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ía de mi vida hasta que consiguiera tenerte entre mis manos. Y ningún papel firmado podrá detenerme hasta tener lo que por tanto tiempo he deseado, hacerte florecer con mis caricias. Tu despreci
ef
ola congelada en su sitio sin comprender del todo lo que acaba de escuchar, sin embargo, en su interior todo empezaba
ho y subía por su garganta, no obstante ningún sonido salía de su boca, el corazón le latía con fuerza dificultándole la respiración, sus lágrimas caían sobre la superficie, pero continuaba sin
delicadeza la llevo hasta su habitación para que fuera atendida. Cualquiera que viera al joven se daría cuenta de que no siente ningún pesar y hasta podrían asegu
parecía que caminaba al ver a los demás hacerlo y solo reaccionaba cuando alguien le indicaba. No obstante, nadie se preparó para ver la
la mirada para evitar ver como una joven tan hermosa y llena de vida imploraba por la muerte. Atenea se lanzó sobre ambos cajones de madera, no sabiendo a quién llorar más, ella adoraba a sus padres, no conocía la vida sin ellos y aún no es