es que Zayn siempre me está despertando a golpes y ya sabes como soy por la mañana y-
- Tranquila, te perdono - me miró de reojo y sonrió - El próximo día te despertaré yo a besos, si es lo que deseas - bromeó.
Me puse a reír. «ojalá»
- ¿Que dices? - exclamé haciéndome la sorprendida.
- Es broma, es broma - me dijo y se puso serio de nuevo - Llegamos - me anunció.
Divisé a mis amigas en la puerta del instituto.
Harry justo había aparcado delante suyo, así que ellas se giraron para admirar el cochazo, el cual sabían que era de Harry. Casi siempre me llevaba él al cole. Era muy bueno conmigo.
- Gracias Harold - le di un beso en la mejilla y salí del coche.
«Ojalá él me lo devuelva en otro sitio»
- Adiós enana, acuérdate de que esta noche-
- Que sí - le dije a través de la ventanilla y él sonrió - Adiós, rulitos - le guiñé el ojo y me acerqué a mis amigas.
Mientras me alejaba, Harry arrancó su coche y se fue.
- Joder tía, que Harry no te traiga mas al instituto, por favor - me pidió una de mis amigas, Stacy - Y no con esa camisa y esas gafas que traía.
Era rubia, pelo hasta los pechos y muy guapa. Yo quería ser como ella. Lo tenia todo. La típica chica tumblr. Cejas perfectas, labios gordos, buen cuerpo... y amaba a Harry, igual que yo, cosa que ella no sabía. Ella se pensaba que me gustaba Zayn.
- ¿Por? - cuestioné y reí.
- Que se me mojan las bragas cada vez que lo veo. A ver cuando me lo presentas - me pidió- ¿Te imaginas que le acabo gustando y salimos? Sería un sueño hecho realidad. Posibilidades tengo, y además me lo follaría cada noche.
«Oh que asco»
Ella era así. Directa, muy guarra, fumaba y no era virgen: vamos, una chica rebelde pero con cara de ángel. Siempre tenía muchos chicos detrás, y ella iba cada día con uno diferente.
Siempre me insistía en que le presentara a Harry, pero cuando me él trae al instituto es porque tiene prisa y no se puede quedar a hablar así que nunca los puedo presentar.
«pero él es mío»
Siempre hago ver como que no me acuerdo, ya que me pondría muy celosa si al final Harry y Stacy acaban... en algo, que es lo más probable ya que ella es guapísima y todos están por sus huesos.
- Bueno, ya te lo presentaré - le dije y aplaudió como una niña pequeña.
«nunca te lo presentaré», pensé.
- Y a mi Zayn, por favor, necesito verle esa cara. ¿Por qué él nunca te viene a traer al instituto? - se quejó ahora mi otra amiga Lucy.
Ella ya era más "normal". Morena, con pecas, ojos almendrados y pestañas muy largas. Ni muy alta ni muy baja, pero era un amor.
- Eso depende. Normalmente es Harry el que me trae, pero el próximo día ya le diré a Zayn - anuncié. «Si no es que no nos matamos en el coche» pensé. Es que somos como perro y gato.
- Joder tía, tienes una suerte que no te la crees ¡Vives con cinco adolescentes más buenos que el pan! - exclamó Stacy y yo miré a mi alrededor rezando para que nadie hubiera escuchado eso.
No me gustaba llamar la atención, aunque en el instituto algunos me odiaban y me llamaban de todo ya que vivía con los cinco chicos más famosos del momento, otras me adoraban y siempre me venían a preguntar cosas sobre ellos y otras simplemente me trataban como una más, que eso era lo que quería.
Por suerte mi crush del colegio, Ashton, me trataba como una chica normal.
¿Qué si me gustaba esta vida? Bueno, no está mal. Ya me he acostumbrado. Además, ellos son como mis hermanos mayores y yo los trato como personas normales y corrientes, aunque algunas chicas matarían hasta por tocarlos, cuando yo lo que hago es pintarles la cara mientras duermen y reirme de ellos.
Sabrina tardó tres años enteros en darse cuenta de que su marido, Tyrone, era el hombre más despiadado e indiferente que jamás había conocido. Él nunca le sonrió y mucho menos la trató como a su esposa. Para empeorar las cosas, el regreso del primer amor del hombre no le trajo a Sabrina nada más que los papeles del divorcio. Con la esperanza de que todavía hubiera una posibilidad de salvar su matrimonio, le preguntó: "Tyrone, aún te divorciarías de mí si te dijera que estoy embarazada?". "¡Sí!", él respondió. Al comprender que ella no significaba nada para él, Sabrina finalmente se rindió. Firmó el acuerdo de divorcio mientras yacía en su lecho de enferma con el corazón hecho pedazos. Sorprendentemente, ese no fue el final para la pareja. Fue como si Tyrone despejara la mente después de firmar el acuerdo de divorcio. El hombre que alguna vez fue tan desalmado se arrastró junto a su cama y le suplicó: "Sabrina, cometí un gran error. Por favor, no te divorcies de mí. Te prometo que voy a cambiar". Sabrina sonrió débilmente, sin saber qué hacer…
Ibiza fue invitada a un evento importante de la empresa para la que trabaja y allí se encontró con una desafortunada situación. Sin que se dieran cuenta le suministraron un fuerte afrodisiaco, el cual la hizo pasar la noche con un hombre supuestamente desconocido. Sin embargo, aquel hombre resultó ser uno de los hijos de su jefe, pero todo se tornó complicado cuando producto de esa noche ella quedó embarazada. ¿Qué sucederá cuando un padre rechace a su bebé sin haber nacido y encima de eso pretende que lo aborten? Esa es una buena pregunta si resulta que años después regresas en busca de perdón para enmendar el error que jamás debió de haber sucedido.
Sólo había un hombre en el corazón de Raegan: Mitchel. Tras dos años de matrimonio quedó embarazada. Raegan se sintió muy feliz. Pero antes de que ella pudiera darle la noticia, él solicitó el divorcio porque quería casarse con su primer amor. Más tarde, Raegan tuvo un accidente y, tumbada en un charco de su propia sangre, le pidió ayuda a Mitchel. Sin embargo, se fue con su primer amor en brazos. Afortunadamente, Raegan escapó por poco de la muerte y decidió retomar su vida. Años después, se hizo famosa en casi todo el mundo. Después del divorcio, Mitchel se sintió muy incómodo. Por alguna razón, empezó a extrañarla. Le dolió el corazón cuando la vio sonreírle a otro hombre. En la ceremonia de su boda, él irrumpió y se arrodilló. Con los ojos rojos, preguntó: "¿No dijiste que tu amor por mí era inquebrantable? ¿Por qué te casas con otro hombre? ¡Vuelve a mí!".
Madison siempre había creído que se casaría con Colten. Pasó su juventud admirándolo, soñando con su futura vida juntos. Pero Colten siempre le fue indiferente, y cuando la abandonó en el momento en que más lo necesitaba, por fin se dio cuenta de que él nunca la había amado. Con la determinación de empezar de nueno y sed de venganza, Madison se marchó. Tenía por delante un sinfín de posibilidades, pero Colten ya no formaba parte de su vida. El hombre, por su parte, corrió a buscarla presa del pánico al darse cuenta de ello. "Madison, por favor, vuelve conmigo. Te lo daré todo". Sin embargo, fue su poderoso tío quien abrió la puerta y le dijo: "Ella es mi mujer ahora".
Como simple asistenta, enviar un mensaje al CEO en plena noche para solicitar películas pornográficas fue un movimiento audaz. Como era de esperar, Bethany no recibió ninguna película. Sin embargo, el CEO le respondió que, aunque no tenía películas para compartir, podía ofrecerle una demostración en directo. Tras una noche llena de pasión, Bethany estaba segura de que perdería su trabajo. Pero en lugar de eso, su jefe le propuso: "Cásate conmigo. Por favor, considéralo". "Sr. Bates, está bromeando, ¿verdad?".
Se rumoreaba que Fernanda, recién vuelta con su familia, no era más que una violenta pueblerina. Pero Fernanda se limitaba a esbozar una sonrisa despreciativa. Otro rumor sugería que Cristian, normalmente racional, había perdido el juicio, locamente enamorado de Fernanda. Esto la frustró. Podía tolerar los cotilleos sobre sí misma, ¡pero calumniar a su amado era pasarse de la raya! Poco a poco, a medida que salían a la luz las múltiples identidades de Fernanda como célebre diseñadora, experta jugadora, reconocida pintora y exitosa magnate de los negocios, todos se daban cuenta de que eran ellos quienes habían sido engañados.