o
fel, la sonrisa que poseía en su rostro era tan grande que hasta la podían comparar con la del gato en Alici
según su itenario debía de ir los parques más conocidos de la ciudad, mientras llevaba su mochila con l
creces, porque hoy en día quien diría que ella estaría ahí ansiosa por recorrer las calles de la ciueta con unas sandalias de tacos bajos. Se observó en el espejo donde su reflejo brillaba por sí solo, la ropa que se había puesto era de su pertenecía y quería también
ahí con ella, se mordió los labios sonriéndose así mism en el espejo y suspiro. Se aplico un bri
bolso, junto a sus llaves salio de ahí yendo hacia la cafetería que quedaba enfrente del complejo de departamentos, c
és, en ese momento ella abrió sus ojos y
ías -salu
departamental -expreso la mujer con cariño -Usted puede visualiz
jas alzadas -Le vendrían bien te
a mujer con una sonrisa mucho
-expre
las mesas esquineras -Aquí tiene el menú para que pueda
le una mirada al menú y tras decidir que comería, busco entre su bolso pequeño, el móvil donde dec
, otros a pasos lentos disfrutando del paisaje y del momento pudo visualizarlo a él quien se suponía que debí
o amor? -le preguntó co
comenzaba a cerrarse y que
entó -¿Y tú donde éstas?
s modelos -respondió y la sonrisa temblorosa de Na
e temblara -Y-yo te llamo mas tarde
jer, se llevó las manos al rostro y dejo ir una respiración que le hizo
se paso ambas manos por el rostro con fuerza, sintiendo que el maquillaje sencillo que se había colocado se deshac
ien usted señori
mblor en su voz -Deme la
ñorita -respondió l
fluir por ese medio, los trazos inseguros cobraron vida cuando estuva segura, una suave carraspera le ayudó a
vos revueltos, juntos a tostadas, café y leche -explicó cuando la vio mirando l
é todo esto -exclam
suelven con comida -dijo la mujer con
er verdad -comentó ella susp
el día de hoy -expreso la muj
l estuche donde tenía los lapices de colores, decidió que el color saliera cuando lo sacara seria el cual se pondría en tela, con ese inici
en su pecho, en ese que palpitaba con una fuerza descomunal, como si hubiera corrido un maratón. Al final la señora iba a tener
eso cogiendo los platos en que le había servido -Unas personas vienen a encontrarse con el amor propio, otros siguiend
to mucho de ello -murmuró
el primer amor ese que te ha costado años de esfuerzo, donde los pasos son lentos pero seguros y están los otros que
se aspecto sí -
esenta y te hace cambiar, algunas veces para mal y otr
o en menos de dos horas ya había elaborado dos y sent
persiguiendo un sueño y me di contra
recuerda que vales tu peso en oro y que ninguna persona debería de bajarte
o se merecía sus lágrimas, no merecía nada de ella y agradecía que el destino le hubiera quitado esa venda de sus ojos, aunque l