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o que nos une desde antes de haber nacido, no tiene que ver si ella elige rechazarme por ser un cretino; soy los que creen en el amor a la antigua con citas, paseos al atardecer esos pequeños detalles que crean momentos inolvidables. Quiero que me conozca y quiero conocerla aún más, con ese motivo
l lado sur y yo el norte pudiendo así agrandar nuestros territorios. El tratado de paz que nuestros padres acordaron sigue vigente, nuestras manadas a salvo por ahora ya que ninguno escaseamos
sobre sí mismo, pronto cumplirá nueve años y quiero celebrárselo por todo lo alto; de
ues ambas manadas somos como una gran familia, siempre hemos estado muy unidos; incluso una de noso
zado a restaurar los destrozos causados por los vampi
ino de nuestro futuro académico. Tenemos que amanecer antes porque Alessandra tiene un examen al que no acudió, durante sus primeras semanas como mujer
; al incorporarme lentamente su belleza me tiene cautivado, piel delicada, nariz respingona, sus ovalados y algodonosos labios a los que me declaro adicto, y
días.
ue te traiga algo de ropa para hoy, no podemos demorarnos tienes exame
s?–pregunta
tiempo no te preocupes.–da un largo susp
puerta del baño, no tardó en abrir el agua, me p
días,
s días
no me define un simple
i h
ropa para hoy aun no a mudado sus cosa
l criterio de mi mujer; estar
a la cocina a por mi café rutinario; rato después tocaron la puerta, en
onriente entrando en ca
¿Cómo te en
engo leves dolores
mal; por favor tómate el dia libre, sabes que mi
en cuenta
arle esto
iendo aquí e
.–respondí subien
eca obligándome a tragar grueso al verla enrollada en una toalla y su cabello suel
arte? –dijo co
está abajo, trajo tus cosas s
aci
ro en la
as siete y media hora de salir a clase; y como si todo se pusiese en nuestra contra e
ma. ¿Qué sorpresa? Preguntarán, resulta que he pedido algo de ayuda a los chicos, para no ser descubiertos por Alessandra; quiero montar una cena no muy ostentosa junto a una pequeña tienda de campaña en medio del bosque,
ome así preparar nuestra cita de hoy sin ser descubierto en el intento; conociéndome bien sí, afirmo que ha salido con vigilancia
tan nervioso por nada ni nadie; al salir de casa vi que su padre había cumplido su parte
terio?–pregunta
a Anna cuales eran sus flores favoritas, y a que no adivinan resulta que son las rosas rojas; por un instante recordé a mamá era una gran amante de las rosas. Una vez en el lugar, me planté frente a ella más antes de quitarle el pañuelo de los ojos, tomé su rostr
ervios recibiendo una mirada de extrañeza por su parte.–Antes de c
im
te con el corazón tamborileando en mi pecho fuertemente, una deslumbrante sonrisa apareció en su rostro y como cual niña pequeña por primera vez en un parqu
deras sintiéndome el hombre más afortunado, arrimando nuestros
ía.–recl
ra tras un beso apasionad
ria, que iremos creando de a poco hasta