nerviosa y asustada. Mis manos t
del hotel para preguntar por los integrantes de la banda Squids. La encargada me informó que nadie s
bicados frente a las escaleras. Al menos, me permitie
hoteles -dijo Rogers en voz baja, para consolarme-. Y tal vez entraro
, no tienen que esconderse de
son -impugné i
dose a que me reuniera con Liam, pero yo no quería per
reservativo y no acep
mierda
pa de los consejos de mi amigo. Odiab
! Al menos, vamos a asegu
oplé h
a, ¿sí? Me pon
o tienes por qué estar aquí. Ese guardaespald
ojos en
r esta experiencia. Te juro que no me dejaré lastimar de
ers acariciándose la pierna derecha, don
ndo para llenar
ignación-, pero reconócelo, no sabemos nada de Liam Davis
y comencé a enumerar con l
emiada de folk-rock «Los hijos de la montaña», donde trabajó durante doce años. Su madre, Fiona Davis, es socia de una firma contable de gran relevancia en el estado y quien proviene de una familia asociada al mundo de la poesía. Su abu
iente de que te conoces toda la biografía de
de forma confidencial, sin dejar de mi
Davis. Esta chica es una fanática obsesionada, como las s
con fa
as, debía aceptar que sí había mucha obsesión en mi amor por Liam-. Bueno
-agregó Rogers en susurros hacia Cleo, logrando q
discusión, pero mi
el guard
arme sin disimulo hacia las escaleras. El hombre ba
como Rogers se quedaron a una distancia prudencial
tá l
con una voz
-ordenó y enseguida re
splandecientes por la emoción y el miedo
residencia
os a dejar aquí! -i
r toda la noche! -l
, haciendo lo que sea que vayamos a hacer, sabiendo que mis
caleras me volví de nuevo hacia ellos para insistir
Rogers se notaba inseguro, pero igual tomó de un brazo
ido mi decisión, debía enfrentarla sola y asumir luego
pesar de que amaba a Liam Davis, nada ni nadie estropearía mi futuro. Estaba dispuesta a hace
nario, donde tendría que mostrarme ante un enorme público, casi desnuda, para ser juzgad
tocar dándome la espalda. Si corría con rapidez llegaría a las escaleras antes de
escasos centímetros de distancia y decirle lo mucho que me h
rápido que casi pierdo el conocimiento. Apreté los puños y respiré hondo es
el guardia abrió por completo
e mientras avanzaba y más aún
ardadas en los bolsillos del pantalón. Me veía con fijeza, con una e
d abismal de sus ojos. Que se notaban ca
preferido en el mundo, en una habitación de hotel, con las sombras de la noche escurriéndose por la ven
de forma involuntaria y expulsara toda presión que lo tenía