Un viaje. Un novio infiel. Una colección de ropa. Un nuevo amor. Un amor incondicional. Y un gran proyecto. Un compromiso. Un nuevo integrante. Un accidente. Una perdida. Y una navidad en unión.
Uno
Nadia suspiro después de que cerrar la segunda maleta que llevaría, sentía los musculos de su cuerpo pesado además de que en menos de tres horas debía de estar en el aeropuerto de Miami. Una mueca se formo en su rostro al ver que tenia que dejar todavía acomodada la ropa que había sacado de su armario y que no llevaría, comenzó a realizar el proceso de ello para después irse a dar un baño.
Quince minutos después ella estaba en la ducha donde el agua recorría su piel, relajando sus músculos, esos que estaban tensos y que hasta ennese momento pudo sentirlos; apoyo su frente contra las baldosas de esta suspirando, era algo seguro que ya bañada le daría sueño, pero no debía de dejarse vencer por éste, dejo que el agua enjuagara el acondicionador que se había aplicado, para después envolverse en su toalla y así poder irse a vestir.
Además deseaba salir con tiempo para poder comprar algo para comer durante lo que dilatara su vuelo, cuando salio del cuarto de baño se quedó de pie delante del espejo que tenia de cuerpo completo y se observo, su rostro tenia una rojez a causa de la agua que estaba tibia, sus ojos brillaban y sus labios se curvaban en una sonrisa orgullosa.
-Estamos listas -se dijo así misma sonriendo.
De lo único que lamentaba era que su novio no le acompañara, Josue era todo lo que una mujer podría desear desde su punto de vista. En su caso le gustaba su forma de ser, el como la trataba, todo de él, una sonrisa triste se formo en sus labios y retuvo un suspiro en sus pulmones solo esperaba que cuando su familia viajaran para encontrarse en París el llegara con ellos.
Había decidido ponerse unos de los chándales que tenía de él, por lo que conjugó con una sudadera de las que había sacado en la anterior colección y se calzó de sus zapatillas mas cómodas, las cuales normalmente usaba cuando se encontraba en su oficina dibujando o realizando algunos de sus distintos desfiles.
Al tener una marca de ropa, aunque no era tan reconocida le gustaba saber que había mujeres afuera de su tienda en donde solo deseaban tocar con las yemas de sus dedos las telas de aquellas prenda y su lema era «La prenda solo realza la belleza de tú interior» ella se identificaba con su lema, porque hubo un tiempo donde temía verse en el espejo y que este le demostrara lo que era.
Tal vez de una o otra manera ver que el mundo, su país habían personas que sentían lo mismo que ella, la llevo hasta donde estaba. A punto de cumplir unos de sus mas grandes sueños, ese que ya no se veía como uno, sino que pronto lo lograría una lágrima recorrió su mejilla y respiró hondo llenando sus pulmones de aire, un aire que en ese momento le pesaba.
Estaba extaciada y ansiosa de poder pisar la tierra parisina, una sonrisa incrédula se formó en sus labios ¿Ella iría a París? Sí, esa era la respuesta que tenia, una que todavía no creía, pero que era tan real que parecía un sueño.
Su móvil sonó en ese instante y tras acomodarse el cabello lo busco con la mirada, tras encontrarlo cerca de la maleta que descansaba en la cama lo agarro, poniéndolo en alta voz, necesitaba usar sus dos manos para aplicarse un poco de maquillaje y así guardar sus blogs en el bolso donde estaba ya la computadora.
-¿Sí? -exclamó aplicándose lápiz en sus ojos.
-Amor, ¿Lista para esa aventura? -escucho que decía su novio.
La sonrisa que tenia en su rostro creció y asintió.
-Sí Josue -respondió -Estoy ansiosa de llegar -exclamó.
-Te entiendo las que nadie -expreso él -Lo mismo le da a mi cuando tengo que viajar con mi jefe.
-Hablando de jefe -comentó ella -Tendré que hablar con el, para preguntarle porque no te dejo ir.
-Es algo importante la campaña Nadia -le escuchó decir.
-Esa parte la entiendo -rebatió ella -Lo que me enoja, es que cuando hemos decidido ir al viaje que se supone es una sorpresa para ti, te llamen y te hagan salir del país por ello.
-Nadia por favor -pidió el.
-No Josue estoy cansada -exclamó ella dejando a un lado la alegría que sentía por su viaje -Super cansada que cada vez en donde planeamos algo, venga tu jefe y te llame para que vayas a trabajar.
-Ya hemos hablado de ello amor -volvió a decir él.
-Y siempre es lo mismo -gruñó Nadia -Espero que para noche buena puedas ir con mi familia -expreso ella suspirando -Mis padres tendrán todos los boletos y el tuyo incluido, solo debes de ir al aeropuerto el veintitrés para venir.
-Trataré de estar ahí -respondió -Y si no puedo ya sabes el porque es -añadió.
-Ajá -exclamó ella soltando un bufido -En fin, te dejo que debo de dejar el departamento ordenado para poder irme.
-Claro, te amo Nadia -le respondió Josue bajando un poco la voz -Tengo que colgar debo de seguir con las fotografías que me piden.
Nadia no se pudo despedir porque él ya había cortado la llamada, era irónico el destino pensó, ella deseaba ese viaje desde hacia tiempo atrás y ahora que podía realizarlo, no podía él ir.
-Es tan grande tu amor -masculló soltando el labial rojo que tenia en sus manos.
Se observo en el espejo viéndose su vestimenta, el chándal se pegaba a su cuerpo como una segunda piel, la sudadera que llevaba dejaba oculto las demás parten de su cuerpo, se encogió de hombros de todos modos debía al día siguiente de que llegara se podría vestir cómo era adecuado. Soltó el aire en un suspiro suave y decidió acomodar el estuche de maquillaje para después ir a la cocina y dejar los platos ocupados limpios.
Se fijo en el reloj digital que estaba en la mesita de noche y tenia dos horas para estar en el aeropuerto, por lo que tras meter las libretas en su bolso junto con loa lapices, fue a la cocina donde comenzó a lavar los platos y demás utensilios que había utilizado, debía ademas de sacar la ropa que había metido en la lavadora.
Después de cuarenta minutos donde había dejado limpio su departamento comenzó a sacar las maletas y a colocarse el bolso donde llevaba lo que necesitaba en su hombro, observó por ultima vez su departamento y sonrió, cuando volviera seria distinto a como se había ido, de eso estaba segura.
-París ahí te voy -exclamó en voz baja dejando ir una carcajada que resonó por las paredes de su hogar.
Tenia grandes expectativas con ese viaje, sobre todo deseaba conocer la torre Eiffel, también entre sus planes para la colección que sacaría vendría con una nueva variedad de tallas. Porque de lo que ella estaba segura es que en el mundo había todo tipo de tallas en las mujeres, de que no todas eran flaquitas y que en el rango de mujeres hermosas, ella estaba ahí en ese rango.
El taxi le estaba esperando cuando salió del vestíbulo y el taxista le ayudo a subir las maletas y ella se acomodó en la parte trasera por lo que tras cerrar la puerta de este, iniciaron el camino, estaba a nada de que por fin comenzara el viaje de sus sueños, el viaje que ansiaba mas que nada y que se cumpliría después de años solo deseándolo.
El suspiro que emitió le hizo llevar una de sus manos al pecho y sentir que su corazón galopaba con fuerza, decidió cerrar sus ojos y dejar que el destino le ayudara, que le enseñara la maravilla de esa ciudad y que le ayudará a encontrar consigo misma la fantasía del amor, la ilusión de está y sobre todo el deseo de saber que el verdadero amor existía en el mundo.
El trayecto al aeropuerto se le hizo corto, estaba tan encimada en sus pensamientos que no se dio cuenta de que el auto se encontraba estacionando a un lado de la entrada y el taxista se bajaba a sacar sus maletas, sonrió sacudiendo su cabeza y se bajo, sacando el dinero que le daría por ello.
-Muchas gracias -expresó agarrando las maletas entre sus manos.
-De nada señorita -murmuró el hombre y ella sonrió.
Se adentro a este sonriendo y se camino hacia la cafetería para comprar dos tazas de café, para poder estar algo despierta en el camino y así poder también darle unos ajuste a algunos de sus bocetos que tenia en su computadora, un puchero se hizo en sus labios cuando se acordó de que no había regado sus plantas, solo deseaba que estas no se dañaran durante estos días que no estaría.
Serían los mejores de su vida.
Carolina Martínez es abogada y no cualquiera, ella es la mejor abogada de New York y Estados Unidos, su carrera esta en lo más alto; conocida como La Dama de la corte en ese país, su vida es como ella deseaba, sus sueños que tenía planteados a corto y largos plazos ya los cumplió. Todo por su largo historial en la¡corte, así como también la forma en que ayuda a todos los que llegan a su despacho. Pero hay varios factores en su vida qué a muchas personas no les gustaría, y sí lo hicieran serían como Pilato tirarían la piedra y esconderían la mano. Te preguntarás ¿Cuáles son? Púes te lo responderé, no te indigestiones o critiques, éstas advertido desde ya. Iniciemos con su vida privada; ella es demandante, ordenada, segura, sensual, hogareña en algunos aspectos de su vida y una mujer muy activa sexualmente. Sus gustos sexuales van desde estar con un hombre hasta una mujer, en el día de hoy la sociedad critica fuertemente a las personas que tiene sexo casual, más si es una mujer siendo catalogada una zorra, puta y otros adjetivos, muchas veces se pregunta ¿Por qué la sociedad es así de machista? Porqué eso es lo que es, machismo de parte de los hombres que se creen que solo ellos pueden disfrutar de su sexualidad, a ellos no se le puede catalogar con adjetivos que dañan moralmente. Es por eso que ella recurre a un club llamado El Paraíso, uno que es conocido por ser el más prestigioso y exclusivo, puede entrar cualquiera, con que paguen su mensualidad la cual hay que recalcar que no es poca, para ello se cumple una serie de requisitos, donde una vez que entras tu piel hormiguea, se enciende como si estuvieras en el mismo infierno, un nombre demasiado curioso para lo que se disfrutaba adentro, aunque si lo analizaba bien realmente el nombre si daba su talla, por algo era el Paraíso. Es ahí en donde una noche de las cuales ella va a ese club, conoce a un hombre, misterioso, enigmático, hasta podría decirse que peligroso por el aura que le rodeaba y inicia con él unas noches llenas de pasión, lujuria, deseo y misterio, donde solo sus cuerpos se tocan, se callan sus bocas con besos posesivos, furiosos, llenos de una pasión que arrasaba su sangre, que le hacían perder el juicio, que deseaba repetir hasta el fin de sus días de ser posible. Pero hay muchos secretos que esconden ellos, estos son bien resguardados como si fuese una caja de pandora, y el día en que se llegue abrir uno de ellos sería el fin de alguno de los dos o el inició de ambos. Los dos son peligrosos a sus maneras, sólo cambiaría el rumbo de las cosas aunque fueran a dar a la misma frontera del destino, sus acciones tendrían peso en el futuro de ambos y este perjudicaría mucho en sus vidas. Dolor, odio, desamor, amor, sangre, venganza, muertes y mafias es lo que encontrarás en la historia de Carolina, pero sobre todo ella quiere a qué su título cambie y convertirse «DE DAMA A REINA» ese hombre que la vuelve una dependiente y una mujer deseosa de más, sobre todo le da el valor de engrandecerse aún más, dejando a un lado su anterior titulo para volverse en lo que realmente es. Descubre conmigo que pasa en esta historia.
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