amenazadores con valentía. "Han pasado cinco años. De todas formas, no te
ivia. Ella sería la recepcionista de medio tiempo. En cuanto la viera, quedaría enamorado de ella y dispuesto a hacer lo qu
do el final. Pero esta vez no me sometería al ridículo ni llevaría a la familia Fletcher a la ruina. Había decidido h
se oscurecieron abruptamente. Él siempre había tenido un temperamento m
ntre dientes con una mirada gélida. "Hace cinco años, te empeñabas en casar
ro las circunstancias cambiaron cuando la condición de su abuelo empeoró y lo obligó a casarse conmigo. Fue una situación bastante embarazosa para él, pero, por fortuna, hasta aque
a triste e iró
s con este matrimoni
ionar sobre esas palabras y luego preguntó con
solo que
vantó y se acercó a mi lado. Inclinándose, con los brazos a a
é no me lo dijiste? ¿Tienes
puesto, pero alguna que otra vez había olido su chaqueta a escondidas. Ahora, ese extraño y encantador aroma me envolvía. En circunstancias n
harme, así que cualquier cosa que m
hago po
ías y noches, la soledad se había c
, sí
emente una táctica para inquietarme, él podía mantener aplomo. Siendo una mujer casada d
es una oportunidad para incitarme a que lo haga contigo sacando el tema del divorcio, te sugiero que te olvides
ncia ahora", dije poniéndome de pie para mirarlo. "Piénsalo bien, Mathias. Ya pronto
s. Desde abajo me llegó el sonido agudo de una puerta que se cerraba de golpe, seguido por el estruendo del motor
a vibrar. La persona que llamaba er
e si vamos a relajarn
legido la vida de soltera. Desde que me casé, me convertí en una persona muy hogareña. Sonia m
o que
provocó una larga pausa a
on Mathias, ¿estás segur
rio me había servido de excusa
eral. Te veo en un rato", le
oque de azul era una rareza. Aunque las marcas de lujo ofrecían un sinfín de di
estrecha cintura y dejaba al descubierto mis brazos y gran parte de la espalda. En ese momento recordé que compré
ar con la sensualidad del vestido. Sin embargo, me lo puse con cierta reticenc
club tenía un nombre tan animado y artístico como su ambiente. Después de estac
y yo éramos las cuatro prodigios de la escuela de música. Todo e
resa de su familia y Valerie siguió dedicada a su música, presentándose a c
a, bajando de un salto de su elevado asiento
bía convertido prácticamente en un fantasma en nuestro grupo des
r de copas, Sonia se incl
habría empezado a cuestionarme si de verdad f
abía desaparecid
asa?", preguntó ella, tratando de verme más de cerca. "Dime, ¿ese
stañas postizas?", le respondió, ap