Iván Vasíliev fue criado para dos propósitos en su vida... Uno, para crear un emporio, una mafia implacable, y un único poder que lo hará impenetrable. Dos, llevar a cabo una venganza, una por la que vive y respira y la que se ha vuelto su único pensamiento en los largos años de espera. Sibel es solo una mujer con sueños que espera salir de la cobertura de su familia, para emprender una vida, al lado del hombre que ya eligió. Sin embargo, ella está muy lejos de eso, porque es su misma familia la que la lleva a un rincón sin salida, haciéndola caer en manos de un hombre hambriento de venganza, que quiere reducirla a ser su esclava. Iván no solo va a ejecutar su venganza de forma siniestra, él... va a obsesionarse con ella... con la única mujer, que simplemente él no puede tener...
Los Ángeles-California, un viernes por la noche...
-Mira Sibel... mira esta sincronía tan perfecta... -Aston señaló una ronda de estrellas, mientras Sibel amplió su sonrisa y siguió su dedo dibujando el cielo negro.
-Es... maravilloso... -Aston se giró hacia ella y asintió, embelesado por su belleza.
Ambos estaban sobre una manta en medio de la nada, escapados de alguna forma, porque era la única manera en que podían encontrarse. Entonces, él acarició su mejilla y susurró:
-¿Sibel? -ella se giró encontrando sus ojos grises, mientras algunos mechones de su cabello enmarañado, caían en la frente de Aston dándole un aspecto juvenil, a pesar de que ya tenía 28.
-Dime...
-Por favor, no olvides que movería el cielo y la tierra por ti... -Sibel amplió más su sonrisa y luego le dio un beso en la nariz.
-Nunca lo olvido... pero, creo que es hora de irme... -Aston frunció el ceño, y ella pudo notar como el aspecto de su rostro cambió significativamente-. No te enfurruñes... ya sabes cómo es...
Aston asintió y luego la ayudó a sentarse con él para abrazarla.
-Un día no me importará el estatus de tu familia... un día entraré a esa casa, y me enfrentaré con el señor MacMillan y toda tu familia...
-Ni lo menciones... -Sibel se puso sería-. No es hora de ello -se levantó y recogió la cobija, y se dirigió al auto viejo de Aston que estaba aparcado a la orilla de la carretera.
-Dijiste que no te importaba... -Ella se giró metiendo las cosas en la maleta del auto.
-Y no me importa, lo sabes, pero ahora mismo mi familia está pasando por un tema económico... creo que no es el momento... -Sibel se fue hacia la puerta para abrirla, pero Aston la detuvo.
-¿Y cuándo será el momento? -ella soltó el aliento, pero él se recostó apretando su cuerpo-. Lo siento... estoy frustrado por este juego que tenemos tú y yo de vernos a escondidas... Te amo, Sibel... lo hago con locura...
Sus labios fueron sellados por Aston, y ella acunó su cara para alejarlo un poco.
-Sabes que también te amo... solo necesito tiempo para decirle a papá, sé que él me apoyará en esto, lo sé...
Aston tomó el aliento y asintió.
-Bien... -ella le sonrió con picardía y luego se metieron dentro del auto para comenzar a andar.
A Sibel se le había pasado la hora, pero se deslizaría en la cena, que debía estar suscitándose en su familia, y luego se dormiría temprano, porque mañana tenía universidad.
Mirando por la ventana soltó el aliento. Estaba a solo unos meses de graduarse, y esto le decía que tal vez pudiera tomar las riendas de su vida, e independizarse de su familia, que en realidad era posesiva.
Aston se detuvo a unas cuadras de su mansión, y Sibel tomó su bolso para mirarlo y sonreírle.
-Iré después de la universidad... -Aston tomó su nuca y la besó con desespero.
-Entonces nos tardes... -ella negó.
-Nunca lo hago... -se bajó del auto y le envió un beso a Aston mientras caminaba hacia la mansión, sin embargo, él arrancó rápido, y luego le hizo luces para que ella se detuviera.
-¿Sibel? Te amo...
La sonrisa de Sibel se amplió y gesticuló la misma palabra, entre tanto él se perdía de su panorama.
Soltando el aliento, camino unos minutos más y luego entró a la mansión, mientras notó que no todo estaba con regularidad como de costumbre. Los guardias de su padre estaban un poco inquietos, y ella comenzó a detenerse cuando evidenció más de cinco camionetas negras, estacionadas de forma desordenada frente a la propiedad.
Sus pies se quedaron estáticos al notar muchos hombres de negro que no había visto antes ni servían a su familia, y pasándolos, entró a su casa para sentir una tensión apabullante.
Había un ambiente áspero, incluso amenazante, que dejó sus ojos en la palidez que tenía su padre, Armand, y su hermano mayor, Erich...
Ellos estaban sentados como estatuas en la sala, mientras unos hombres mantenían sus manos apretadas en sus hombros, como si los obligasen a quedarse quietos.
-¿Papá? -solo pudo soltar la pregunta con su voz nerviosa.
-¡Sibel! -ella se giró de golpe cuando la voz de su madre la llamó.
Estaba sentada en otra esquina, y tenía el maquillaje regado por toda su cara. Era obvio que había llorado. Su hermana, de quince años, también estaba sentada en sus pies, con la cara metida ansiosa y tratando de no ver las escenas que le preocupaban.
Sibel tenía diecinueve, pero le envió una mirada a su pequeña hermana, como diciéndole que no temiera.
Ella fue a dar un paso hacia ellas, pero un hombre de ellos, la frenó de golpe.
Por un momento sus sentidos se agudizaron y un olor fuerte de humo, comenzó a dispersarse desde una parte oscura en la otra esquina de la sala, que tenía la lámpara apagada. Así que achicó los ojos.
Parecía un escenario tétrico, como si se hubiese preparado específicamente para este momento.
-Llegas tarde a nuestra cena familiar... corderita... -Un hombre misterioso, dio una calada de su cigarrillo, y luego la soltó con lentitud, sin siquiera levantarse del sillón.
Su padre la llamaba así, así que ellos debían conocer a su familia.
Ella podía describir esto como un funeral, y se sentía aterrada cuando el hombre misterioso se la quedó mirando de arriba abajo. No podía notar sus facciones, pero de acuerdo a la dimensión del sillón, él debía ser muy alto, y grande.
-No metas a mis hijos en esto... -Armand MacMillan interrumpió su escrutinio, y Sibel notó como ese hombre apenas se giró en forma perezosa hacia su padre.
Fueron solo unos segundos, y luego escuchó una risa siniestra de parte de este hombre misterioso.
-No me gustan las bromas, MacMillan, pero debo decirte que fue un buen chiste... sin embargo, no me hagas perder más el tiempo y despídete de tu bella familia... que te verá cada día pudrirte... y tú a ellos...
Sibel miró a su madre que soltó un sollozo y negó sin entender.
-¿Por qué está haciendo esto? -se atrevió a preguntar mientras dos de los hombres tomaron a su padre, y lo empujaron hacia el frente.
Sin embargo, la atención de Sibel, que estaba pegada al suelo de los nervios, se centró en ese hombre, que ajustó su chaqueta y se puso de pie.
Sí... era muy alto, su presencia emanaba peligro, y cuando su rostro salió a la luz, ella se quedó sin aliento. Sus ojos estaban cargados de ira pura, mientras sus facciones, eran tan duras como el hierro.
Era evidente que era muy apuesto, peinado a la perfección y con un traje negro impecable. Sin embargo, todo en él expresaba peligro.
Él caminó dos pasos más, a una distancia de dos metros desde ella, y torció su cuello hacia un lado, mirándola de una forma despreciable.
El pecho de Sibel bajaba y subía de forma errática, pero apretó sus manos para menguar la tensión.
-Odio repetir... MacMillan... eres demasiado deficiente... -un hombre de negro empujó más a su padre, haciendo que este cayera, literalmente de rodillas, frente al hombre.
Sibel estaba sacada de forma, y sus lágrimas cayeron al ver la condición del gran Armand frente a este hombre. Literalmente estaba humillándolo frente a su familia, y su padre, que destruía todo por la misma, no hacía nada.
Ni siquiera su arrebatado hermano Erich.
-Iván... -Armand pronunció con súplica, pero un golpe en su rostro, lo echó hacia un lado, mientras unas gotas de sangre llenaron su labio.
Los pies de Sibel arrancaron hacia su padre, y llegando hasta él, gritó.
-¡Basta! ¡¿Qué es esto?! -alzó el rostro para mirar a su hermano, pero él le quitó la mirada.
-Hija... -el susurro de su padre la hizo mirarlo y luego lo vio negar-. No digas nada...
-Papá... ¿De qué se trata? -Y Armand negó entre tanto uno de los hombres lo tomó cuello y lo levantó alejándolo de ella-. Esperen... -Sibel se agitó hasta el cansancio-. ¿Qué hacen? ¿A dónde lo llevan?
Ella se dirigió hacia este hombre que estaba impasible de pie, pero él levantó la palma para que no se acercara más y tomara sus distancias.
-Tu padre... pagará deudas millonarias con su vida... -Sibel abrió los ojos y se apresuró a abrir su boca, pero este hombre se interpuso de nuevo-. Calla... no he terminado... Yo me encargaré de que tu padre pague todo lo que robó a mi familia... dejaré a su esposa en la calle... a tu hermano sin empresa, ni trabajo como un limosnero... a la chica menor sin sueños... y por supuesto... tú sigues en la lista... tu maldita familia se derrumbará y todos verán a este pobre perro morirse en la miseria...
El hombre chasqueó los dedos, y al instante sus hombres de seguridad tomaron a su padre como un delincuente, y comenzaron a sacarlo de la casa.
Ella miró desperada cómo su madre se levantaba y su hermano era sostenido por otro guardia. El corazón quería salirse del pecho sin entender un ápice de lo que estaba pasando, y tomando el último aliento, solo pensó en una cosa.
Todos, su padre, y ese hombre estaban en la puerta cuando lo gritó.
-No estaría aquí si no quisiese algo a cambio... ¿No es así?
Sin embargo, el que ese hombre se girara, y le mostrara una sonrisa malévola, fue como si le hubiesen inyectado un veneno, tan solo con la mirada negra que le envió enseguida...
Y por supuesto que Iván Vasíliev quería una cosa... la quería a ella.
Enzo y Antonella eran una de las parejas más estables públicamente en Italia, y uno de los rostros favoritos de los tabloides, pero desde la intimidad de su casa, ellos ocultaban una discusión constante que los estaba llevando al punto del declive. A sus 32 años, Enzo Cavalli quería un hijo, una familia para formar y herederos que dejar, cuestión que su mujer no aceptaba por el simple hecho de no dañar su figura. En un momento de una fuerte presión, Antonella utiliza todas sus armas contra su fiel y dulce asistente, Gianna Ricci, porque decir que le debe hasta el alma, es quedarse bastante corta. "Quiero que me alquiles tu vientre", esto más bien se escuchó como una orden, y teniendo la casa de sus padres hipotecada, y un montón de deudas por atender, a Gianna no le quedó de otra, que sucumbir a un trato oscuro que tenía muchos sucesos ocultos, entre ellos, una cercanía irreparable con Enzo, de la que ella no iba a poder escapar...
"Se busca una esposa para el príncipe", así lo anunció la corona, en últimas instancias para doblegar la voluntad de un hombre rebelde que no quiere cumplir con las funciones que su título amerita, porque Farid Sabagh era todo lo que el reino de Angkor NO esperaba de un príncipe. Alana Bozkurt es una mujer valiente cuyo objetivo, es salvar a su pueblo arruinado, y en un acto atrevido, su voz por fin logra ser escuchada por el dueño y señor, de la voluntad de su destino y el de su país... Sin embargo, su apellido es simplemente una maldición que la acompañará hasta últimas instancias, y todo esto, para arruinar todas sus esperanzas... Ella podría ser la candidata perfecta para el príncipe, pero, es una mujer prohibida para el reino...
En medio de un engaño y traición, Rashad, el rey de los imperios y el más poderoso del mundo, decide invadir a los reinos que lo traicionaron, por aliarse a sus enemigos. Nadie sabe que el país de Radin ha sido devastado injustamente, y su princesa Hadassa, ahora reducida a la nada, solo camina totalmente perdida con sus manos atadas observando la devastación de su pueblo alrededor. Las lágrimas frías no cesan, ella no sabe cuánto tiempo durará su martirio, pero sabe que, al llegar a las tierras de Babel, estará completamente perdida. No le queda más que levantar la mirada al cielo y pedir a su Dios que tenga un deceso rápido, antes de llegar al horror que le depara su destino... Porque nadie ha salido ileso después de enfrentar a Rashad, el rey más perverso de todos... y Hadassa no parece ser la excepción para él... hasta que cruza miradas con esa princesa de cabellos revueltos y mirada diferente, que lo hace replantearse cada uno de los mitos, formados a su alrededor.
Lía James es una chica británica común, despreocupada de la vida, y con un trabajo básico que le permite llevar una vida simple. Su mejor amiga es la obsesión de todo lo ella que puede soñar; graduada con las mejores notas, y una profesión que le permite viajar a rincones del mundo, que ni siquiera Lía puede imaginar. Un golpe de suerte llega cuando Mila la invita a un viaje para asistir a una convención de negocios internacionales, y por qué no, tomar su fin de semana en las islas más codiciadas de Arabia Saudí con todo pago. Una noche en celebración por el nuevo puesto de Mila, reciben una llamada que cambiará todos los planes de Lía, y su vida entera. Entre mentiras y enredos, Lía suplanta el puesto de su amiga, para trabajar con un importante jeque al que le es imposible respirar en su presencia. Said no solo es el Emir de un país entero, él es el hombre del desierto que mantiene secretos de los que nadie se puede enterar, porque arruinaría su monarquía, y su vida entera...
Ellie fue aquella niña que creció con el concepto de que todo lo que una mujer necesitaba, era una familia que cuidar, y cuando la idea se hizo su sueño cumplido al casarse con Michael, ella pensó que su vida color de rosa, apenas estaba a punto de comenzar. Sin embargo, su mundo se volvió oscuro desde la primera noche, desde la primera reacción y desde el momento en que cayó en ese abismo sin fondo que siempre temió encontrar. Michael estaba muy lejos de lo que era un marido perfecto, pues su carácter ególatra, frío, y muy superficial, hacía que la vida en casa fuera un suplicio para una Ellie, que intentaba aparentar lo contrario. Pero como todo en la vida tiene un punto sin retorno, un negocio que está próximo a firmarse y salvará a la compañía familiar, trae a un hombre parecido a una tempestad, que viene a devastar sus emociones y pondrá en cuerda floja sus sentimientos y la supuesta estabilidad familiar... Un romance prohibido está a punto de estallar, uno, que ni siquiera la recatada y sumisa Elizabeth puede dejar pasar...
A sus 29 años, Andrew White era un importante cirujano asociado del hospital de Durango, con una carrera envidiable para cualquier hombre. Dinero, mujeres y una familia perfecta. Han pasado 6 largos años desde que Anaelise dejó Durango, y esos mismos en que jamás pudo superarla. Muy preocupado por el alejamiento que Andrew está profesando sobre su familia, su padre, Jarol White, interviene en su vida involucrando a una chica que parece inofensiva. Jarol hace un trato ofreciéndole dinero para poder seguir con sus pasantías en medicina, y ante la desesperación, Natali, sucumbe a negociar con el hombre mayor decidida a utilizar todos sus encantos para que Andrew olvide de su pasado. ¿Cuánto le costará a Natali el amor de Andrew? Y ¿cuál será el precio de su amor?
Anoche pasé una noche erótica con un desconocido en un bar. No soy una mujer al azar. Hice esto porque estaba muy triste ayer. El novio que había estado enamorado de mí durante tres años me dejó y se casó rápidamente con una chica rica. Aunque actúo como si nada hubiera pasado delante de mis amigos, estoy muy triste. Para aliviar mi estado de ánimo, fui solo al bar y me emborraché. Accidentalmente, me encontré con él. Él es más que atractivo e increíblemente sexy. Como el deseo controlaba mi mente, tuve una aventura de una noche con él. Cuando decidí olvidarme de todo y seguir adelante, descubrí que mi aventura de una noche se convirtió en mi nuevo jefe. Un tipo posesivo.
[Bebé Lindo + Identidad secreta + Héroes y heroínas poderosos] Caroline amó a Damian con todo su corazón durante cinco años. Ella desempeñó la esposa devota y vivió humildemente para él. Cuando su relación entró en crisis, ella esperaba que su embarazo salvara su matrimonio, pero lo que obtuvo a cambio fue solo un acuerdo de divorcio. Y para colmo, justo cuando estaba a punto de dar a luz, fue incriminada y su vida fue puesta en peligro. Después de sobrevivir a una experiencia tan desgarradora, estaba decidida a cortar los lazos con este hombre. Cinco años después, regresó con la cabeza en alto como la CEO de una empresa de renombre. Aquellos que solían intimidarla ahora han probado su propia medicina. Y la verdad sobre el pasado ha resurgido gradualmente... Deslumbrado por la confiada Caroline, su exmarido quería volver a estar con ella, pero ella hizo la vista gorda a sus avances. Damian suplicó desesperadamente: "Cariño, nuestro bebé quiere a ambos padres. ¡Por favor, vuelve a casarte conmigo!".
"¡Firma los papeles del divorcio y lárgate!". Leanna se casó para pagar una deuda, pero fue traicionada por su marido y rechazada por su familia política. Viendo que sus esfuerzos eran en vano, aceptó divorciarse y reclamó su mitad de las propiedades. Con la cartera repleta gracias al divorcio, Leanna disfrutó de su nueva libertad. Sin embargo, la amante de su ex la acosaba, pero Leanna logró lidiar con ella. Además, ella retomó sus identidades de hacker de primera, campeona de carreras, profesora de medicina y diseñadora de joyas de renombre. Entonces alguien descubrió su secreto. Matthew sonrió y le preguntó: "¿Me quieres como tu próximo marido?".
Era una doctora talentosa de fama mundial, CEO de una empresa que cotiza en bolsa, la mercenaria más formidable y un genio de la tecnología de primer nivel. Marissa, una magnate con una plétora de identidades secretas, había ocultado su verdadera identidad para casarse con un joven aparentemente empobrecido. Sin embargo, en vísperas de su boda, su prometido, que en realidad era el heredero perdido de una familia adinerada, canceló el compromiso, incluso la humilló y se burló de ella. Cuando las identidades ocultas de la chica salieron a la luz, su exprometido se quedó atónito y le suplicó desesperadamente que lo perdonara. De pie, protector ante Marissa, un magnate increíblemente influyente y temible declaró: "Esta es mi esposa. ¿Quién se atrevería a quitármela?".
El día de su aniversario de boda, la amante de Joshua drogó a Alicia, que acabó en la cama de un desconocido. En una noche, Alicia perdió su inocencia, mientras la amante de Joshua llevaba a su hijo en el vientre. Desconsolada y humillada, Alicia pidió el divorcio, pero Joshua lo consideró una rabieta más. Cuando finalmente se separaron, ella se convirtió en una artista de renombre, admirada por todos. Consumido por el remordimiento, Joshua se acercó a su puerta con la esperanza de reconciliarse, solo para encontrarla en brazos de un poderoso magnate. "Saluda a tu cuñada", dijo este.
Fue un gran día para Camilla. Estaba ansiosa por casarse con su guapo esposo. Desafortunadamente, él nunca apareció durante toda la ceremonia. Se convirtió en el hazmerreír de todos los invitados. En un ataque de rabia, salió con un extraño en su noche de bodas. Se suponía que iba a ser una aventura de una noche. Pero para su sorpresa, el hombre se negó a superarla. La persiguió incesantemente como si le hubiera robado el corazón esa noche. Camilla no sabía qué hacer. ¿Debería darle una oportunidad? ¿O simplemente mantenerse alejada de los hombres?