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Lascivia. Lujuria y Deseo Las vacaciones acabaron y Rachel debe volver a su puesto como teniente en el ejército de la FEMF, encontrándose con que la central de Londres no es lo mismo. Llegó un nuevo coronel, soberbio y con una belleza que no parece humana. Hombre que no tiene ojos sino dagas de acero que la ponen entre la espada y la pared al sentirse tentada por su superior. Ella sabe que no es sano, bueno, ni correcto sencillamente porque quien incita deseos impuros es el mejor amigo de su novio; Bratt Lewis. Christopher Morgan no es solo el coronel, verdugo y dictador del ejército más importante del mundo, tambien es el terror de la mafia italiana y a futuro el arma que dañara al que predica ser su hermano. Él tenía claro a lo que iba, pero Rachel despertó tentaciones sexuales regidas por aquel pecado desconocido llamado lascivia, demostrando que en cuestiones de pasión no hay amigos, alianzas ni compromisos. Él esta casado y ella sueña con lo mismo, pero la tentación desencadenará entre ellos un torbellino de pasiones, lujurias y deseos que solo viven aquellos que se hacen llamar amantes. "Sus actitudes son las de un desalmado sin sentimientos, pero su físico... Joder, su físico me humedece las bragas." Mafias, ejércitos secretos, infieles, adicciones y engaños. ¿Complicado? No, complicado es convivir con la tentación hecha hombre.
Rachel.
Las últimas vacaciones.
El caluroso sol de Phoenix invade cada poro de mi piel permitiéndome disfrutar una de las cosas que más amo en la vida: Impregnar mi piel con vitamina D. La escena sería perfecta si mis hermanas no estuvieran salpicando agua con su absurda pelea en la piscina.
Cierro los ojos ignorándolas por quinta vez en la mañana, quiero disfrutar los pocos minutos que me quedan bajo el sol.
- ¡Rachel! -grita mi hermana menor- ¡Ven a darte un último chapuzón!
-No, gracias -contesto sin moverme- No quiero someterme a su estúpida pelea.
-¡Aburrida! -bufa agarrando a mi otra hermana por el cuello.
-¡Chicas, el almuerzo está listo! -mamá se asoma por la ventana.
Suspiro colocándome los lentes sobre la cabeza. Mis hermanas la ignoran y continúan batallando en el agua. Intento hacer lo mismo, sin embargo, los ojos acusadores de mi madre me acribillan desde lejos.
-¡Rachel, ven ya o perderás el avión! -vuelve a gritar.
¡Maldito fin de vacaciones! Todo ser humano debería tener al menos cuatro meses al año para descansar. Y más, cuando se tiene un trabajo tan pesado como el mío.
-¡Voy! -grito para que no me regañe.
Siento un punzante dolor en la cabeza cuando me levanto. La resaca de ayer me está pasando factura ya que bebí hasta las cuatro de las mañana con un par de amigos que tenia años sin ver.
Arrastro los pies hacia el comedor, la empleada de mis padres está acomodando la mesa.
-Tome asiento -advierte-. Es tarde, le faltan cosas para empacar y puede perder el avión.
Todo el mundo repite lo mismo desde que me levanté.
-Almuerza rápido -mi madre entra a la cocina- Quedan muchas cosas por hacer y...
-Voy a perder el avión -termino la frase por ella-. Por lo que veo todos quieren que me marche lo antes posible.
-No digas tonterías, sabes que si por mí fuera te mantendría a mi lado los trescientos sesenta y cinco días del año -me da un beso rápido en la coronilla- Antes de empezar avísale a tu padre que el almuerzo está servido.
Mis hermanas entran en medio de empujones. Emma, mi hermana menor, resbala y cae graciosamente sobre la baldosa, no puedo evitar reírme a carcajadas mientras subo las escaleras en busca de mi papá.
Me encuentro con Tom, el labrador de la familia que me sigue al despacho con la lengua afuera.
El frío del aire acondicionado me eriza la piel cuando entro. Le doy una rápida mirada al lugar, todo sigue tal cual. El viejo sofá esquinero de color marrón a juego con la gran biblioteca que ocupa toda una pared, una lámpara traída de Marruecos junto a la ventana mientras que en la pared principal cuelgan las medallas y las condecoraciones de la familia.
Mi padre no permite que se remodele ni se cambie nada, este sitio ha permanecido tal cual durante generaciones.
Aprecio las medallas, toda la pared está llena de ellas, son los tesoros de la familia. Hay un espacio vacío e imagino que es para colgar mi tercera medalla por ascender a teniente.
Toda la familia por parte de mi padre pertenece a la milicia, a un ejército en especial llamado la "FEMF" (Fuerza Especial Militar del FBI) incluso yo. Desde los siete años estudié en una escuela militar especializada. Luego, cursé la secundaria en la escuela privada de la FEMF aquí en Phoenix. Cuando me gradué a los quince años me trasladaron a la academia de preparación de cadetes en Londres.
No puedo decir que ha sido fácil pero amo lo que hago. A mis veintidós años hablo siete idiomas, conozco tácticas de camuflaje y defensa personal. Sé sobre todo tipo de armas, explosivos y sistemas inteligentes. Además, de que he manejado los casos de los grupos más peligrosos del mundo.
He estado en misiones en Indonesia, Pekín, Moscú y París. He realizado misiones de espionaje, de rescate y de ataque. He ascendido por mérito, por ser uno de los mejores soldados de mi equipo.
Básicamente somos una rama secreta del gobierno, nos encargamos de las misiones más importantes del mundo: Misiones y delitos que deben mantenerse en secreto.
Uno de los más grandes comandos de fuerza y preparación está en Londres, llevo siete años viviendo en la elegante ciudad.
Es duro para mí tener a mi familia tan lejos ya que allá solo tengo a Luisa, a Harry, mis mejores amigos, y a Bratt, mi novio desde hace cinco años.
-Hice un nuevo espacio para tu medalla -comenta papá señalando el espacio vacío que ya había visto.
-Lo intuí, ahí quedará perfecta -le dedico una sonrisa, sé lo importante que es para él que su hija mayor siga sus pasos.
-Me encanta que le guste, teniente -sonríe.
Mi ascenso es un gran orgullo para él, me lo recalca todos los días.
-Te echaré mucho de menos -lo abrazo.
-Igual yo mi pequeña -corresponde el abrazo apretándome contra sus costillas.
-¡Rick, Rachel, se enfriará el almuerzo! -grita mi madre desde la escalera.
Bajo con mi padre y almuerzo con prisa «¡Ya se me hizo tarde!» Mi madre me repara con una ceja enarcada e ignoro el "Tenias razón, voy a perder el vuelo"
Soy la primera en acabar, corro hacia mi alcoba y empiezo a empacar lo poco que me queda.
-Adiós a las vacaciones... -comenta Sam (mi hermana de dieciséis años) bajo el umbral de la puerta. Aún tiene el cabello húmedo por la piscina. Se sienta en la esquina de la cama. Se ve preocupada y ambas sabemos que no es precisamente por mi partida.
La veo en fotos, revistas y en televisión. La conozco. Ella me conoció. Mantengo la esperanza de que vuelva, que deje los vicios, que acepte que su vida no gira en torno a excesos. La quiero devuelta, para volver a ser lo que nunca fuimos. Todos los personajes le pertenecen a Meyer
Marianne Cooper creyó haber escapado de un infierno. Pero el pasado ha regresado a ella con odio y deseos de venganza. Un hombre al que una vez amó, pero que desconocía sus oscuros secretos. Ella logró escapar, durante seis años se mantuvo alejada de él. El destino y sus designios la volvieron a encontrarse con él. Durante seis él la había olvidado, pero seguía odiandola por haberle quitado una parte de él. Después de seis años, ¿Finalmente decidirá vengarse aquel hombre? Ó, ¿Será ella quien haga el primer movimiento? Ningunos los dos sabrá como terminará su historia de amor y odio hasta que pase lo que tenga que pasar.
Su mundo no podría ser más perfecto. Tenía todo lo que deseaba y lo que no lograba tener a su alcance, lo conseguía con un simple batir de sus pestañas. En su cabeza, el resto de su vida estaba limpiamente planeado y calculado: se casaría con el amor de su vida, tendrían una bonita casa, un perro y serían felices por siempre, así que, ¿qué podría salir mal? Sin embargo, su idílica utopía se fue directo al infierno cuando despertó un día con una terrible resaca y, peor aún, con un acta de matrimonio que ella no recordaba haber firmado. ¿Cómo reaccionarían sus padres cuando se enteraran que se había casado con el hijo de la mujer que ellos más odiaban en el mundo? ¿Cómo tomaría su novio la noticia de que había contraído matrimonio con alguien más? Y lo que resultaba más desconcertante: ¿por qué había decidido no terminar el matrimonio inmediatamente?
En las sombras de la noche, en Caldwell (Nueva York), se desarrolla una sorda y cruel guerra entre los vampiros y sus verdugos. Y existe una hermandad secreta de seis vampiros guerreros, los defensores de toda su raza. Ninguno de ellos desea aniquilar a sus enemigos con tanta ansia como Wrath, el campeón de la Hermandad de la Daga Negra... Wrath, el vampiro de raza más pura de los que aún pueblan la tierra, tiene una deuda pendiente con los que, hace siglos, mataron a sus padres. Cuando cae muerto uno de sus más fieles guerreros, dejando huérfana a una muchacha mestiza, ignorante de su herencia y su destino, no le queda más remedio que arrastrar a la bella joven al mundo de los no-muertos. Traicionada por la debilidad de su cuerpo, Beth Randall se ve impotente para resistir los avances de ese desconocido, increíblemente atractivo, que la visita cada noche, envuelto en las sombras. Sus historias sobre la Hermandad la aterran y la fascinan... y su simple roce hace que salte la chispa de un fuego que puede acabar consumiéndoles a los dos.
La vida de Estelle era como un cuento de hadas, llena de amor y promesas. Sin embargo, la tragedia llegó el día de su boda. El padre de Estelle y los padres de Cristofer estuvieron involucrados en un accidente automovilístico que les quitó la vida al instante. La pérdida fue devastadora para Cristofer, lo que lo hizo caer en una profunda tristeza y enojo hacia Estelle. Una tragedia tras otra, Estelle se encuentra luchando contra el cáncer, la desilusión y el engaño. En un mundo donde todo parece perdido, Estelle debe profundizar para encontrar la fuerza para luchar por lo que más ama. **** La voz magnética pero fría de Cristofer sacó a Estelle de su ensueño: "¡Firma el papel de divorcio ahora!". Estelle se recostó, se sentó y preguntó: "¿Bebiste?". "No es asunto tuyo." "Beber es malo para el estómago". "Necesito beber para no sentir asco al tener sexo contigo". "¿No podías esperar para divorciarte de mí?" Su voz sonaba débil. Ella le dio la espalda cuando el humo casi la sofocó, y comenzó a toser de nuevo. "Sabes eso, ¿verdad?" Cristofer respiró deliberadamente una bocanada de humo en su dirección y se sintió inexplicablemente satisfecho al verla toser y temblar.
Ethan siempre consideró a Nyla una mentirosa, mientras que ella lo veía a él distante e insensible. Nyla había acariciado la idea de que Ethan la quería, pero se sintió fríamente rechazada cuando se dio cuenta de que su lugar en el corazón de él era insignificante. Como ya no podía soportar su frialdad, dio un paso atrás, solo para que él cambiara inesperadamente de actitud. Ella le desafió: "Si confías tan poco en mí, ¿por qué me tienes cerca?". Ethan, que antes se había comportado con orgullo, ahora estaba ante ella y le suplicó desesperado: "Nyla, he cometido errores. Por favor, no te alejes de mí".
Linsey fue abandonada por su novio, quien huyó con otra mujer el día de su boda. Furiosa, ella agarró a un desconocido al azar y declaró: "¡Casémonos!". Había actuado por impulso, pero luego se dio cuenta de que su nuevo esposo era el famoso inútil Collin. El público se rio de ella, e incluso su fugitivo ex se ofreció a reconciliarse. Pero Linsey se burló de él. "¡Mi esposo y yo estamos muy enamorados!". Aunque todos pensaron que deliraba. Entonces se reveló que Collin era el hombre más rico del mundo. Delante de todos, se arrodilló y levantó un impresionante anillo de diamantes mientras declaraba: "Estoy deseando que sea para siempre, cariño".
Belinda pensó que, tras el divorcio, separarían sus caminos para siempre: él podría vivir su vida como quiera, mientras ella podría dedicarse a disfrutar el resto de la suya. Sin embargo, el destino tenía otros planes. "Cariño mío, estaba equivocado. ¿Podrías volver conmigo?". El hombre arrogante, al que una vez ella amó profundamente, bajó humildemente la cabeza. "Te ruego". Belinda apartó con frialdad el ramo de flores que él le había regalado y respondió fríamente: "Es demasiado tarde".
Era una doctora talentosa de fama mundial, CEO de una empresa que cotiza en bolsa, la mercenaria más formidable y un genio de la tecnología de primer nivel. Marissa, una magnate con una plétora de identidades secretas, había ocultado su verdadera identidad para casarse con un joven aparentemente empobrecido. Sin embargo, en vísperas de su boda, su prometido, que en realidad era el heredero perdido de una familia adinerada, canceló el compromiso, incluso la humilló y se burló de ella. Cuando las identidades ocultas de la chica salieron a la luz, su exprometido se quedó atónito y le suplicó desesperadamente que lo perdonara. De pie, protector ante Marissa, un magnate increíblemente influyente y temible declaró: "Esta es mi esposa. ¿Quién se atrevería a quitármela?".
Para pagar la deuda, desesperada y sin opciones, ella sustituyó a la novia y se casó con el hombre quien era conocido como un diablo al que todos temían y respetaban. Él le dio un mordisco a su dulzura y gradualmente se sometió a la lujuria adictiva. Antes de que se diera cuenta, ya era incapaz de liberarse de ella. El deseo desencadenó su historia, pero ¿cómo continuaría este amor condicional?