y seducción para el baile de máscaras. Mi vestido rojo sangre era deslumbrante, y la máscara a juego ocultaba p
i transformación y sonrió con aprobación. "Estás ab
ias, Federica. Hoy es la noche en que mostraré a todos que merezco
ancia de la noche para mí. "Ten cuida
ore me esperaba. Desde allí, me presentó a más de quinientos invitados enmascarados que llenaban la man
"Ladies and gentlemen, permítanme presentar a la estr
os se volvían hacia mí. Sonreí y saludé a la multitud, a
lla, pero sus labios rozaron mi oído mientras susurraba palabras
n de Don Salvatore. "¿Qué quieres decir, Don S
seria. "Necesitas entender tu lugar, Catarina. Esta e
s motivaciones. "Pero ¿por qué? He hecho todo lo que
una forma de que finalmente entiendas cuál es tu lugar y quié
dos los invitados, no podía discutir con él. Asentí con reluct
vitados, bailaba y trataba de disfrutar de la noche. Sin embargo, las palabras de Don Salvatore resonaron en mi mente, recordá
nación y el respeto que había mantenido durante tanto tiempo desaparecieron, reemplazados por
o y cualquier bebida que encontré y bebí sin dudar. Me lancé a la pista de baile, donde las luces brillantes y la música fuerte me e
reocupadas por mi estado. Fioreza preguntó dónde estaba Dante, el hermano adoptivo mayor que, según ellas,
ue venga a mi fiesta.
notando que ya estaba un poco ebria, preguntó si esta
Elma. Solo disf
a en mis oídos. Bailaba como si no hubiera un mañana, perdiéndome en el rit
ción de que nunca sería vista como una verdadera parte de la familia. Pero en ese momento, no quería pensar en eso. Quería
os, especialmente a Don Salvatore, quien era Catarina Piromalli. Era mi manera de demostrar que no
straciones y la sensación de rechazo que se apoderaba de mí. Mientras mantenía esa actitud desafiante, noté la presencia de un hombre alto, vestido con un traje negro y llevando un
con una sonrisa ebria. "¿Quieres un trago?" Pregunté, imagi
soltó una risa desconcertante. "Creo que no podría t
ba, choqué con uno de los invitados y, antes de que me diera cuenta, el hombre de traje negro agarró mi brazo y me atra
yo no estaba lista para renunciar a mi noche de rebeldía. Me volví hacia él y dij
a. Pero yo no estaba dispuesta a ser controlada por nadie más esa noche. Con un
banco de madera solitario y me senté, permitiendo que la brisa nocturna barrera parte de la embri
impulsada por la combinación de alcohol y desafío. Me incliné hacia él y, con una sonrisa traviesa en los labios, pregunt
alcohol en mis venas, y tomé sus labios en un beso ardiente. Ese beso fue una mezcla de desafío, r
ombre enmascarado fue inmediata, sus labios respondiendo a los míos con una pasión inesperada. El mund
extinguió rápidamente, dejá
ada, esperando que el hombre no me juzgara por mi im
ada,
escarga eléctrica. Me volví para mirar al hombr
Susurré,
n bien. Era Dante, el hermano adoptivo mayor al que creía que
iendo con mi sorpresa. "Sorpresa, Bambi. Parece que l
vuelto del revés esa noche, y la últim