quieta com
n venderse fácilmente por la cantidad que los quebrase. No obstante, me di cuenta de que un grupo de tres hombres que no tenían nada de pinta de policías se acercó a la sala de
rlo o terminar
o querría que el diávolo tuviese consciencia de quiénes lo querían liquida
raron, pensé muy rápido por lo que los encerré sin que se dieran cuenta y luego vi cómo diávolo me miró con rabia al final del pasillo
e aturdida, impactad
con mucha fuerza. Entonces me di cuenta de que él no era un mentiroso, de que, si le daba la gana, fácilmente podía hacerme la vida mis
ante en más d
ealmente q
erá darte muchas nalgadas, tantas que no podrás ni caminar por una seman
la amenaza tácita como
u arma fue tan llamativo como para que otros cuatro hombres se acercasen y los que estaban en la sal
para siete hombres, pero se había deshecho de tres
ara él en esos momentos, uno que lo ayudaría porque si lo querían muerto, probablemente aplicasen es
me después de todo. No había aprendido un par de cosas en la calle po
olo sé valiente» pensé en u
a señal -espetó antes de ir
hombres, él disparó a dos, mientras los otros dos se resguardaron con rapidez para luego in
z de llevar tu cuerpo al límite en situaciones de riesgo. Diávolo tenía el hombro y p
tentó sujetarlo por la espalda, luego le dio un cabezazo a otro, y cuando los vio
, tan clínico que
. Ahí supe que su umbral de energía se iba a quemar por el aumento desproporcionado de adrenal
golpes, mientras evitaban que él pudiese dispararles. Así fue como uno cuadró su arma para apuntarle, y no sé q
no dudé, so
ayó inconsciente en el suelo. Todo fue tan extraño, tan rápido, que no vi venir cómo el otro que aún
salvado vino directo
daba en pie. Fue como una sacudida que luego me congeló porque no solo había visto mi vida pasar, sino que fue una
a volve
s para esconderlos. Estaba aturdida porque en nada podía venir la policía, así que un ataque de pánico
como una idiota -exigió y
ntrar en pilo
ea de quirófano ambulatorio, se sentó a esperar, con una expresión dolorosa que me arrugó el corazón. Así que respiré hondo para cont
olverme
los tenía que eliminar y te iban a asesinar, no podía permitirlo, así que tienes que respirar parar co
otones lo que no era una buena señal. El hombre en nada h
punto aquí: ¡hay cadáveres!, gente muerta en un recinto de salud subsidiado... Dioses..., l
ener un
ra qué demonios hacer, él se acercó a mí y me estampó un beso que me curó de espanto. Fue solo un roce de la
una sonrisa odio
por este hombre, no es buena s