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sitio y espero que alguien se mueva o diga algo, que se opongan a lo que planean hacer, pero solo nos miramos
brillo de maldad que se nota a simple vista, el maldito es un descarado qu
o por nosotros es evidente, me molesta, al punto de querer protestar, pero al abrir los labios no
. Trato de mantenerme serena aunque
ñas indicándome silencio, no quieren meterse en ningún otro
eja, quizás sin compre
arganta para reunir aún más valor, si es que aún tengo en alguna par
invitado, supongo que es amigo suyo, pero a pesar de eso
una aguja en un pajar, no encontraré un trabajo igual en cientos de kilómetros a la redonda
o una expresión que hasta un estúpido pod
descaro, pero el señor Aidan permanece apacible,
botella en sus manos, comienza a verter el contenido hasta el límite de cada vaso-si ganas, te quedarás con tu empleo y ade
soy del tipo de persona que tiende a oponerse a lo que le manden, por lo general soy s
es una locura, voy a perder mi empleo, lo sé, sin embargo, no me echo para atrás, me acerco a la mesa donde los vasos ya están servido
arece desear continuar con esto, aunque no tienen otra opción. Se acercan y me miran disgus
mo si le tuviera miedo. Para los irlandeses un vaso de alcohol no es nada, beben cerveza hasta q
su mentón y esa caricia se eleva significativamente hacia sus labios, su dedo roza contra ellos, m
realmente interesados, es como si ya hubiesen jugado este juego. Cantamos a coro, es una canción tradicional que suelen cantarse en festiva
cuarto del vaso, me sorprende lo buenos que son, no hacen gestos, sin embargo, en mi caso es todo lo cont
el segundo trago mi mano se detiene, toco la orilla del cristal con mis lab
bre y en vez de eso, trato de beber tranquilamente, las reglas dictadas por él dicen que d
piten contra mí tienen las mejillas enrojecidas, sus pieles son tan blancas que se nota claramente que el al
sé que no fue mío, pero aun así me cubro
sient
uerte no me equivoco. Levanto la vista de mi vaso casi vacío, dos tragos y habré terminado, pero en mi rango de visión me encuentro con esa odiosa mira
aso de forma angustiada. El público comienza a reírse, entonces me doy