/0/10675/coverbig.jpg?v=eb510f959f3cd1f0a5f88e9ba4892b9e)
Iván Vasíliev fue criado para dos propósitos en su vida... Uno, para crear un emporio, una mafia implacable, y un único poder que lo hará impenetrable. Dos, llevar a cabo una venganza, una por la que vive y respira y la que se ha vuelto su único pensamiento en los largos años de espera. Sibel es solo una mujer con sueños que espera salir de la cobertura de su familia, para emprender una vida, al lado del hombre que ya eligió. Sin embargo, ella está muy lejos de eso, porque es su misma familia la que la lleva a un rincón sin salida, haciéndola caer en manos de un hombre hambriento de venganza, que quiere reducirla a ser su esclava. Iván no solo va a ejecutar su venganza de forma siniestra, él... va a obsesionarse con ella... con la única mujer, que simplemente él no puede tener...
Los Ángeles-California, un viernes por la noche...
-Mira Sibel... mira esta sincronía tan perfecta... -Aston señaló una ronda de estrellas, mientras Sibel amplió su sonrisa y siguió su dedo dibujando el cielo negro.
-Es... maravilloso... -Aston se giró hacia ella y asintió, embelesado por su belleza.
Ambos estaban sobre una manta en medio de la nada, escapados de alguna forma, porque era la única manera en que podían encontrarse. Entonces, él acarició su mejilla y susurró:
-¿Sibel? -ella se giró encontrando sus ojos grises, mientras algunos mechones de su cabello enmarañado, caían en la frente de Aston dándole un aspecto juvenil, a pesar de que ya tenía 28.
-Dime...
-Por favor, no olvides que movería el cielo y la tierra por ti... -Sibel amplió más su sonrisa y luego le dio un beso en la nariz.
-Nunca lo olvido... pero, creo que es hora de irme... -Aston frunció el ceño, y ella pudo notar como el aspecto de su rostro cambió significativamente-. No te enfurruñes... ya sabes cómo es...
Aston asintió y luego la ayudó a sentarse con él para abrazarla.
-Un día no me importará el estatus de tu familia... un día entraré a esa casa, y me enfrentaré con el señor MacMillan y toda tu familia...
-Ni lo menciones... -Sibel se puso sería-. No es hora de ello -se levantó y recogió la cobija, y se dirigió al auto viejo de Aston que estaba aparcado a la orilla de la carretera.
-Dijiste que no te importaba... -Ella se giró metiendo las cosas en la maleta del auto.
-Y no me importa, lo sabes, pero ahora mismo mi familia está pasando por un tema económico... creo que no es el momento... -Sibel se fue hacia la puerta para abrirla, pero Aston la detuvo.
-¿Y cuándo será el momento? -ella soltó el aliento, pero él se recostó apretando su cuerpo-. Lo siento... estoy frustrado por este juego que tenemos tú y yo de vernos a escondidas... Te amo, Sibel... lo hago con locura...
Sus labios fueron sellados por Aston, y ella acunó su cara para alejarlo un poco.
-Sabes que también te amo... solo necesito tiempo para decirle a papá, sé que él me apoyará en esto, lo sé...
Aston tomó el aliento y asintió.
-Bien... -ella le sonrió con picardía y luego se metieron dentro del auto para comenzar a andar.
A Sibel se le había pasado la hora, pero se deslizaría en la cena, que debía estar suscitándose en su familia, y luego se dormiría temprano, porque mañana tenía universidad.
Mirando por la ventana soltó el aliento. Estaba a solo unos meses de graduarse, y esto le decía que tal vez pudiera tomar las riendas de su vida, e independizarse de su familia, que en realidad era posesiva.
Aston se detuvo a unas cuadras de su mansión, y Sibel tomó su bolso para mirarlo y sonreírle.
-Iré después de la universidad... -Aston tomó su nuca y la besó con desespero.
-Entonces nos tardes... -ella negó.
-Nunca lo hago... -se bajó del auto y le envió un beso a Aston mientras caminaba hacia la mansión, sin embargo, él arrancó rápido, y luego le hizo luces para que ella se detuviera.
-¿Sibel? Te amo...
La sonrisa de Sibel se amplió y gesticuló la misma palabra, entre tanto él se perdía de su panorama.
Soltando el aliento, camino unos minutos más y luego entró a la mansión, mientras notó que no todo estaba con regularidad como de costumbre. Los guardias de su padre estaban un poco inquietos, y ella comenzó a detenerse cuando evidenció más de cinco camionetas negras, estacionadas de forma desordenada frente a la propiedad.
Sus pies se quedaron estáticos al notar muchos hombres de negro que no había visto antes ni servían a su familia, y pasándolos, entró a su casa para sentir una tensión apabullante.
Había un ambiente áspero, incluso amenazante, que dejó sus ojos en la palidez que tenía su padre, Armand, y su hermano mayor, Erich...
Ellos estaban sentados como estatuas en la sala, mientras unos hombres mantenían sus manos apretadas en sus hombros, como si los obligasen a quedarse quietos.
-¿Papá? -solo pudo soltar la pregunta con su voz nerviosa.
-¡Sibel! -ella se giró de golpe cuando la voz de su madre la llamó.
Estaba sentada en otra esquina, y tenía el maquillaje regado por toda su cara. Era obvio que había llorado. Su hermana, de quince años, también estaba sentada en sus pies, con la cara metida ansiosa y tratando de no ver las escenas que le preocupaban.
Sibel tenía diecinueve, pero le envió una mirada a su pequeña hermana, como diciéndole que no temiera.
Ella fue a dar un paso hacia ellas, pero un hombre de ellos, la frenó de golpe.
Por un momento sus sentidos se agudizaron y un olor fuerte de humo, comenzó a dispersarse desde una parte oscura en la otra esquina de la sala, que tenía la lámpara apagada. Así que achicó los ojos.
Parecía un escenario tétrico, como si se hubiese preparado específicamente para este momento.
-Llegas tarde a nuestra cena familiar... corderita... -Un hombre misterioso, dio una calada de su cigarrillo, y luego la soltó con lentitud, sin siquiera levantarse del sillón.
Su padre la llamaba así, así que ellos debían conocer a su familia.
Ella podía describir esto como un funeral, y se sentía aterrada cuando el hombre misterioso se la quedó mirando de arriba abajo. No podía notar sus facciones, pero de acuerdo a la dimensión del sillón, él debía ser muy alto, y grande.
-No metas a mis hijos en esto... -Armand MacMillan interrumpió su escrutinio, y Sibel notó como ese hombre apenas se giró en forma perezosa hacia su padre.
Fueron solo unos segundos, y luego escuchó una risa siniestra de parte de este hombre misterioso.
-No me gustan las bromas, MacMillan, pero debo decirte que fue un buen chiste... sin embargo, no me hagas perder más el tiempo y despídete de tu bella familia... que te verá cada día pudrirte... y tú a ellos...
Sibel miró a su madre que soltó un sollozo y negó sin entender.
-¿Por qué está haciendo esto? -se atrevió a preguntar mientras dos de los hombres tomaron a su padre, y lo empujaron hacia el frente.
Sin embargo, la atención de Sibel, que estaba pegada al suelo de los nervios, se centró en ese hombre, que ajustó su chaqueta y se puso de pie.
Sí... era muy alto, su presencia emanaba peligro, y cuando su rostro salió a la luz, ella se quedó sin aliento. Sus ojos estaban cargados de ira pura, mientras sus facciones, eran tan duras como el hierro.
Era evidente que era muy apuesto, peinado a la perfección y con un traje negro impecable. Sin embargo, todo en él expresaba peligro.
Él caminó dos pasos más, a una distancia de dos metros desde ella, y torció su cuello hacia un lado, mirándola de una forma despreciable.
El pecho de Sibel bajaba y subía de forma errática, pero apretó sus manos para menguar la tensión.
-Odio repetir... MacMillan... eres demasiado deficiente... -un hombre de negro empujó más a su padre, haciendo que este cayera, literalmente de rodillas, frente al hombre.
Sibel estaba sacada de forma, y sus lágrimas cayeron al ver la condición del gran Armand frente a este hombre. Literalmente estaba humillándolo frente a su familia, y su padre, que destruía todo por la misma, no hacía nada.
Ni siquiera su arrebatado hermano Erich.
-Iván... -Armand pronunció con súplica, pero un golpe en su rostro, lo echó hacia un lado, mientras unas gotas de sangre llenaron su labio.
Los pies de Sibel arrancaron hacia su padre, y llegando hasta él, gritó.
-¡Basta! ¡¿Qué es esto?! -alzó el rostro para mirar a su hermano, pero él le quitó la mirada.
-Hija... -el susurro de su padre la hizo mirarlo y luego lo vio negar-. No digas nada...
-Papá... ¿De qué se trata? -Y Armand negó entre tanto uno de los hombres lo tomó cuello y lo levantó alejándolo de ella-. Esperen... -Sibel se agitó hasta el cansancio-. ¿Qué hacen? ¿A dónde lo llevan?
Ella se dirigió hacia este hombre que estaba impasible de pie, pero él levantó la palma para que no se acercara más y tomara sus distancias.
-Tu padre... pagará deudas millonarias con su vida... -Sibel abrió los ojos y se apresuró a abrir su boca, pero este hombre se interpuso de nuevo-. Calla... no he terminado... Yo me encargaré de que tu padre pague todo lo que robó a mi familia... dejaré a su esposa en la calle... a tu hermano sin empresa, ni trabajo como un limosnero... a la chica menor sin sueños... y por supuesto... tú sigues en la lista... tu maldita familia se derrumbará y todos verán a este pobre perro morirse en la miseria...
El hombre chasqueó los dedos, y al instante sus hombres de seguridad tomaron a su padre como un delincuente, y comenzaron a sacarlo de la casa.
Ella miró desperada cómo su madre se levantaba y su hermano era sostenido por otro guardia. El corazón quería salirse del pecho sin entender un ápice de lo que estaba pasando, y tomando el último aliento, solo pensó en una cosa.
Todos, su padre, y ese hombre estaban en la puerta cuando lo gritó.
-No estaría aquí si no quisiese algo a cambio... ¿No es así?
Sin embargo, el que ese hombre se girara, y le mostrara una sonrisa malévola, fue como si le hubiesen inyectado un veneno, tan solo con la mirada negra que le envió enseguida...
Y por supuesto que Iván Vasíliev quería una cosa... la quería a ella.
Enzo y Antonella eran una de las parejas más estables públicamente en Italia, y uno de los rostros favoritos de los tabloides, pero desde la intimidad de su casa, ellos ocultaban una discusión constante que los estaba llevando al punto del declive. A sus 32 años, Enzo Cavalli quería un hijo, una familia para formar y herederos que dejar, cuestión que su mujer no aceptaba por el simple hecho de no dañar su figura. En un momento de una fuerte presión, Antonella utiliza todas sus armas contra su fiel y dulce asistente, Gianna Ricci, porque decir que le debe hasta el alma, es quedarse bastante corta. "Quiero que me alquiles tu vientre", esto más bien se escuchó como una orden, y teniendo la casa de sus padres hipotecada, y un montón de deudas por atender, a Gianna no le quedó de otra, que sucumbir a un trato oscuro que tenía muchos sucesos ocultos, entre ellos, una cercanía irreparable con Enzo, de la que ella no iba a poder escapar...
"Se busca una esposa para el príncipe", así lo anunció la corona, en últimas instancias para doblegar la voluntad de un hombre rebelde que no quiere cumplir con las funciones que su título amerita, porque Farid Sabagh era todo lo que el reino de Angkor NO esperaba de un príncipe. Alana Bozkurt es una mujer valiente cuyo objetivo, es salvar a su pueblo arruinado, y en un acto atrevido, su voz por fin logra ser escuchada por el dueño y señor, de la voluntad de su destino y el de su país... Sin embargo, su apellido es simplemente una maldición que la acompañará hasta últimas instancias, y todo esto, para arruinar todas sus esperanzas... Ella podría ser la candidata perfecta para el príncipe, pero, es una mujer prohibida para el reino...
En medio de un engaño y traición, Rashad, el rey de los imperios y el más poderoso del mundo, decide invadir a los reinos que lo traicionaron, por aliarse a sus enemigos. Nadie sabe que el país de Radin ha sido devastado injustamente, y su princesa Hadassa, ahora reducida a la nada, solo camina totalmente perdida con sus manos atadas observando la devastación de su pueblo alrededor. Las lágrimas frías no cesan, ella no sabe cuánto tiempo durará su martirio, pero sabe que, al llegar a las tierras de Babel, estará completamente perdida. No le queda más que levantar la mirada al cielo y pedir a su Dios que tenga un deceso rápido, antes de llegar al horror que le depara su destino... Porque nadie ha salido ileso después de enfrentar a Rashad, el rey más perverso de todos... y Hadassa no parece ser la excepción para él... hasta que cruza miradas con esa princesa de cabellos revueltos y mirada diferente, que lo hace replantearse cada uno de los mitos, formados a su alrededor.
Lía James es una chica británica común, despreocupada de la vida, y con un trabajo básico que le permite llevar una vida simple. Su mejor amiga es la obsesión de todo lo ella que puede soñar; graduada con las mejores notas, y una profesión que le permite viajar a rincones del mundo, que ni siquiera Lía puede imaginar. Un golpe de suerte llega cuando Mila la invita a un viaje para asistir a una convención de negocios internacionales, y por qué no, tomar su fin de semana en las islas más codiciadas de Arabia Saudí con todo pago. Una noche en celebración por el nuevo puesto de Mila, reciben una llamada que cambiará todos los planes de Lía, y su vida entera. Entre mentiras y enredos, Lía suplanta el puesto de su amiga, para trabajar con un importante jeque al que le es imposible respirar en su presencia. Said no solo es el Emir de un país entero, él es el hombre del desierto que mantiene secretos de los que nadie se puede enterar, porque arruinaría su monarquía, y su vida entera...
Ellie fue aquella niña que creció con el concepto de que todo lo que una mujer necesitaba, era una familia que cuidar, y cuando la idea se hizo su sueño cumplido al casarse con Michael, ella pensó que su vida color de rosa, apenas estaba a punto de comenzar. Sin embargo, su mundo se volvió oscuro desde la primera noche, desde la primera reacción y desde el momento en que cayó en ese abismo sin fondo que siempre temió encontrar. Michael estaba muy lejos de lo que era un marido perfecto, pues su carácter ególatra, frío, y muy superficial, hacía que la vida en casa fuera un suplicio para una Ellie, que intentaba aparentar lo contrario. Pero como todo en la vida tiene un punto sin retorno, un negocio que está próximo a firmarse y salvará a la compañía familiar, trae a un hombre parecido a una tempestad, que viene a devastar sus emociones y pondrá en cuerda floja sus sentimientos y la supuesta estabilidad familiar... Un romance prohibido está a punto de estallar, uno, que ni siquiera la recatada y sumisa Elizabeth puede dejar pasar...
A sus 29 años, Andrew White era un importante cirujano asociado del hospital de Durango, con una carrera envidiable para cualquier hombre. Dinero, mujeres y una familia perfecta. Han pasado 6 largos años desde que Anaelise dejó Durango, y esos mismos en que jamás pudo superarla. Muy preocupado por el alejamiento que Andrew está profesando sobre su familia, su padre, Jarol White, interviene en su vida involucrando a una chica que parece inofensiva. Jarol hace un trato ofreciéndole dinero para poder seguir con sus pasantías en medicina, y ante la desesperación, Natali, sucumbe a negociar con el hombre mayor decidida a utilizar todos sus encantos para que Andrew olvide de su pasado. ¿Cuánto le costará a Natali el amor de Andrew? Y ¿cuál será el precio de su amor?
Todo el mundo pensaba que Lorenzo quería de verdad a Gracie, hasta el día de la operación de corazón de su hija. Para sorpresa de Gracie, Lorenzo donó el preciado órgano que necesitaba su hija a otra mujer. Desolada, Gracie optó por el divorcio. Impulsada por su necesidad de venganza, Gracie se unió al tío de Lorenzo, Waylon, y orquestó la caída de Lorenzo. Al final, este se quedó sin nada. Consumido por el remordimiento, él suplicó por una reconciliación. Gracie pensó que era libre de seguir adelante con su vida, pero Waylon la retuvo con un abrazo. "¿Pensaste que podías abandonarme?".
Rachel pensaba que con su devoción conquistaría a Brian algún día, pero se dio cuenta de que se había equivocado cuando su verdadero amor regresó. Rachel lo había soportado todo, desde quedarse sola en el altar hasta recibir un tratamiento de urgencia sin su presencia. Todos pensaban que estaba loca por renunciar a tanto de sí misma por alguien que no correspondía a sus sentimientos. Pero cuando Brian recibió la noticia de la enfermedad terminal de Rachel y se dio cuenta de que no le quedaba mucho tiempo de vida, se derrumbó por completo. "¡No te permito que mueras!". Rachel se limitó a sonreír. Ya no necesitaba a ese hombre. "Por fin seré libre".
Se suponía que era un matrimonio de conveniencia, pero Carrie cometió el error de enamorarse de Kristopher. Cuando llegó el momento en que más lo necesitaba, su marido estaba en compañía de otra mujer. Carrie ya estaba harta. Decidió divorciarse de Kristopher y seguir adelante con su vida. Sin embargo, solo cuando ella se marchó, Kristopher se dio cuenta de lo importante que era ella para él. Ante los innumerables admiradores de su exesposa, Kristopher le ofreció 20 millones de dólares y le propuso de nuevo: "Casémonos de nuevo".
Lenny era el hombre más rico de la capital. Estaba casado, pero su matrimonio no tenía amor. Accidentalmente tuvo una aventura de una noche con una extraña, por lo que decidió divorciarse de su esposa y buscar a la chica con la que se acostó. Juró casarse con ella. Meses después del divorcio, descubrió que su esposa estaba embarazada de siete meses. ¿La mujer lo engañó? Scarlet estaba buscando a su esposo, pero, por error, los dos pasaron una noche apasionada. Sin saber qué hacer, se escapó presa del pánico, pero luego descubrió que estaba embarazada. Justo cuando estaba lista para explicar lo que le había sucedido a su esposo, este le pidió el divorcio. ¿Descubriría Lenny que la extraña chica con la que se había acostado era en realidad su esposa? Más importante aún, ¿su matrimonio sin amor mejoraría o empeoraría?
Eda Calloway y Christopher Davenport, se han unido en matrimonio por acuerdos familiares, claro que ninguno de los involucrados alberga sentimientos hacía el otro, es más Christopher siempre estuvo enamorado de su primer amor, Patricia Grenville, pero el amor no era más fuerte que los Imperios y los intereses familiares, aquello obliga a Christopher a tomar distancia de su gran amor. Patricia viaja a los Estados Unidos mientras que los Davenport cortan todo lazo y toda conexión de los enamorados, es así que Christopher empieza a sumergirse cada vez más en el mundo Empresarial hasta coronarse como uno de Empresarios más influyentes de Inglaterra, Escocia entre otros Países, hasta que sus familiares encuentran la candidata perfecta para su esposa.Eda Calloway, es el epítome de la dulzura y la fragilidad, una joven que irradia pureza y encanto con cada paso que da. Su inocencia, reflejada en su mirada clara y su disposición amable, es lo que la hace destacar en un mundo lleno de ambición y máscaras. Como heredera de la prestigiosa familia Calloway, Eda combina elegancia natural con una humildad que desarma incluso al más frío de los corazones.Los Davenport la han elegido como esposa del Gran CEO, Christopher Davenport, no solo por sus impecables conexiones familiares, sino porque Eda posee un aura especial, capaz de atravesar las murallas que Christopher ha construido a lo largo de los años. Su dulzura contrasta con el carácter frío y calculador del CEO, convirtiéndola en la pieza que equilibra y complementa su personalidad.Para la poderosa familia Davenport, Eda representa no solo una alianza estratégica entre dos linajes prominentes, sino también una esperanza de que su calor y bondad puedan suavizar el alma endurecida de Christopher, despertando en él emociones que ha mantenido enterradas durante años. Su capacidad de ver lo mejor en los demás y su inquebrantable optimismo la convierten en una figura única, destinada a marcar una diferencia en la vida del gran Davenport.
La felicidad era como un espejismo para Rocío Ouyang, cuando más se acercaba a la felicidad, más se alejaba. Ella acababa de casarse con Edward Mu, pero en su noche de boda todo se derrumbó. Dejando a Rocío embarazada, Edward la abandonó en su noche de boda. Pasados unos años, Rocío renació por completo, cambiando totalmente su personalidad, convertiéndose en la única coronel del ejército. En este momento Rocío comenzó a reflexionar varias preguntas que eran misterios para ella: ¿Por qué los padres de Edward estaban actuando de manera tan extraña? ¿Por qué su padre la odiaba? ¿Y quién estaba tratando de dañar su reputación en el ejército que ella había trabajado tan duro para construir? ¿Y por qué sigues leyendo la sinopsis? ¿Por qué no abres el libro y descúbrelo tú mismo?