Herrera, quien lo observaba con intensidad. Sacudió la cabeza para enfo
rosos problemas y tú lo sabes. -dijo el hombre, mirando a su esposa desafiante, como si la acusara por s
er su pasado de poca alcurnia, como si eso fuese suficiente para restarle méritos como madr
liar y la petición de sus cuentas de empresa los t
ted sigue siendo responsable por la manutención de sus hijos menores. Sobre todo de Abel, debido a su delicado estado de salud. Es por eso, Señoría, que en vis
o esperaba que su visita formara parte del proceso de entrevista, ya que se estaba luciendo más que o
do señor Smith disfrutando de una ta
in de semana, tengo derecho a de
anteriores tomadas ese mismo día... podremos entender el panor
Eso no es así!, yo
en el estrado y Fabio no du
vor, so
terroncito de azúcar me
o se hizo esperar, mientra
da foto,
n juego. Yo... ¡Sabes
Smith, esto parece ser un juego bastante extraño, porque ella no lo ve de la m
no pu
os, ¿qué estaban celebrando ese día mientras ust
l partido de la pequeña Isabel, pero salí t
o en la preciosa mujer de cabello moreno sentada al fondo de la sala, que e
ue dieron de alta a su hijo Abel desp
irando a la chica con aspecto de modelo
el, su hija de doce años, y ella hizo otros siete intentos por comunicarse. Justo en el momento en que se publicaron sus hermosas fotografías. ¿No cree que sus acciones
e un trance, asintió y miró al otro abog
etando que la guarda y custodia de los menores, Isabel, Abel y Roger Smith Rojas, quedará a cargo de la
asta la fecha a favor de la señora Rojas. Eso incluye todos los detalles presentados durante este proc
n médica, educación, vivienda, vestimenta, actividades recreativas y demás. Para f
ato e hizo un gesto hacia Casandra, p
imaginar, ya que vio de primera mano la devoción que ella tenía hacia sus hijos
o, considerando cómo aquel despreciable individuo la dejó en la calle meses antes, dependiendo de la caridad de sus amigo
es de forma apresurada, saludó a uno de los guardias
siempre. Aunque esa mirada capaz de provocar un paro cardíaco en un novato como él en aquellos años, seguía igual. Ahora llevaba el cabello a la altura de los hombros, muy a la m
ró bruscamente, casi chocando con el
da de Josh, su mejor amigo desde la secundaria. Lo invitó a almorzar, aliviado al poder de