tther (P
cocineras preparan postres de moras y en el pueblo los rumores del regreso de
ría curado con la venganza. Maximiliano había vuelto para cobrar venganza. Quería que sus padres desc
llegada de su amado niño para poder darle u
un sobre blanco y sus ojos se llenaban de lágrimas a cada segundo
los aplausos alertaron al príncipe
te apl
ición. Una parte de él pedía a gritos que
razón
leno de melancolía, d
enar y buscar pistas, pero el asesi
el nombre de algunos sospechosos, pero resulta
que investigar al asesino de
z. Recordaba que su padre solía hablarle sobre la responsabilidad que
s padres juro que al tomar
ener entre sus manos al
l carruaje real, María sonrió ante la idea de
. El aire fresco llegó a sus fosas nasales, reconocía aquel aroma, creyó que ya lo había olvidado. Bajo lentamente del carruaje
ía inmensos jardines y detrás de este un gran jardín se extendía en 70 hect
correr por ahí y o
se encontró con su nana. Una mujer de mirada dulce, cabellera
s 24 años con su vecino, su amado León. No tuvieron hijos, pues el falleció dos años después de estar casados. Así que e
luego mediante su egoísmo recordaba el amor que su nana le brindaba. María y Maxi
rido verlo por mucho tiempo
ntraron al castillo donde el aroma a moras inundó sus fosas nasales. Esa tar
traremos alguna que nos lleve a su paradero. Ese maldito no estará
ta -Maximiliano elevó la mirada y obser
jó? -tomo entre
e algunos años atrás según le habían dicho él volvería de visita, pero
o negó con
decir es que hace unos días él llegó y pidió hablar conmigo
fuerte. No le importó la muerte de su hermano, no le importa nadie -no sabía cómo explicar ese senti
e -susu
Haré algunos cambios en el servicio, quiero a 15 nue
ueves, Max
cio de limpieza. Ellos necesitan trabajo -y ante sus últimas palabras sa
taba en
el dolor y la tristeza
o pa
no lo