img Un trato con el diablo  /  Capítulo 3 PERDON Y SEXO | 100.00%
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Historia

Capítulo 3 PERDON Y SEXO

Palabras:2215    |    Actualizado en: 14/02/2024

e de él. - Solo te invoque por un solo p

ego levantar su mano y llevarla hacia mi cuello y acariciarlo. - Tu

te a otro lado, neces

ibas a volver con

ón con ese hombre ¿Pretendes

ido y se dio la vuelta para tomar una tostad

ácter, creen que el amor todo lo puede, pero siemp

io y sin dejar de

iel y ahora estaba en en la sala de mi casa buscando redención, pero también

e la cocina, Justin caminaba de un

e inmediato d

manos a su pecho y hace una mueca de dolor. - Siento

fundida, tengo muchos sentimientos encontrados, necesit

rio lo p

Si

llam

abre sus brazos y me envuelve en un cálido y familiar abrazo, su perfum

scriptible inundó mi cuerpo, es como si de repente hubiera perdido la audición,

- Aquella voz del inframu

- Hable con una v

me invocaste y estaré aquí un largo

de mí, dejándome sentada sobre su regazo, sentí el borde

todo por la visión que se tiene de este ser. Pero aquí estoy, en este instante peculiar, con la presenci

un silencio ensordecedor. Me quedé sola con mis pensamientos, tratando de entender la extraña conexión que habí

presencia envolviéndome como una sombra. Sentí su firmeza

me daba de comer, aquella simple acción hizo que mi corazón latiera con mucha fuerza.

preso con el tenedor

es con que estarás

r una mueca

Insiste. - Ahora a

an maldita. - Una media sonr

de nuestro trato, ahora ábrela p

os, Samael mete el tenedor con comida en

sexual se siente cada qu

un ángel y mi belle

es tensi

car a la mujer, ese siempre ha sido

l, eres diferente a lo que

mo se supon

quí cuidando a una mortal

ombrío, sus brillantes ojos rojos se oscur

e esas cosas malas que conoces, soy ese que provoca a Eva para que se comiera la manzana, fui yo quien hizo que Sodoma y Gomorra ca

o lo que está sucediendo, le vendí mi alma al diablo

- ¿Y que pasa si quie

deshacerlo, tu me

ome al hecho. - tu dijiste que sol

ento, pero cuando llegue el m

¿Porque no lo hiciste antes d

por sentirte poca mujer, no es mi culpa que no puedas superar a un i

orte se me hubiera metido en el culo,

o se que

su respiración era frenética sobre mi, su mano libre comienza a caminar por mi cuerpo has

cuperarás, pero este golp

me. - di

nos a la hebilla de su pantalón y la abro, meto mi mano y su verga ya se encontraba dura

hundian dentro de mi coño, me sentía llena, extasiada y co

a follarte con mis dedos hasta que me cansé, luego te voy a empotrar con

un g

uello, se volvió a sentar detrás de mi, y justo en frente de nosotros se encontrá un gran espejo que adornaba la sala, allí pude

e lo normal, mientras que movía sus dedos lentamente. - quiero

al ver la lentitud con

hizo caso a mi petición. - píde

ifer. - solté

ron a moverse con velocidad, cerré mis ojos

follo con los dedos. - Samael aprieta un

llaban con lujuria demostrando sus verdaderas intencion

ve mi brazo hacía atrás y meto mi mano nuevamente en su pantalón, lo ví morderse el labio inferior y apresurar más su movi

de esa forma, dame ese jodido or

besos por todo mis hombros y cuello, una vez que lo liberó. Mi cuerpo temblaba impaciente

frente a él. Samael bajo sus pantalo

o desde la base, para luego tomarme d

con mis dos manos y comencé a moverlas, Samael me miraba con mucha pasión, sus ojos rojos no se despegaba de

u rostro c

e inocencia, para luego golpear mi

tando! - gruño

s en un feroz beso, nuestras lenguas danzaban buscando un ganador, y nuestras partes se brotaban

el sobre mis labios. - q

bique la verga de Samael en mi entrada, y lent

- gimoteo para luego enterrar mi rostro sobre su pecho y

as manos de Samael ayudar

anta. -

sfera de sensualidad y lujuria, nuestros cuerpos se movían al unísono, ansiosos por alcanzar el anhelado placer que tanto ansiá

lpable que se reflejaba en el agarre de sus manos. Sin previo aviso, comenzó a mover sus caderas

idad de la escena. Los gemidos, como melodías de placer, resonaban por toda la habitación, mez

is, llevándome más allá de los límites del placer conocido. Mis manos se aferraban a é

de la pasión desatada. El tiempo se desvaneció, y solo existíamos nosotros, perdidos en el

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