Ste
un grito que agrietó mi garganta al ver la imagen que tenía
in ropa y en mi propia cama. El asco que sentí fue at
a levantarse, subiendo el pantalón
para festejar mi titulación. Con enojo la quité y se la lancé a los pies.
n los socios de tu padre. Su padre está cerrand
¡Me engañó, mamá! ¿Que
oz. - apretó
nocí tot
e de aquí. - me
y haz como qu
Eva, ella
etas. - la inter
omó mi brazo y de forma abrupta me solté para no vomitar, pues solo recordar qu
le volteó la cara deteniendo sus intenciones
madre lo apoyara a él y no a mí. Me estaba
n levantándose con su ayuda. - S
puso al frente para darme espacio. Caminé hac
tate K
- se metió indicando que entr
ículo que no se detuvo cuando emprendió su marcha. Sus gritos s
quiera en la misma ciudad, por ello junto a Keyla, esa tarde decidimos viajar ha
ieron, por eso acepté la invitación de unos primos de Keyla en esa ciudad diciendo sobre un club nuevo que daba entradas gratis a todo el mundo, solo p
endo olvidar su vida, ya que en su mayoría, todos ll
olocando el antifaz con pluma
Ni lo harán jamás. - me la quité para ponerla
- me indujo llevándome con ella a la planta superior del sitio
i boca llenó varias veces y puse
por allá. Dice qu
pasillo repleto donde entre el baile de algunos y las manos de otros tuve que apresurarme par
gritó Keyla. Quise detenerme, pero me lo im
é confundida al estar
oírla. Decidí seguir el camino
errar la puerta sentí alivio de poder res
olor a sudor
una voz gruesa,
ia adelante por la forma
a sentando con un vaso en su mano. Su rostro tenía facciones perfectamente marcadas. Con una mi
Yo
mor de decir las reglas es
r lo que llamaba como atuendo no era más qu
elo y v
e debía saberlo. Me lo confirmó cuando puso seguro a
ura en el espejo donde me dió la vuelta de forma abru
rlo quizá, pero la manera tan feroz de elevarme y sentir su intención de fundirme
ñara de mi cuerpo como quiso, dándome el pl
iba a romperse. Pero no lo hizo y agradecí por ello al subirme a horcajadas sobre su regazo, subiendo y bajando, tomando
sconocido me lo estaba dando, y por ello cuando caí rendida sobre sus brazos lo único que pude ver en su h
nté a alguien, pero tan memorable como para no desear