el establo Se había entretenido acariciando a su caballo en lo que pensaba en dónde estaría s
beza temblando del miedo que le tiene, en lo que piensa, "sí que es una b
¡Te las corto! -Rosario la mira con odio pensando que ella es el motivo de la desaparición de su esposo. -Así que piensa bien lo que vas a responder ante
n las palabras en la garganta y prefiere guardar silencio no vaya a ser que cumpla con su amenaza. Su cabello largo es
la verr..., dad, juro que, que le diré toda la
la chiquilla bastarda de sus esposo. Así como su hermoso cabello que tanto le elogia su padre.
inco días y hasta ahora ni una sola palabra, ni una llamada siquiera -habla sin acercarse a Lianet que salta ante cada grito de el
donde está. No me ha llamado -dice dando un paso atrás y encogién
cómo la observaba el trabajador de las caballerizas, que sabe
s donde está metido Manuel con tu madre y si n
rá su hermoso cabello. Por lo que sigue retrocediendo asustada hasta que su espalda choca con
andó para acá para poder irse con mi marid
lo ha tenido un solo hombre en su vida, su padre. Se traga su orgullo, porque en algo sabe que la señor
ostado para que venga con esa ahora! ¡La muy zorra! lo que es una cualquiera que recorre con la excusa de que está de competencia en competencia el
soporta más que siga insultando a su madre como lo está haciendo, eso la po
s -se detiene para tomar aire al ver como Rosario la mira sorprendida-, mi madre no está con él, ella se iba de viaje de t
stá si te p
ionada porque pensé que estaría aquí y no que me dejaría sola con ustedes. Yo no quería venir, lo hice porque él me prometió que estaría cada dpia aquí, no que me de
lar a los caballos en sus manos, por lo que Lianet comienza a retroceder en busca de la puerta. -Ven aquí
e corriendo a todo dar escapando
de verdad, no es solamente una amenaza, me las quiere cortar! Papá, ¿cuánd
parar a las caballerizas, pensando asustada que tiene qu
bien? -se le acerca el responsab
radecida- ¿por casualidad
? -le pregunta al ver que co
pondré los arreos al caballo negro y saldré un rato hasta que se le p
o por estos lares es traicionero,
del árbol de la orilla del río, tengo que volver a ver al joven que está de
dice el trabajador en
le regalara. Va deseando ver al jinete que viera, quiere volver a verl
bruja que tiene como mujer. Lo he visto varias tardes como si buscara algo de este lado, ¿me habrá visto aquel día de la tormenta? ¿Será a mí a la que busca? No Lianet, no te vio, me esc
se joven tan apuesto más la impulsa a hacerlo aún más rápido. Desde el día de la lluvia, no ha podido dejar de pensar en
padre aunque él jamás se ha aparecido en la granja, y como nos sabe como se llama no puede averiguar si en verd
dado por esa bruja -se convence Lianet, al ver que insiste en mirar hacía donde ella está-. Debe ser que me está vigiland
lo y decirle que me lleve lejos de aquí. Despierta Lianet, al
la retr
onta -la saca de sus pensam