de su marido, Daniel. Su corazón se apretó, sus manos temblaban por lo que estaba por suceder. El torbellino de emociones que se estaba formando dentro de Daniel era
unto a Laura en el sofá de la sala, tomándole las manos tembloros
z ahogada. - Necesito decirte algo muy d
naba. Su mirada se encontró con la de Daniel, buscando alguna señ
z sonaba débil. - No reemplaza lo que tenemos,
as palabras de su marido resonaban en su mente. Era como si es
o siento. - continuó Daniel. - Pero prefiero ser honesto y afrontar las consecuenc
vadía. La sensación de abandono era tan abrumadora que parecía asfixiante. Pensar
amos ser fieles unos a otros, en las buenas y en las malas,
tando de secarle las lágrimas. Su propio corazón e
ridad. - Pero lo único que puedo hacer es ser honesto. Si pre
sintió traicionada y abandonada, como si toda la confianza
ome con nuestro pequeño hijo? - cuesti
su propia elección. Sabía que las consecuencias serían
n la voz quebrada. - Me preocuparé por ser el mejor padre qu
con todas sus fuerzas, pero no podía ignorar la herida que ahora estaba
l peso de la decisión que acababa de tomar. Mirando hacia atrás por
dos. - dijo, sus palabras llenas de tristeza. - No es una d
a afuera parecía hacer eco del dolor que ahora inundaba sus vidas. El futuro incierto se extendía ante el