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llevarse consigo el eco de lo que una vez fue nuestro amor, se convirtió en una cicatriz en mi
luces de la metrópolis se apagaban, sentía la llamada de la luna. Mi transformación an
libertad perdida. Mis días se volvieron una coreografía de máscaras, ocultando mi ve
primigenios y las normas de la sociedad. La jungla de concreto y cristal se convirtió en
on el anhelo de correr libre por los bosques. Mi corazón anhelaba la compañía de manadas y la frescura del aire noct
ad se sumía en el silencio, me retiraba a los límites de la urbe, buscando la cerc
dar paso a la figura imponente de un lobo en la ciudad. La luna, como siempre, era mi cómplice silencios
e deslizaban sobre el asfalto, mis ojos dorados capturaban destellos de la noche. La libertad efím
evidente en cada transformación. Y aunque mi esencia anhelaba los bosques, la ciudad se había convertido en mi re
aquí
sos. El eco del divorcio resonaba aún en mi mente, un eco doloroso que recordaba la brecha entre Brianna y yo.
des laborales, una coreografía mecánica en un mundo que ya no parecía mío. El hombre lobo se ocultaba detrás de la facha
la caída de la noche. La ciudad, con su ajetreo constante, parecía ignorar
las interacciones superficiales; todo se entremezclaba como un mural monótono que adornaba mi día a día. Pero en lo más pr
encio relativo, un respiro entre el frenesí diurno y mi oportunidad de liberación. Entre las sombras de l
a luna, una amiga silenciosa, se alzaba majestuosa en el cielo, invitándome a desplegar mis instintos
a de pelaje oscuro y ojos dorados. La libertad efímera se convirtió en mi compañera, misorrí entre árboles y arbustos, la vegetación nocturna rozando mi pelaje. La luna, con su fulgor platea
bre, liberado de las restricciones y las miradas inquisitivas de la vida urbana. La frescura del aire no
a cerca, pero mi corazón latía al unísono con la naturaleza que me rodeaba. En esos momentos, la dualidad desaparecía, fun
La piel humana regresó, cubriendo mi cuerpo con su familiaridad. Me encontré de nuevo en la
esencia, se convirtió en un faro en medio de mi confusión emocional. La dualidad, lejos de ser una carga,