rada a
ó como la reacción de un padre que no quiere asumir su responsabilidad en un embarazo no deseado. La doctora con mucho tacto
nar mi realidad más allá de lo que en ese momento yo pudiera ser capaz de procesar, tanto así que tardé bastante en entender el significado y las implicaciones de todo aquello, llegando en un momento a
ión cuando la enfermera había asumido erróneamente que Ethan era e
enudencias con el que había logrado multiplicar un pequeño capital que había dispuesto para ello, por lo que no tenía tiempo para absolutamente nada más y mucho menos para pensar en la cabida de otro hombre en mi vida. Después del señor Cavill no podía
le comuniqué mi preocupación respecto a la posibilidad de un embarazo, pero él me aseguró que aquello era imposible, pues él se tomaba en serio la responsabilidad de su descendencia por lo que tomaba medicamentos para evitar correr algún riesgo de ese tipo. Según me llegó a con
ión coherente a mi situación. No había manera de volver en el tiempo y descubrir el momento exacto en el que a
vida que ninguno de ellos podía siquiera adivinar. La enfermera me miró aún un poco confundida sin ser capaz de disimular su estupo
cualquier situación considerable en mi vida. Mis planes no contemplaban una situación así, sencillamente no
dramático de la situación, pues ella sabía que el chico que había llegado cargándome en sus brazos a la sala de urgencias y que me miraba con cara de amor no era mi pareja, por lo que deb
entía bastante ahogada en mis dudas y preocupaciones como para comenzar también a preocup
al, pero en ese momento se dio la vuelta para quedar completamente de frente a mí, para mirarme con ojos de sabiduría y un gesto de comprensión―. No es la primera vez que atendemos a una joven que lle
ibilidad de algo como aquello que ni me atreví a permitir que la doctora pronunciara. Era una idea que me resultaba aberrante y desoladora, no tanto por lo que implicaba a nivel general, sino porque dentro de todo mi dolor, confusión y desasosiego, esa
. Se notaba que ella estaba a favor de la preservación de
llenaba el saber que alguien podía apoyar esa decisión de mi parte. Aún me faltaba prepararme para afrontar la opinión de David
ía ni siquiera lo que quería decir con aquello, pero me sentí bastante satisfecha al de
colocando su mano sobre mi hombro y mirándome con ojos de satisfacción. Ella podía intuir que
re doctora? ―le p
e salud y alimentación.... Pero creo que antes que todo es
allá de la cortina que cerraba el cubículo, donde debía