mi cabeza cuando decidí besarlo? Por primera vez en toda mi vida tomé la iniciativa con un hombre y fui respetuosamente rechazado. Fue sutil, separando nuestros labios y disimulando un abrazo
o de desesperación y... - Puedes ahorrarme tus justificaciones. - Me soltó y luego cruzó los brazos contra su pecho. - Podría considerarlo acoso, ¿sabes? - ¿Qué? - Mi boca se abrió en una "O" y luego él se echó a reír. - No lo hice... - Me besaste sin mi consentimiento, Val, cuando lo único que necesitabas era pedirme ayuda para deshacerte del pervertido que te coqueteaba. -Pero yo...- Parpadeé, cruzándome también de brazos, incapaz de formar una frase adecuada en mi defensa. - Relájate, niña. - Me guiñó un ojo encantadoramente mientras me sonreía de esa forma hipnótica. - Estoy bromeando. Considérelo una pequeña venganza por lo de hoy. - ¡Qué maduro de tu parte! - Me encogí de hombros. - Ahora en serio. Me comunicaré con el hotel sobre lo que pasó en la fiesta y tú me indicarás quién es el tipo. Sí vas a poner denuncia, porque un hombre así no se detiene a la primera negativa, y si no lo hace contigo, lo hará con otra mujer. ¿Entiendes la importancia de denunciarlo? Asentí inmediatamente, sabiendo que sería negligente de mi parte actuar como si nada hubiera pasado. Tuve suerte de salirme con la mía, pero tal vez otra mujer no. No pagaré por verlo. - Todo bien. Vamos allá. - Listo, entregado sano y salvo - Dominic rompió el silencio apenas llegamos frente a la habitación donde me hospedaba. Me acompañó durante todo el momento en que denuncié el acoso del otro huésped y en el camino a la comisaría donde tuve que declarar contra el tipo asqueroso que ya estaba acosando a otra mujer cuando fue abordado por el gerente del hotel en la fiesta. Nunca me imaginé viviendo una experiencia tan desagradable, pero sabía que tenía suerte de que no fuera algo peor. No quiero pensar más en eso. ¡Fue una liberación! - Terminé arruinando tu noche, ¿no? - Saqué la tarjeta de acceso de mi bolso. - Tu amigo debe estar buscándote. - Erik debe estar muy ocupado con alguna mujer y ni siquiera me extrañó durante esas horas. - Se apoyó contra la pared frente a la puerta de mi dormitorio. - ¿Y frustré tu intento de encontrar a alguien con quien pasar la noche? - Me tapé la boca con una mano en cuanto me di cuenta de lo invasivo que era. - ¿Por qué cree eso? - Mantuvo los brazos cruzados y una postura relajada. - Para empezar ni siquiera quería estar en esa fiesta. Además, es mi segundo día de vacaciones y aunque no tenía intención de romance, conocí a una linda sirena y hasta me besaron. - ¡Mal