u lado mientras le dijo: - Mamá ya pensé bien las cosas y he tomado una decisión. Maruja la miró ansiosa por saber qué había decidido su hija: - ¿Pero qué has decidido Emperatri
ás millonario, los componentes indispensables para ser el candidato perfecto para su hija. - ¡Qué gusto verlo señor Salinas! De verdad le agradecemos muchísimo que se haya tomado la molestia en acudir a nuestro llamado. - le dijo Maruja con una sonrisa que no cabía en su rostro, enseguida este le contestó: - No es ninguna molestia señora Cimarro, vine apenas recibí su llamada, además recuerde que Miguel es un viejo amigo al que aprecio muchísimo y no podía dejarlo solo en estos momentos tan difíciles. Por cierto sí me da su consentimiento, voy a saludar a Emperatriz, tenía mucho tiempo sin verla. El cinismo de Rogelio era incalculable, por supuesto su presencia allí en la clínica era única y exclusivamente por el interés que tenía hacia Emperatriz, era obvio que a él no le importaba la salud de Miguel, ni lo que a este le sucediera, su única motivación era poder obtener lo que quería en ese momento. Por supuesto Maruja no se hizo esperar y enseguida le contestó de una forma muy aduladora: - Pero por supuesto que puede saludar a Emperatriz, no tiene ni siquiera que pedírmelo por favor, Emperatriz hija ven para que saludes al Señor Salinas, no te quedes allí sentada, acércate por favor. Ay disculpe la de verdad, es que la pobrecita está muy preocupada por su padre, realmente la situación de salud de Miguel es de mucho cuidado, es por eso que está así un poco distraída. Rogelio era un hombre demasiado inteligente e intuitivo, sabía perfectamente lo que estaba sucediendo, se daba cuenta que Emperatriz estaba renuente a verlo y por otra parte también estaba consciente de que a Maruja no le importaba lo que estuviera sintiendo su hija puesto que lo único que ella quería era lograr que Emperatriz se casara con él para así poder disfrutar del nivel económico alto al que Miguel la había acostumbrado. Rogelio enseguida le contestó: - Es comprensible que se encuentre deprimida por la salud de su padre. Rogelio se acercó a ella diciéndole: - ¿Cómo estás Emperatriz? Me da muchísimo gusto volver a verte aunque lamento que sea en estas circunstancias, quiero que sepas que lamento muchísimo lo de tu padre. Emperatriz no podía evitar el sentirse nerviosa e intimidada con la presencia de aquel hombre, que a pesar de ser 10 años mayor que ella, no se podía negar que Rogelio tenía lo suyo, era un hombre muy atractivo, realmente no pasaba desapercibido ante la mirada de cualquier mujer, además era muy elegante y siempre andaba muy bien vestido aunque había un detalle en él y era el hecho de que siempre vestía de negro. Ella tenía la mirada fija en el suelo mientra