o XVIII), en el octavo siglo del II milenio en el calendario gregoriano, La
horas, el pueblo entero se unió a la gran celebración, Sin duda alguna fue considerado el milagro de la época. Ya que su majestad cristianísima, el rey Antoine XVI y la reina Charlotte lleva
na hermosa niña.–
sa flor,–
todo su esposa al fin le había dado un heredero, en este caso una heredera. Cargo entre sus brazos a la
también con ella nacio la esperanza, la risa, y la alegría, en todo el reino. La linda princesita fue una gran bendició
e edad, el rey consideró que era ho
do pequeña,– Ex
scendiente,–nunca es demasiado tempran
e de su niñez.– hab
e perder el tiempo en tonterías .– hab
es, estudios, horarios, educación, y mucho más. Las normas eran más de lo que una niña pueda resistir, constantemente un perceptor le enseñaba, corregía con firmeza, puesto que
mbargo, había algo que no marchaba conforme a su voluntad, ese algo era su hija. El rey le exigía cada vez más haciendo la carga demasiado pesada para la pequeña Alice, Para ent
por la rebeldía de la joven princesa,–¿Qué
ún es muy joven.–
e años, ya debe alcanzar l
que crees se convertirá
de la locura, del despertar de nuevos sentimientos, edad en la que no se piensa en nada más que en correr, dar saltos de em
ra ofrecer sus servicios al rey. El joven fue enviado por la familia noble de Fontainebleau, su nombre era Al
e una carta escrita por su excelencia, el Marqués Louis, en la cual le info
toda su familia; y aunque no conocía muy bien al joven, debido a que hasta ese momento fueron muy escasos
la conducta y destreza de Alexandre; A lo que el general Simón declaró que era un joven con
le envío una invitación a Alexandre para que asistiese. Al joven Fontaine le sorprendió la inv
abello castaño claro, ojos azules, con aspecto de caballero, de bonitas facciones, y porte aristocrático. Todos tenía los ojos puestos en el joven, incluso la jo
prudencia siguió con atención cada uno de sus movimie
aine!.– sal
cia al rey y a la reina.–Me siento muy adulado co
ués siempre es bienvenida.– habló el rey,–Me siento honrado de que su ex
iente honrado de servir a us
ando termine su servicio, ¿piensa aspirar a un grado militar? o prefiere usted,
a mirarlo, y por supuesto también un par de opiniones, la má
tía las miradas de todo el salón sobre él, en ese momento se dio cuenta de que todos los presentes le
ño sería excelente en ambas, par
rgo, no deja de sorprenderme, visto que no ha ten
o he visto personalmente su desempeño, pero las personas que han te
padre, considero que es mi deber, en virtud de que gracias
aballero, proveniente de un linaje puro. Los Fontaine, habían vivido en el palacio de Fontainebleau durante casi ocho generaciones, cada
e Charpentier, una mujer noble, y muy bondadosa. Fue una boda excepcional, también llamada la boda de la década, pues pasaron diez
esa no podía conseguir quedar en cinta. Finalizando el año 1.764, cinco años después de celebrar el ostentoso casamiento, las esperanz
de diciembre de ese mismo año, el llanto de un infante resonaba en el palacio de Fontainebleau. Se trataba de un be
lla aseguró que su hija murió tras dar a luz, también afirmó no saber nada sobre el padre de la criatura. Fue así como pensó que lo mejor p
su corazón sentía gran cariño por el infante. Pasaron pocas semanas, y no tardó mucho tiempo para que el marqués comenzara a sentir afecto por
u padre; es decir, en caso de que el marqués Louis, renuncie a su cargo o muriese, Alexandre sería el nuevo marqués de Fontainebleau, claro, siempre y cuando tenga la mayoría de edad. Tener el apellido d
brados por la decisión del Marqués, ¡fue todo un escándalo!; Sin embargo, el mar
Fontaine con su distinguida personalidad, y educación, silenció a todos los que criticaban la decisión de el marqués, dejando en alto
a de que el apellido Fontaine seguirá siendo uno
ó curiosidad. Tranquilamente, Alice camino atravesado todo el salón, para acercarse a ellos. Pocas personas notaron su presencia, si, claro, todos la aprecia
r palabra, hasta que sus miradas se cruzaron. Los ojos de Lord Fontaine eran azul intenso, su mirada fría era la que po
d Fontaine inmediata
ncesa de Francia, pero supuso era ella, por el gran parecido a la r
, hijo de nuestro gran amigo, el excelentí
mismo gesto.– y ¿dónde están los marqueses?
re se encuentra en Inglaterra,
tra su prim
solo era un resfriado, pero tengo
o no contar con la presencia de los marqueses esta n
cer conocerla.–sonrió, rápidamente apartó la mirada, y volviéndose a la reina la felicitó.–
le parece el baile?
ontestó dando un
mucho.– La
ir a saludar a Lord whistle, por favor Lord Fontai
Frederick Whistle, quien falleció debido a una extraña enfermedad junto a su esposa, la vizcondesa Penelope whistle. Desde e
s de dos años, el rey Antoine y él mantienen un lazo de amistad, se conocieron en Escocia, en una reunión por parte del gobierno Británico. Y pese a que
n placer acompañarlas,–aceptó
, volveré en segu
compañía.–contestó la reina sonriente. El rey se encaminó
o que no tengo el placer de habl
a al rey alejarse,–últimamente está aprendiendo a toc
legría.–Mi hija también toca el arpa, lo hace
las y la aureola.– comentó Alice con un tono burles
e escucharla tocar, claro, si el rey y l
lo permitimos.– contest
io, se dio cuenta de que todos le miraban, y hablaban sobre él. Los señores declaraban que Lord Fontaine tenía mucha clase; la señoras y jove
n un salón lleno de gente. No era de su agrado participar en bailes, esperaba después de esta noche no volver a participar en
nglaterra cuando terminara de prestar el servicio militar. Y no porque no disfrutara de su estadía en Francia, por el contrario, amaba a su país, y mucho más estar cerca de sus padres; pero estaba ansioso por seguir enriqueciendo sus conocimientos, y también qu
ombre bastante solitario.– le dijo, c
ue le habló.–Alteza,– dijo sorprendido cuando vio a la jov
ervo.–
al salón, la noche es
recioso?,– preguntó Alice l
dió el joven, hacie
observando el gran cielo oscuro y estrellado, l
ailar.– dijo A
una pregunta o
mación, aunque me temo de que se así, sin embargo me gusta
stura con la que la princesa le habló. Q
o, siendo sincero, prefiero la s
Alice caminando al rededor de Lord Fontaine.–Me preguntaba ¿porqué un joven militar desconocido era de tan
ra mí, el poder servile al rey y a su f
edado la simpatía, el buen humor, y la alegría que tan bien caracteriza a la familia Fontaine. Sin embargo, en cuanto lo vi me dio la impresión de que
que no,
haya notado, lo único que se escucha
ién he sentido algunas miradas sobre mi, pero prefie
ntió la mía.– dijo sin mesura–, verá, quise obsérvalo con mayor detalle, para poder d
staría mucho escucha
rgado, aburrido, y muy se
ras buscaba las palabras adecuadas. Era la prime
alteza.– comentó amable
na admiración, todo lo contrario. Aunque debo admitir que en un inicio logró llamar mucho mi
o, y créame, lamento mucho no cumplir con sus expectativas
ud tan rígida, no se da cuenta que es exactamente esa actitud la que no soporto.
rto,– dijo tomándose un tiempo,–también es el suyo, alteza.– recalcó la última palabra, resaltando que ella era un
taine.– l
el ceño.– Le gustaría cambiar l
odesto. Aunque lo que dijo no era del todo cierto, lo que
.– le dijo con
uí, además el hecho de que usted esté sola en compañía de un caballero en este lugar tan so
ilar dentro, en el salón
estoy le pido me disculpe. Alteza, usted aún no es presentada en socieda
cruzaba la edad de veinticinco años, ya era un hombre muy maduró, por tanto no le agradaba una joven berrinchuda con comportamiento indecoroso com
as normas de la nobleza, ya veo porque es de ag
se expresaba, una forma bastante peculiar tratándose de una princesa. Su hab
lón.– dijo Alexandre con i
se cuenta de que el joven Alexandre no había podido disi
ambién tiene derecho de perder
to muy irrespetuoso de mi parte.– era sin duda alguna un verdadero caballero. No consideró correcto la
ice, luego apretó los labios, y
ar muy solitario, no es correcto que se q
preocupe por
no es más puede marcharse.–
a princesa Alice aún no había regresado, temía que algo malo le ocurriera, estuvo tentado a volver para asegurarse de que estuviera bien; pero antes de que tomara la deci
, y durante toda la noche no paro de escuchar excelentes comentarios sobre él. El nuevo militar Fontaine despertó el interés de toda la sociedad, a pesar de
n a Alexandre, le pidió que fuese a desayunar en palacio la mañana si
rey, su esposa e hija. Compartían mesa junto al joven que
tomaba una taza de té, Lord Fontaine, no paraba de recordar el encuentro que habían tenido la noche anterior durante la velada. Nunca l
ed es todo lo que un caballero noble debe ser, sensato, con clase, buenos modales e inteligente. El
u comentario.– agradeció
tado a la mesa que quitaba la mirada del plato. Lord Fontaine se gi
che durante la velada Todos los invitados no pararon de ha
sorbo al té,–Nadie antes había sido tan admirado, ni siqu
puso, girando la mirada
isfruto del baile
da maliciosa. Lord Fontaine la miro, y entendió que la pregunt
puesto,
la impresión de que no lo
, la princesa no mentía en lo más mínimo. Aunque sabía bien, que la verdadera
familia real lo miraba con atención, esperando alguna respuesta de su parte. Alice, quien disfr
Lo cierto es que no estoy acostumbrado a estar rodeado de tantas personas. Tod
para hablar, pero
rey.–El marqués, en su carta me ha comentado sobre su estadía en Lon
a.–Londres es una ciudad maravillosa,– continuó hablando,–...pero si soy sincero, lo mejor para mi fue la edu
hablar le aseguraba la atención de todos a cada una de sus palabras. Su voz era bas
su invitación. Mi padre me pidió que regresará a Francia, debía primero cumplir con el deber que tenía con m
mismo, ¡el señor Perfecto!. Lo que él hablaba no le interesaba en lo más mínimo a la
necía a una familia honorable. Pero Alice solo se centraba en buscarle defectos, defectos que claramen
do y estirado. A la princesa le agradaban las personas más sencillas, humildes, alegres, graciosas, animadas, espontáneas, aventureras, y pre
de la caridad, cuando la miró sintió compasión por la pobre niña, y no dudó ni un solo segundo para llevarla consigo al palacio, desde entonces se convirtió en la criada más querida por su majestad. Maria es unos cuántos años más ma
rrida con el tema de conversación
Fontaine, así que decidió retira
u padre, el rey,– ¿dón
jardín con Maria.– r
petas el protocolo de la
o.– amonestó en seguida el Rey Anto
ca con Maria, en lugar de seguir escuchando las aburridas experiencias
la cual era testigo. Todo aquello ya era suficientemente vergonzoso, así que lo único que quería en ese
la sociedad, para él era de total desaprobación, y mucho más teniend
tar más tus insolencias!.–re
Alice, Te pido respeto hacia Lord F
Alice, Se disculpó fingi
esto amable, en ese momento no tenía palabras para semejante comportamiento.Lord Fontaine, bien sabía que las
a a su habitación, por favor.– hab
majestad.– ac
d Fontaine, intentaba fulminarlo con la mirada, pero él perma
esa se encontraban solas, la primera
Fontaine fue reprobable, El señor pare
rincesa, pero esto solo era posible cuando estaban solas. Y aunque en un principio era incó
modo presumiendo sobre todos sus estud
e correcto.– co
por una jovencita de quince años.–
sobre tu comportamiento?.–
ca estaba de acuerdo con el comportamie
té sobre mi comportamiento con su padre.– s
ice,– agregó Maria
ferente,– Si Lord Fontaine es tan caballero como apare
, Alice?.– pre
e,– exclamó Alice,– no me atrevería a decir nada que pueda dar motivo a crear rum
loca.– Dijo Maria se
é tal insolencia, enciérrenla en la mazmorra.
o tenga compasión.– agregó
paraban
no le agrada Lord Fontaine?, parece un homb
caminaba apresuradamente por la habitación,– Es antipático, amargado, presuntuoso, se cree el Perfecto britán
rece.– di
s mejor cambiar de tema,– dijo
en silencio por
, mejor quedémonos aquí.– corrigió rápidamente. No quería tener la