jas, como cualquier colegiala, junto con un jean desgastados que arropaba sus pier
ra perfecta. Cuanto había en sus pechos, la delgadez
l era su puesto preferido en el aula de la universidad, y como le cost
que su padre la presentó en la sociedad millonaria cuando apenas tenía q
otó como su cuello palpitaba rápido. Podía oler su miedo
lo fascinab
cuatro años, y no pasaba en alto que llamaba la atención. Sin embargo, sus ojos tenían
to capricho de su miembro, el estar aquí era el resultado de un
le doliera más que su corderita apreciada. Y por supuesto Iván sabía perf
s segundos, se dispersaron cuando Armand a su lado intervino, negando ha
mostrándole el dedo índice a Sibel para llamar su atenc
go aquí, corderita... están e
adre y luego volv
lizarse. Quería tener un retrato de sus ojos angustiados, pero tuvo
nunca, no obstante, tenía un sinfín de tiempo po
-Sibel cerró su boca ante la impresión de sus palabras, y luego vio cómo Iván
ortar qué, cuando un hombre de negro lo es
e hacia ese hombre, y lo e
ella gritó desesperada, mientras Iván miró la tela
ella sacudiéndose, e h
un acuerdo... y.
amiento mientras el cuerpo de su hi
dades... acciones millona
as ella trató de parpadear esperando que las lágrimas no se le escaparan. En su desesperó,
aunque Sibel no supo de dónde, sacó una pistola y apuntó hac
Vasíliev llenaron la sala, y sacaron sus ar
en la cabeza en menos de un segundo, y el aliento de su p
-Ella gesticuló con fuerza mientras Iván se giró h
uno de sus guardaespaldas, mientras los
espalda, y sus manos sudaban con extrañeza. Ella pudo notar como el hombre se tomaba su tiempo, recibió una hoja en una ca
jo recostándose a la silla, pero ella solo miró a s
a de la mesa y se
aré... haré lo que sea
s ojos de ella, le dio el giro a la hoja apunta
so su firma en el papel y soltó
a el tipo rudo, y su padre cayó como un trapo
nsolarlo, de una sacudida fue quitada de su padr
mand trató de hablar mientras
silla y acomodó su chaqueta, y a
amionetas... v
s boquiabiertos ante su retirada, pero lo último que pensaron es que uno de e
ermano gritaron, y Armand
endo arrastrada por los hombres, pero
rostro de Armand se tornó gris, y negando, fue hac
ordenando que siguieran con el objetivo, y aunque Armand
vas a dañar a mi hija... lo ju
us palabras, mientras las lágrim
perar, aún no sabía qué significaba ser la propiedad d
n sunami, y si ella ahora intentaba cualquier cosa con este hom
s ella abrazó su pequeño bolso con el que había ido a pasear con Aston. Notó como ese hombre d
die vino a sentarse a su lado, cuando las camione
quizás un hombre que quería su poder, ahora mismo sus pensamientos no eran cuerdos, ni mucho menos sensa
onando la ajetreada congestión de los Ángeles-California, para salir a las afuera
una especie de hacienda, que
ron en la gran construcción estilo mediterráneo, que tenía a
s se estacionaron, y una vez abriero
no dejaba oculto ni siquiera su miedo. Alzó el rostro para detallar los muros grueso
que tengo que hace
a eso? -preguntó Iván
matrimonio arre
mo y algo de burla
. ni siquiera estás cerca... Sibel MacMillan... -la señaló deletreando su nombre, mientras toda la gracia desaparecía de su rost
ídos de Sibel, incluso ella pensó