l le colocó en la frente la corona de flores ganikas y tras aguardar tres días en los que no se la quitó, pudo comprobar que estas no se marchitaban al contacto con sus cabellos y piel, ento
amor en las montañas sagradas. Cuando todo concluyó, el príncipe, Rándat,
tiempos que los historiadores apodaron como El siglo de las conquistas. Cuando sus dominios eran constantemente asediados por las hordas y los imperios enemigos. Los hijos de los monarcas vigentes se unirían en matrimonio, creando así una poderosa y duradera coalición, no siempre
les había arrebatada la virginidad con consentimiento o no. No obstante, si se negaba a llevar a cabo lo establecido, toda su familia sería desterrada al temido desierto de
ahora rey cabalga despacio y sin mirarla, ya que su declaración, aunque lo avergonzó, conocía perfectamente que no era el momento adecuado par
hazo al matrimonio, desagradó a los dioses, sin embargo, esta adversidad no ensombrecerá una
ranca y nada puede hacer para remediar tal sinceridad. Desde que recibió la corona de flores, su v
rey, Rándat, y esos dioses que idolatramos, no son más que una creación de nuestros ancestros. Si se ofendieron con mi franqueza, entonce
muy opuestos a los concebidos, por lo que decide permanecer en silencio
os viajeros más jóvenes. Lamentablemente, las tormentas de los resplandores que descomponen la piel, llegaron antes de temporada. Por lo que tuvieron que desviarse del trayecto establecido y de eso ya hace varias semanas, pero, para regocijo y
descubrir que su corazón latía con frenesí cuando el rey estaba junto a ella, ya que no dejaba de agasajarla y mimarla y quien con el pasar de los días no percibió de que si al principio tod
su costado derecho, buscando el rostro de la joven desposada. Ella, apenas le devuelve la mirada, con una triste sonrisa y en su cara se denota el aburrimiento de extenuantes jornadas. Segundos después, contempla el paisaje ante ellos, y las misteriosas ruinas que se elevan sobre una colina mustia y desolada -evidencia sil
ito, se detenga. Pas
, el caballero, gr
rra y levanten campamento, pasaremo
arca Rándat, le m
oche se cerrarán para sumir a Nagarta en la más absoluta oscuridad. Ven señora mía, b
ce tendiénd
percibo desfallecimiento en los ojos de las mujeres de tu cortejo y muchas viajan sobre cómodos carruajes, y e
jeres de mi reino, pero la prisa no es esencial en estos días. Las tormentas se han enc
su estirpe se guiaran por erróneos estándares impuestos al alma y al corazón y desde tiempos inmemoriales. Cu
voluntad y esta reina
la besó, con su rostro en
; no obstante, los dioses se empeñan en atrasar que vuestras ansias se cu
quien lo bes
as para demorar nuestro viaje, sus misterios tendrán. Quizás de las próximas familias rea
e la mano,
de la larga y ex
rada fija en el horizonte y los destellos que se perciben, tras sentarse sob
ión de los reinos y profetizó que un matrimonio se vería plagado de oscuridad, desatando así una g
aquella revelación y so
tarán sus armas uno contra el otro. Despeja tus pen
upada y con la mirada entristeci
auguró varios sucesos y todos se sucedieron, in
ría apartaría de tales pensa
nefasta profecía se cumpla... Ahora, si me concedes un minuto, ordenaré que cocinen un suculento tabir de cola
con una larga vara de madera retorcida-. Se detiene a unos paso