les ocultos bajo la luz de las estrellas, cada uno consciente de la gravedad de su misión. Su primer destino era e
bía sido testigo del giro de mil lunas y que su sabiduría era tan vasta como el propio tiempo. Llegar hasta él no era tarea f
ondad resonaban con una fuerza antigua. Sin conocer el papel que Thorne y Caius habían planeado para ella, su intuición le decía que pronto sería llamada a actuar.
eseo de apoderarse de la profecía y torcerla para su beneficio lo había consumido por completo. En su fortaleza, los planes se urdían e
ue la unión de corazón puro y portador de susurros era solo el principio. Habló de un antiguo artefacto, el Orbe de Aether, capaz de amplificar el poder de q
roso y complejo de lo que habían anticipado. No solo tenían que proteger a Elyana de las garras de D
acercaban a reunirse con Elyana, Thorne se enfrentaba a sus propios demonios interiores, luchando por reconciliar el legado de su familia con el hombre que deseaba ser. Y en el