días d
sh
ano tiempo hasta que renuncie. No puedes quedarte em este juego de las escondidas. Esta desafortunada coinciden
Zaf
casi tu hora, pero Anaás y Samir ya se fueron. ¿Podrí
lo esperar. Arreglaré el carr
s Aysha,
oca. Al llegar allí, el pasillo parecía más grande que antes. Creo que mi miedo a estar a
a de pres
secretaria n
cé, Aysha
enda señor, lo po
ara comer. Aunque mis pens
ces que
a solas contigo sin tener que
r fin a estes bocadillos. ¡
atando de decirte... Que quiero esta
e... No quiero dar razones para perder mi trabajo por cap
es que quiero uma aventura com uma c
cabas de insin
siento. Di lo que qui
tás escuchando o juzgando algo aquí, solo
muchas veces me hizo decir estas cosas sin medir. Y tú, no eres mi merienda A
sin pensar?! Puedes medir el peso de meterme em
darle oportunidad de defenderse, le quitó el velo de la cara y la besó com locura. Aysha no tuvo outra actitud que la de entrega
em sí misma, apartándose de Kallil y
o? ¡Qu... qué... pasó
Aysha! -No quiero usarte. Te quiero para mí.... Desde la
n tambaleantes, sin mencionar que las bragas casi goteaban... ¡Qué homb
entenderé! Pero... hay algo que debes saber. -Este
mayor y última mierda que mi ju
persona adecuada, pero daré este voto de confianza. Dime
ndo uma ceja. Sabía de
a dirección. Llegando allí a las 10pm. Estacione em el estacionam
a primera y última vez que voy a dejarme prejudicar por um jefe ast
oca a la mía. Lo empujé, tirando del velo sobre mi rostr
durante las próximas horas era lo correcto. Esse no era el marroquí del cl
o a la
te tu tiem
osas allá arriba. Tenemos que esperar a que ellos dec
sé, solo lo dije porq
bandeja allí porque el Sr. Omar seguía ha
as uma
fe Zafir. ¡H
me fui directo a casa a relajarme. Algo dentro de mí me decía que esta noche sería m
utos. Ya me imagino tenerlo solo em esa dirección. Debe ser algún tipo de matadero que usa para sacrificar a su presa. Me siento vulgar. N
.