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El matrimonio de Maria habia fracasado, pero el divorcio no era una opcion que ella tuviera. Hector, su esposo, era un abusador que preferia morir antes de dejarle el camino libre a Maria. Hector era un hombre sin escrupulos, que no le importaba mas que el mismo. Pablo, un prospecto de hombre cariñoso,multimillonario y sexy, con una vida perfecta llena de lujos y comodidades tenia planeado darse un descanso de las mujeres después de llevar una vida bastante alocada, y olvidar los amargos recuerdos de su pasado. El destino juega en contra de todos y los lleva a la lujuria, la pasión y el desenfreno.
Las puertas del armario se abrieron frente a María José, ella eligió un vestido negro entubado y se lo puso para después echarse una mirada en el espejo.
Se veía tan sensual como si tuviese veinte de nuevo, pero la realidad era que iba a celebrar sus treinta años.Se puso algo de crema brillante sobre el pecho y aunque tuvo temor de ir un poco escotada, no lo penso dos veces y salio de la casa.
Tomó la cartera entre las manos y se subió a la limosina que le había enviado su esposo Héctor, con quién llevaba dos años casada. Al llegar al restaurante donde iban a celebrar su cumpleaños todos la sorprendieron escondidos detrás de las puertas.
"¡Sorpresa!" Gritaron al unísono pintandole una sonrisa en los labios
"¿Por qué trajiste ese vestido?" Héctor se acercó rápidamente hasta María, terminando la llamada en la que estaba.
"¿Héctor de que hablas? Es mi cumpleaños, solo estoy elegante."
"Te hace ver cómo una mujerzuela. Estás enseñando todo el cuerpo, no te das cuenta? Te dije claramente que usaras el vestido marfil manga larga. No quiero que los babosos de tus amigos te esten mirando el resto de la noche. Hice un esfuerzo invitandolos"
Héctor no era el mejor de los esposos. Con sus celos y malos comentarios le había hecho pasar a María varios momentos incómodos a lo largo de su relación. Pero ella decía quererlo...En realidad no queria darse cuenta de lo abusador que se habia vuelto luego de casarse.
"María, Felicidades! Me encanta como luces, estás super guapa hoy!" Dijo Julia. Su amiga de Kinder. Esa que era menor que ella, pero aún así se sentían como si el mismo dios las hubiese traído al mundo el mismo día. Solo faltaba un lazo de sangre para unirlas más.
"Feliz cumple Majo, me alegra poder haber llegado a tiempo para celebrar contigo. Te traje esto" Su amigo de años Andres, se acerco y le entrego una pequeña bolsa que ella abrio de inmediato. Saco un par de aretes y una pulsera de diamantes.
"Oh Andres, no te hubieses molestado, esta hermoso." Le dio un abrazo.
"Vayamos a la mesa, tengo hambre." Hector tomo a Maria del brazo y la sento a su lado.
"Gracias a todos por sus buenos deseos y sus lindos obsequios" María fingió una sonrisa. " No saben lo agradecida que estoy porque todos se hayan tomado la molestia de venir y estar conmigo el día de hoy. Salud por eso."
Lo que le había dicho Héctor le calo en el pecho y sintió los ojos llorosos.
El cumpleaños transcurrió tranquilo. Decidieron cantarle las mañanitas con una torta que decía "Vive la vida, apartir de ahora vive para ti".
María creyó que era una señal para terminar con todo lo que la ponía mal aquella noche de su cumpleaños. Así que tomo a Julia de la mano y la llevó a un rincón para decirle.
"Vámonos a una discoteca, quiero beber hasta estar ebria"
" ¿Te aburriste? ¿Le aviso a los demás?"
"Quiero celebrar como en los viejos tiempos" dijo María y una sonrisa pícara se instaló en su rostro.
"Una botella para las dos y pista de baile. Suena tentador"
"Pero sin que nadie sé de cuenta"
"Sal por la puerta corriendo y yo los distraigo, enciende mi auto y no pases seguro."
Julia le entregó las llaves y volvió a la mesa donde empezó a hablar tan fuerte que también llamó la atención de los demas comensales.
María corrió fuera del restaurante y entró al estacionamiento buscando el auto de Julia. Un carro casi se la lleva por delante cuando las luces de este la encandilaron.
"¿Esta borracha o qué?" Gritó una adolescente sacando la cabeza por la ventana.
María soltó una risita y siguió corriendo por los grandes pasillos hasta conseguirlo y de inmediato entro en el y lo encendió.
Esperó unos cuantos minutos, hasta que por fin Julia llegó corriendo y se subió también.
"Vámonos rápido, les dejé una nota en una servilleta para que no hicieran escándalo y nos buscarán. Ya deben estarla viendo"
María manejó saliendo del estacionamiento y aceleró en la avenida. Llegaron a una discoteca lujosa ubicada en una mansión extra millonaria, afuera de esta habían hombres de traje fumando en las puertas del local con chicas sobre ellos. Y varios gorilas de brazos cruzados filtrando a los que querían pasar.
"Buenas noches, mi amiga y yo venimos de parte de Lord Ailend."
Julia estaba mintiendo. Ni siquiera tenía idea de quién era aquel hombre, pero ella lo había visto en una revista de la ciudad.
"¿Tienen algún pase dorado? "
"Oiga.. León." Julia leyó el nombre en la camisa. "Nos está haciendo esperar demasiado para entrar y créame que no quiere despertar la furia de su jefe. Le recomiendo que mueva su trasero a un lado y nos permita pasar."
"Oye relájate, podemos ir a otro lugar" María intervino.
"No, no iremos a otro lugar!" Julia levantó la voz. "Llamaré a mi pastelito Lord Ailend y se enterará de esto"
"Señorita lamentamos hacerle pasar esto, no se preocupe. Pueden entrar, y beban lo que quieran, la casa invita."
Otro gorila apareció cediendoles el paso.
La noche comenzó animada. Habían muchas chicas en bikini andando por todo el lugar. El club estaba dividido en dos plantas, así que era muy grande y difícil de perderse.
María había ido al baño despues de unos cuantos tragos y se había perdido entre los montones de pasillos de la mansión. Nada le preocupaba pues era su cumpleaños y tenia derecho a celebrar. Ya no soportaba los abusos de Hector.
Buscando la salida hacia las escaleras chocó su hombro con alguien y se quejó fuerte.
"Estás bien?" Le preguntó el hombre de traje. Su rostro estaba oscurecido por las sombras de las paredes.
"Me duele mucho el brazo y la cabeza"
"Déjame verlo, creí que solo te había tropezado"
Otras personas intentaron pasar justo por dónde ellos estaban y los tropezaron más.
"Ayyy ¿no pueden esperar a que me vaya?"
"Estás muy ebria, deja de buscarle problema a los demas."
"Déjame en paz, ¿Si?"
María le dió la espalda al hombre y continúo bajando las escaleras.
Mientras tanto Julia seguía tomando algunos tragos coqueteando con una chica en el sillón rojo de la mansion. Aquel lugar donde era permitido hacer todo tipo de cosas frente a los demas sin sancion. VIP y costoso, los fetiches de la gente eran raros...
A María no le interesaba serle infiel a su esposo, así que caminó hacia la pista de baile dónde movió las caderas al son de la música.
Unas manos grandes la tomaron por detrás pegando suavemente su cuerpo. Se giró de inmediato para quitárselo de encima pero aquella mirada negra se encontró con la suya y se quedó con los labios entre abiertos. Era el tipo del pasillo, y se veia muy atractivo desde la altura de Maria.
"¿Bailamos?" El hombre preguntó sobre la música.
María asintió rápidamente y se siguió moviendo con más sensualidad junto a el.
Cada vez era mas la conexion entre ambos y su pasion llego tan lejos que casi rompen la perilla de uno de los cuartos rojos del hotel junto a la mansion mientras intentaban abrir la puerta y se comian a besos desesperados.
La ropa salio a volar cuando ambos cayeron sobre la cama y aquel hombre de ojos negros embistio a Maria lleno de lujuria. Ella olvido que era casada, los tragos subieron a su cordura y la desvanecio.
...
"No puedes llevarte a mi hija así, estás loca. Si se te ocurre hacer algo prometo que acabaré contigo Sofía." Una voz estruendosa llegó hasta los oídos de María José.
Su cabeza dolía tanto que no lograba abrir los ojos y mucho menos saber porqué su esposo decía aquellas cosas.
Se sentó en la cama y todo calló en su lugar.
"¡Me acosté con otro hombre!" Pegó un grito al cielo y salió de la cama buscando su ropa. Estaba completamente desnuda y tenía chupones en el pecho. Iba a morirse si Héctor se enteraba de aquello!
"Oye que ocurre contigo?" La voz se acercó a la habitación que estaba con la puerta abierta y María José palideció.
Recogió su ropa y entró a una puerta que parecía ser un baño.
"Me acosté con alguien que no es Héctor... Yo tuve sexo con alguien que no es Héctor! El va a acabar conmigo"
"Lo de ayer estuvo increíble." Hablaron al otro lado de la puerta.
Ella se vistió rápidamente y maldijo para sí misma. No podía creer lo que estaba sucediendo.
¿Al menos nos protegimos? Pensó.
"Me iré para que puedas vestirte e irte más cómoda. Ya entiendo lo que está pasando." La voz hablo más fuerte y luego soltó una risotada.
"Eres una chica casada."
"¿Cómo lo supiste?"
"Acabo de ver tu anillo en el piso, junto con tu celular que está sonando. El remitente dice "Esposo Héctor mi amor".
"Cállate por favor"
"Feliz cumpleaños María José."
Fué lo último que el hombre dijo para luego salir de la habitación y abandonar el lugar.
María José en cambio levantó sus cosas y tomo el celular para llamar un taxi. Salió del hotel tapándose con una de las sábanas de la habitación y corrió para subir al Uber.
Recuerdos de la apasionada noche llegaron hasta ella y se mordió los labios. También había sido su mejor noche. Recordar lo que ese hombre le había hecho en la cama la puso a pasar saliva de nuevo. ¿Cómo olvidaría a alguien como el? ¿Que le diría a Héctor? Quizá los treinta habían llegado para cambiar por completo su vida.
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