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Barbra, es una Chef profesional, pero le tocó ser ayudante de cocina en uno de los restaurantes más conocidos de la ciudad, lugar donde no se lleva nada bien con su jefe, ambos se odian a muerte, ya que él la trata como su mandadera. Lo que no sabe nadie, es que de noche cambia su papel a una sexy bailarina exótica; que danzando con ropa reveladora tiene a todos los clientes a sus pies. Es la mejor bailarina de todo el lugar y por los que muchos pagan bien, nada más que por verla bailar. Una noche un hombre le pide que le entregué su cuerpo, pero sin verle el rostro. Barbra jamás había hecho ese tipo de tratos sexuales, y al final decide aceptar. Lo que no sabía ella era que luego de esa noche de lujuria y placer, quedaría con ganas de más. Y preguntándose ¿quien era ese extraño? Pero unos días después se entera que el hombre que la hizo gritar de placer esa noche era su jefe. Ese hombre que tanto odia, y quién le confiesa que le ha encantado tanto, que la quiero únicamente para él. ¿Será el inicio de una relación prohibida? ¿O el de un amor completamente correspondido? Jefe y empleada. Odio, sexo, ¿y amor? Un trato de silencio. Una noche que dejará dudas y una deuda que debe ser pagada. Todo será resuelto A Oscuras.
Él engaño de mi esposo.
Con pasos lentos me acerco a la puerta de la oficina de mi querido y hermoso esposo. Tengo que preguntarle qué tal me queda el nuevo vestido que Beige diseño sólo para mí. Apenas llegué a la celebración y no lo veo por ninguna parte. Pero en cuanto escucho los gemidos y jadeos bajos que vienen desde su oficina de inmediato me detengo completamente en shock y abro mi boca por lo que mis oídos están escuchando.
-Ah, ah... -gime ella.
-Eres tan estrecha, Bri. Me encanta que seas así -dice mi esposo con voz jadeante. Se notaba lo tanto que estaba gozando.
¿Es él con una mujer?
Vuelvo a caminar con lentitud para escuchar con más claridad los gemidos de completo placer de esa mujer, acompañados de los jadeos de mi esposo.
¿No me lo creo?
Sólo siento la ira dentro de todo mi ser. Maldito desgraciado. Tres años casados, tres putos años y mira. Es que me va escuchar. Todo se irá a la mierda, todo.
Del otro lado de la oficina....
Y allí nos encontrábamos los dos completamente sudados. Sus fuertes manos me sujetan de las nalgas, las aprieta con fuerza mientras se impulsa dentro de mi sin piedad.
-Pueden... ¡Ah! -gimo fuerte al volver a sentir su miembro penetrarme mientras me sostengo del escritorio con fuerza -, entrar...
Mis pies están en puntillas sobre el piso y mi bikini justo debajo de ellos. No le fue conforme dejarme el vestido a la mitad, sino que lo quito por completo, dejándome completamente desnuda.
Entre a su oficina porque, me mandó a llamar, según lo que dice el encargado. Era un asunto del restaurante. ¿Justo en plena fiesta? Pero aún así fui. Y las cosas terminaron de otro modo.
-Es mi oficina, no pueden a menos que yo del permiso -se vuelve a impulsar en mi interior.
Cierro los ojos mientras me sostengo con fuerza. Mis senos desnudos se muevan por sus movimientos y mis pezones erectos rozan del vidrio del escritorio.
¿Cómo es que pase de odiarlo tanto a entrar en su juego perverso?
Pero no mentiré, me gusta cuando me posee. Lo hace tan bien. Me volví adicta a su cuerpo y él al mío. Todo era laboral pero después que ambos caímos en la tentación y probamos nuestros cuerpos, no nos detuvimos.
Entonces sus movimientos se aceleraron, me embiste con rapidez. Su cintura pega de mis glúteos generando un fuerte sonido en la habitación. Siento como su grueso y grande miembro entra y sale de mi entrada. Volviéndome loca de puro placer, extasiada por su bamboleo. Me sostengo con fuerza y muerdo mi labio inferior reprimo mis gemidos.
En ese momento siento que inclina un poco hacia adelante -Mírame.
Con lentitud giro mi rostro y lo miro a sus ojos azules completamente dilatados. No respondo solo muerdo mi labio y jadeo mientras siento cada uno de sus movimientos.
-Gime, maldita sea -suelta con su voz gruesa y con su mano agarra mi mandíbula suavemente, obligándome a mirarlo a su rostro lujurioso.
Sonrió maliciosa mientras lo miro.
Al ver que no le hago caso vuelve hablar -Bri, hazlo -me da una palmada en mi nalga derecha, tan fuerte que la siento arder.
-¡Oh! -entreabro mis labios y vuelve a entrar con fuerza ocasionado que mi cuerpo se mueva hacia adelante. Eso me encendió aún más -. ¡Ah! -gimo nuevamente mientras aprieto los bordes del escritorio y cierro los ojos.
Él solo sigue con sus movimientos y yo ya estoy por volverme loca. Siento esa electrizante sensación que me hace viajar. Jadeo bajo sintiendo mi respiración acelerada y con los labios entreabiertos dejó caer mi cabeza sobre el escritorio. Después siento como se derrama dentro de mi y sus manos me aprietan con fuerza al mismo tiempo se impulsa una vez más y suelta un suspiro.
-¿Qué me querías decir? -digo con la respiración acelerada.
Solo siento que sale de mi interior y se aleja. Con mis manos tomo impulso y me levanto del escritorio para después girarme. Lo puedo ver de pie frente a mi. Su rostro se encuentra algo enrojecido y sus ojos más claros de lo normal. Solo usa su camisa blanca arremangada y está desbotonada. Se puede ver su cuerpo tan bien trabajando.
No responde sólo veo que se aproxima hasta mi lugar y sujetando mi cabello posee mis labios con exigencia. Yo agarrándome del escritorio y aún recostada continuo su beso ardiente.
-No te vayas a enojar esta noche -dice entre mis labios.
Elevo mi mano y la coloco sobre su pecho para alejarlo de mis labios.
-¿Por qué lo dices? -inquiero mirándolo a sus ojos azules, está vez con seriedad.
-Porque el día doy en la fiesta me acompañará mi esposa.
Al escuchar lo que dice abro mi boca mirándolo perpleja. Y cayéndome, tan fuerte que siento el golpe.
-¿Qué? -parpadeo.
-Bri...
De inmediato bajo la mirada hasta su mano y veo el anillo reluciendo en su dedo. Es la primera vez que se lo veo con él ¿Cómo no me di cuenta? Lo vuelvo a mirar. La sangre me hierve con tan solo volver a reproducir las palabras que me dice.
-¡¿Estás casado?! -exclamo molesta.
-Si.
Lo miro detenidamente -Ah... yo... -digo aún sin palabras, porque realmente estoy así-. No lo puedo creer -niego -. ¡¿Después que me follas es que me dices tal cosa?!
-A ver, Bri. No es lo que crees -dice acomodando su cabello negro hacia atrás, mientras me mira.
-He estado teniendo sexo contigo y saliendo, ¿y ahora es que me dices que estás casado? -lo observo detenidamente -. ¡Eres un maldito imbécil!
De inmediato lo empujó alejándolo de mi y después solo me coloco mi ropa interior y mi vestido negro que esta justo sobre el escritorio.
-Bri, no te pongas así. Te dije que no te enojaras.
Me giro y lo miro -¡¿Cómo crees que no me voy a enojar?! He estado saliendo con un hombre casado -mis ojos ardieron -. Yo. Yo no soy de esa forma. Yo no hago ese tipo de cosas. Si nos descubren, delante de todos seré la amante que daño un matrimonio. Todos saben quién eres tú y cualquiera nos puedo haber visto.
-De hecho, ya nos vieron.
Me quedo helada al escuchar lo que dice.
Vuelve hablar -Mi esposa ya sabe sobre lo que tenemos -anuncia.
-¡¿Qué?! -casi que pego un grito.
Camino de un lado para otro mientras cubro mi rostro. Vendrá hoy a la fiesta y ya sabe quién soy. Presiento que se vendrá un gran escándalo. Esa mujer me va caer encima. Por Dios que van a decir mis compañeros de trabajo y los conocidos fuera este restaurante. A fuera está la prensa. Solo espero que no sea como ese tipo de mujeres.
-¡¿Por qué no me lo dijiste?! -lo observo detenidamente.
Cierra sus ojos y sujeta su cintura soltando un suspiro -Bri, no te lo dije porque...
Lo interrumpo -¿Cuántos años tienes de casado?
Se queda en silencio por uno segundos.
-¡Responde! -le ordeno rabiosa.
-Tres años -deja salir.
Niego -Wow. Es que... -relamo mis labios -. Yo... no puedo.
Sin decir nada más me encamino hasta la puerta para abrir y salir, pero siento como la cierra detrás de mi. De inmediato me giro y lo miro.
-Necesito irme -aviso.
-Déjame explicarte, Bri -suelta en un tono severo.
-¡No quiero escucharte! ¡Ya todo está claro! -digo muy cerca de su rostro -. ¡Ahora solo te pido que te alejes de mi! ¡No me llames, ni me envíes mensajes! -hago una pausa -. ¡¿Y sabes qué?! ¡Seré yo quien hablará con ella y será ahorita mismo!
Me vuelvo a girar para intentar abrir la puerta y antes de que lo haga veo como una mujer entra en la habitación. Me quedo completamente estática en mi lugar, al ver quién es. No puedo creer a quién tengo en frente. Observo sus ojos azules y quienes me miran con seriedad, completamente enojada y puedo ver su anillo relucir en su dedo. Cuando voy abrí la boca para articular una palabra, ella de inmediato me habla.
-¡No digas nada! -levanta su mano hasta mi -. ¡Escuche todo lo que estaban haciendo tú y mi esposo! ¡Hasta cuando llegaron a su orgasmo me enteré! -dice con voz fuerte y llena de enfado, mientras me mira con su rostro algo rojo.
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