entí temblores ligeros, y de pronto su boca se acercó a mi piel. Abr
metros de distancia. Caí en el sue
en frente de mí, su modo protector causó ali
¡Debe morir! –exclamó y e
.. fa
mó y no comprendí. Me tomaron de los bra
ra una habitación oscura. La luz se encendió y me sorprendí enorme
a cama, era de princesa. No pude observar nada
emblante apagado. Se acercó a
-comentó y son
defendieras –susurré y ella asintió
comentó y aquello me dio cur
–quise saber y el
o...
unté, y la observé dudosa. Sus ojos
muchos
ija y cerró la puerta tras de sí. Lo observé llena de pánico, mi saliv
se clavaron en los suyos. Su torso, esta
amente, y sus manos tomaron las mías. Me giró la palma
hacer lo que necesite. Puedo ser necesaria
da de no matarte? –preguntó, entonces supe lo que
mis ojos. Deslicé con sutileza la manga de mi sweater hasta quedar con
regazo sin pedir permiso, y comencé a besar su cuello fornido. Sus manos tom
en contra de mis glúteos, sin dejar de respirar con dificultad. Sus manos se apretaron contra mi tra
seductor. Con cada segundo que
ien con est
razos y arrastrando hacia él con una fuerza d
r el suelo. Estaba sometida y para cualquier otro ser humano pudo p
agitada por la excitación.
ne.
on lentitud. ¡Cielos, estaba tan cerca! ¡Podía se
abios. No sabía que ocurría, primero quería matarme y
osos y dulces. Gemí al sentir
del latido del corazón. Su boca descendió hasta mi cuello, y él dejó escapar un gruñido bajo. ¡Sus dientes oscuros arañaban m
mi, impulsando hacia la
a, lo observé con los ojos
a! -gruñó el hombre lobo, dándome