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Mi nombre es Suzanne, pero prefiero que me digan Suzie. Odio hablar sobre esta época, me refiero a la época navideña, el invierno me parece la época más deprimente del año. ¿Por qué la mayoría de las personas prefieren frío que calor? No tengo una respuesta concisa, pero de lo que sí estoy segura es que mis orejas odian el invierno por ocasionarme alergias y tener que utilizar un gorro ridículo para que no se congelen. Suzie 0 - Navidad 1 Mi apellido es Navidad. Sí, como la festividad más esperada del mes de diciembre. Y esto se lo debo a la ridícula familia de mi padre, quienes aman la Navidad con locura y años atrás (casi cuatro décadas) decidieron idiotamente cambiar su apellido "Gombert" por "Navidad". Sonaría tan bien Suzie Gombert, en vez de Suzie Navidad. Otro motivo para odiar esta época que debería estar llena de alegría, según lo consulté en Internet, Navidad significa Nacer o Natal, la celebración del nacimiento de Jesús, no me mal entiendan, no tengo nada en contra de Jesús, al contrario, respeto y admiro, sólo que odio la manera en que mi familia se obsesiona con la navidad. Tener un apellido como Navidad ha llevado consigo años de burla en toda mi vida escolar y viejos chistes como: "¡Feliz Navidad! ¿O estás triste Navidad?" o "Navidad, como Christmas en español". Suzie 0 - Navidad 2 Pero eso no es todo. ¿Qué me volvió aún más amargada esta fecha?
CAPÍTULO 1
SUZIE:
Mi nombre es Suzanne, pero prefiero que me digan Suzie.
Odio hablar sobre esta época, me refiero a la época navideña, el invierno me parece la época más deprimente del año. ¿Por qué la mayoría de las personas prefieren frío que calor? No tengo una respuesta concisa, pero de lo que sí estoy segura es que mis orejas odian el invierno por ocasionarme alergias y tener que utilizar un gorro ridículo para que no se congelen.
Suzie 0 - Navidad 1
Mi apellido es Navidad. Sí, como la festividad más esperada del mes de diciembre. Y esto se lo debo a la ridícula familia de mi padre, quienes aman Navidad con locura y años atrás (casi cuatro décadas) decidieron idiotamente cambiar su apellido "Gombert" por "Navidad". Sonaría tan bien Suzie Gombert, en vez de Suzie Navidad. Otro motivo para odiar esta época que debería estar llena de alegría, según lo consulté en Internet, Navidad significa Nacer o Natal, la celebración del nacimiento de Jesús, no me mal entiendan, no tengo nada en contra de Jesús, al contrario, respeto y admiro, sólo que odio la manera en que mi familia se obsesiona con la navidad.
Tener un apellido como Navidad ha llevado consigo años de burla en toda mi vida escolar y viejos chistes como: "¡Feliz Navidad! ¿O estás triste Navidad?" o "Navidad, como Christmas en español".
Suzie 0 - Navidad 2
Pero eso no es todo.
¿Qué me volvió aún más amargada esta fecha?
Hace más de 10 años, mi madre decidió darnos la notica de su divorcio con mi padre, quería formar otra familia con el jefe de la empresa en la que trabaja, hasta parece una historia cliché de las novelas de romance contemporáneas, la secretaria y el jefe, la diferencia es que era una madre con dos niños por terminar de criar, gracias cliché novelístico.
Desde esa fecha, las navidades no volvieron a ser felices como antes, pero está bien. Mi padre peleó por mi hermano y por mí, quién ganó la custodia y mi madre se fue a vivir al otro extremo del país. No nos obliga a verla y el deseo no lo tenemos, además no quiero convivir con las hijas de su nuevo esposo, quiénes son de la misma edad que mi hermano, 24 años.
Por cierto, tengo un hermano, Max, él ama Navidad y lo llena de orgullo tener un apellido como tal. Digamos que soy la única de la familia Navidad que odia tener un apellido como ese, ojalá fuera tan fácil regresar el tiempo y evitar que cometieran el motivo del acoso que recibo.
Desde que tengo memoria, mis compañeros han tomado la decisión de burlarse de mí debido a mi apellido, he tratado que no tengan otro motivo más para burlarse de mí, pero mi apellido lo arruina todo. Mi padre dice que necesito que el espíritu navideño me ataque para que por fin tenga que agarrar un amor profundo a esta fecha, sinceramente no creo que pase. Odio la navidad.
Max suele alegrarme siempre en estas fechas y despejar mi cara sin humor de las reuniones familiares, que por cierto suelen ser empalagosas. Digamos que suelen juntarse cada año en casa del abuelo, se lo toman tan enserio que lleva todo un mes la preparación de ese día, contando que cada año mandan a hacer suéteres navideños para toda la familia, es una tradición, en total tengo 19 suéteres navideños, y si cuento el que se aproxima este año, tendré un total de 20. Sé que todo esto suena loco, pero lamentablemente así es mi vida y no creo que se pueda cambiar.
Termino de hacer una coleta alta en mi cabello y salgo de la casa con mi celular en mano directo al auto de mi padre, quien está listo para comenzar el trayecto al centro comercial. Este día lo denomino como "Día de compras navideñas". Max se encuentra emocionado y viendo artículos en páginas de tiendas para poder decidir que regalo comprar a su novia. La envidio, de verdad, ella tiene la oportunidad de huir de este apellido, pero se empeña en unirse a la familia, no logro entender al mundo.
-¿Rojo o Verde? -pregunta Max en voz alta.
-¿Para qué? -respondo mirando su celular y observo una bufanda en la pantalla-. ¿una bufanda? Max no puedes regalarle una bufanda a Gemma, recuerda que el año pasado ella te regaló un abrigo negro que por cierto es lindo.
-No soy bueno con los regalos -bloqueó su celular bufando.
-Tranquilo Max, cuando lleguemos verás muchas opciones -habló mi padre, Michael.
-Si quieres mi opinión -mencioné y Max posó su mirada en mí con atención- Gemma es una chica bastante glamurosa, jamás la he visto vestir algo feo o verla desarreglada, cuida mucho de sí, por lo que yo vería como un buen regalo alguna colección de maquillaje o un blazer, como los que suele usar.
-Gran idea Suzie -Max tomó mi cabeza entre sus manos y me dio un beso en mi frente- Eres la mejor hermanita que pude tener -seguía dando besos en mi frente mientras trataba de alejarlo.
-Si, ya entendí, aléjate de mí -le ordené.
-Que cariñosa -dijo mi padre entre risas- Déjate querer por tu hermano, sólo seguirás conviviendo así de cerca con él hasta que se case.
-¿Están hablando de matrimonio? -pregunté observando a mi hermano sorprendida- ¿hay algo que debería saber?
-Era sorpresa -carraspeó Max- Le pediré matrimonio a Gemma.
-¿En Navidad? -pregunté aún sabiendo que era correcto. Toda mi familia se ha comprometido en Navidad, es como una tradición.
-Obviamente -dijo Max sonriente- Enfrente de la familia, como se ha hecho desde que tengo memoria.
-Así nos comprometimos su madre y yo, mis padres, mis hermanos con sus respectivas esposas, me alegra que sigan nuestro ejemplo -mi padre miraba con atención la carretera- No hay mejor oportunidad que esa.
-Bueno, me alegra que quieras empezar tu camino Max -sonreí hacia mi hermano- ¿podré adueñarme de su habitación?
-Suzie -regañó mi padre mientras Max se reía.
-Necesito más espacio, mi cuarto es diminuto.
-Llorona, te regalo mi cuarto -Max jaló mi cabello mientras yo le di un golpe en su hombro.
-Suzie -dijo mi padre por segunda vez en menos de 20 segundos.
-Ya, de acuerdo.
-¿A quién invitarás a la cena de Navidad? -me preguntó Max.
-A nadie -respondí sincera, no era fanática de invitar a alguien a pasar la navidad con mi familia. La última vez salió mal.
-Vamos hermanita, tienes que darle una segunda oportunidad al amor -animó mi hermano mientras rodé los ojos.
-Gracias, pero no, no permitiré eso de nuevo -sonreí al ver que llegamos a nuestro destino- Hora de comprar.
-Que amargada.
Ignoré el comentario de mi hermano y bajé del auto al igual que ellos.
Mientras caminaba a lado de mi padre hacia el centro comercial, recordé lo que pasó hace 3 navidades.
Tenía 17 años, aún me encontraba en preparatoria, George era mi novio. Mi primer novio, así que pensé que era buena idea invitarlo a pasar la navidad con mi familia, nada malo pasaría, al menos eso pensé. No fue hasta el final de la noche que se pusieron a recorrer las calles de la ciudad cantando villancicos, eso fue bastante incómodo. George decidió terminar conmigo a medio recorrido. Yo no quería ir a cantar villancicos, odio los villancicos.
Odio todo lo referente a navidad, por su culpa mi primer novio me había terminado. Aunque pensándolo bien, no era culpa de la navidad, era culpa de mi familia, mi ridícula familia.
Rachel pensaba que con su devoción conquistaría a Brian algún día, pero se dio cuenta de que se había equivocado cuando su verdadero amor regresó. Rachel lo había soportado todo, desde quedarse sola en el altar hasta recibir un tratamiento de urgencia sin su presencia. Todos pensaban que estaba loca por renunciar a tanto de sí misma por alguien que no correspondía a sus sentimientos. Pero cuando Brian recibió la noticia de la enfermedad terminal de Rachel y se dio cuenta de que no le quedaba mucho tiempo de vida, se derrumbó por completo. "¡No te permito que mueras!". Rachel se limitó a sonreír. Ya no necesitaba a ese hombre. "Por fin seré libre".
Cuando eran niños, Derek le salvó la vida a Norah. Años más tarde, Derek quedó en estado vegetativo tras un accidente automovilístico y Norah se casó con él sin pensarlo dos veces. Con sus conocimientos médicos, incluso lo curó. Durante dos años, Norah amó a su marido con todo su corazón, esperando poder devolverle su bondad. Pero cuando volvió su primer amor, él pidió el divorcio. Sin dudarlo, ella estuvo de acuerdo. Lo que pocas personas sabían es que ella, etiquetada como "abandonada", era en realidad una piloto de carreras, una famosa diseñadora, una genio hacker y una reconocida doctora. Lamentando su decisión, Derek le pidió perdón a Norah. De repente, apareció un encantador CEO, abrazó a Norah y le dijo: "¡Aléjate de mi esposa!". Sorprendida, Norah soltó: "¿Qué?".
La vida era un lecho de rosas para Debra, la hija del Alfa, hasta que tuvo una aventura de una noche con Caleb. Estaba segura de que él era su pareja designada por la Diosa de la Luna. Pero este hombre odioso se negó a aceptarla. Pasaron semanas antes de que Debra descubriera que estaba embarazada. Su embarazo fue una vergüenza para ella y para todos los que amaba. No sólo ella fue expulsada, sino que su padre también fue perseguido por los usurpadores. Afortunadamente, sobrevivió con la ayuda de la misteriosa Manada Espina. Pasaron cinco años y Debra no supo nada de Caleb. Un día sus caminos se volvieron a cruzar. Ambos estaban en la misma misión: llevar a cabo investigaciones secretas en el peligroso pueblo de Roz por la seguridad y la posteridad de sus respectivas manadas. Caleb todavía se mostraba frío con ella. Pero con el paso del tiempo, se enamoró perdidamente de ella. Intentó compensar el abandono de Debra, pero la chica ya no lo quería. Estaba empeñada en ocultarle que tenían una hija y también en hacer una ruptura limpia. ¿Qué les deparaba el futuro a los dos mientras viajaban por el pueblo de Roz? ¿Qué tipo de secretos encontrarían? ¿Caleb se ganaría el corazón de Debra y conocería a su adorable hija? ¡Descúbralo!
Belinda pensó que, tras el divorcio, separarían sus caminos para siempre: él podría vivir su vida como quiera, mientras ella podría dedicarse a disfrutar el resto de la suya. Sin embargo, el destino tenía otros planes. "Cariño mío, estaba equivocado. ¿Podrías volver conmigo?". El hombre arrogante, al que una vez ella amó profundamente, bajó humildemente la cabeza. "Te ruego". Belinda apartó con frialdad el ramo de flores que él le había regalado y respondió fríamente: "Es demasiado tarde".
Se rumoreaba que Fernanda, recién vuelta con su familia, no era más que una violenta pueblerina. Pero Fernanda se limitaba a esbozar una sonrisa despreciativa. Otro rumor sugería que Cristian, normalmente racional, había perdido el juicio, locamente enamorado de Fernanda. Esto la frustró. Podía tolerar los cotilleos sobre sí misma, ¡pero calumniar a su amado era pasarse de la raya! Poco a poco, a medida que salían a la luz las múltiples identidades de Fernanda como célebre diseñadora, experta jugadora, reconocida pintora y exitosa magnate de los negocios, todos se daban cuenta de que eran ellos quienes habían sido engañados.
Casarse con su mejor amigo fue un sueño hecho realidad para Kelly, pero todo tiene realmente una limitación. Pierce es el primer amor de Kelly, pero como su mejor amiga, sabía bien que siempre había otra mujer en lo profundo de su corazón. Lexi Gilbert. La mujer que Pierce nunca podría olvidar incluso si ya hubiera acordado casarse con Kelly. *** Kelly finalmente se dio cuenta de que su feliz matrimonio de los últimos tres años era solo un hermoso sueño cuando Pierce pidió el divorcio solo porque Lexi regresó. Ella sólo podría ser su mejor amiga incluso si estuviera encinta de su bebé. *** Dado que su amistad se había convertido en una jaula, Kelly decidió dejarlo en libertad, así como a la miserable misma. Pero ¿por qué entonces fue Pierce quien se negó a seguir adelante? Para empeorar las cosas, su diabólico hermanastro también intervino de manera dominante al mismo tiempo, pidiéndole que fuera suya. *** ¿Su príncipe azul contra su hermanastro diabólico? ¿Cómo podría Kelly salvar su corazón en esta batalla de amor y odio?