Revelacione
r - Rec
e el lápiz de color no se saliera del límite del dibujo. Debía ser una tranquila mañana de domingo, sin embargo la calma matutina fue irrumpida po
bía entrado a la cocina, donde
ablar, ya no puedo seg
rando hacia arriba con una expresión de sorpresa
-dijo con voz temblorosa, luchando por
mantener la compostura, pero sintiendo como se d
etrante como dagas afiladas -Sé sobre tu aventura con el profesor de
oco? -trató de irse per
s quise escuchar. Tal vez hubiera esperado que lo hicieras con alguien de clase
o con nadie, nunca l
es en donde se reunían, videos tuyos en ese cuarto de hotel de quinta, donde ibas a revolcarte con él,
rto,
zó a dar vueltas por la cocina -y él, ¿qué vamos a decir de él?, sí que lo hiciste pasar de maravilla, ni la más expertas de las pros*tituta le hubiera hecho las cosas que
or favor, fue un error, una debilid
ue quieres echar
que no -com
nfianza, a nuestra familia, ya no pue
esito, te amo, lo siento, lo si
o de lo que le
ue quiera
e lo mucho que dese
uieras que hag
rdenó esbozando un
Qu
rás de rodillas -Isabel finalmente obedeció -eso, eres una ni*ña buena -y sacando su mi
ber
abel o ni
lo
vén desenfrenado, mientras sentía el calor de la lengua de su esposa sobre el gla*nde. Ella comenzó a hacer arcadas, a él poco le importó, y la saliva
rte de su esposa -¡esoooooooo....! -y su cuerpo se llenó de contracciones, mientras le llenaba la boca de se*men a Isabel, y antes de retirarlo le advirtió -no te atrevas a escupirlo -ella abrió grande sus ojos -te lo tragas, te lo tragas hasta la úl
e su esposo, se puso de pie y trató de bes
to, yo
n centavo, pero no pasarás penurias, tienes muy buena mano... -rió -o más bien dir
ató de abofetearlo, pe
gistral, la verdad te lo agradezco y puede que en un
tos cesaron, Oriana se precipitó a la cocina, allí encontró a su madre c
otando que él ya no s
-le respondió con
que s
o importa
volverá
a no v
e? -le reprochó con la inocencia de u
sto de ira mientras un golpe resonaba en el aire. El impacto dejó a Oriana aturdida,