ól
n
siete
, "te quiero
dos en un juego lleno de lujuria, mis piernas envueltas alrededor de su cuerpo y yo solo
razos alrededor de su cuello, acercándolo y profundizando nuestro beso, entrela
a y estaba lista. Lo acaricié un par de veces y él cerró los ojos, absorbiendo el placer. Alineando su polla con mi centro, lo solté y lo bes
o que probablemente nos hacía sonar como un partido de tenis enloquecido, pero no me importaba. Ambos nos estábam
ó y yo gemí
entre ellos, y continuó hacia abajo. Sus manos se deslizaron por mis costados mientras descansaba su rostro entre mis pi
clítoris y me ten
lmente reemplazó su lengua con sus dedos mientras continuaba bailando su lengua sobre mi clítoris. Mi respiración se aceleró, casi jadeando, hasta que una ola de éxtasis absoluto surgió de mi
se arrastró, al estilo militar, retrocedió hacia mi cara y me besó profundamente para que yo lo saboreara. Hacía tanto
s, lo que me haces", susurró. Comenzó a bombearme una y otra vez, sin descanso, hasta que casi fuimos incapaces de contenerno
y la liberación, casi incapaces de creer e
tuvo bueno", d
sueños. Besé su frente
u cuerpo al mío, frente a mí. En su mano había un botón a
, pero quiero que sepas que siempre tendrás un pedazo de mi corazón". Tomé el botón y le di un be
sol a la mañana siguiente, nos desenredamos, tuvimos una sesión más lig
espedida mientras s
sería la última
dos meses desde que me dejó solo con un mensaje de texto que decía: "Lo siento mucho. Me tengo que ir". No pensé que sería para siempre. Le había
obrevivir ni un solo
ada por las dos líneas rosadas de la prueba de
egué la posibilidad. ¿Y qué? ¿Todos se perdieron un
temprano y con fuerza. Apenas podía conservar
ales ni la verdad: estaba e
cer esto solo.
ro de mí era salvaje y si pensaba demasiado, mi ritmo cardíaco llegaría a u
ía él la noticia de que iba a ser padre. Si él no quería ser parte
y no quiso hablar más, y sólo
í no intentar
és de una mala ruptura, afrontaría este embarazo de la misma maner