e de terapia, para deshacerme de todo aquello que me pesa y me preocupa. En teoría tengo que escribir todo aquello que me agobia como una especie de desfogue, sin embargo, ya que em
quiero eso vivir todo nuevamente
. Cuando los maestros llegaron sólo me vieron a mi encima del otro niño golpeándolo. En la rectoría al tratar de dar mi parte de los hechos, no me escucharon
odo el camino no paró de compararme con mi hermano, quién es el hijo modelo y la perfección de hombre que, pues al ser un respetable oncólogo pediatra, era muy solicitado y siempre estaba ocupado
padre trataba una de las peores enfermedades, nunca nos hizo saber a mi hermano y a mi lo triste y doloroso que su trabajo podía llegar a ser en especial porque trabajaba con niños. Pero de vez en cuando lo escuchaba platicar con mi madre de l
le pregunté si jugaba video juegos, era una pregunta tonta pero no supe con qué otra cosa empezar la conversación. Cuando Sebastián me miró sonrió, y no supe en ese momento qué era pero sentí como si lo conociera de toda la vida, ya sé, estoy exagerando un poco contando el hecho de que apenas tenía diez años y es una frase muy cursi, pero en retrospectiva cuando lo vi, fue como si hubiese llegado a
a, lo dejaban totalmente derrotado. Un día después de tanto rogar a su madre que me dejara estar con él, pude ver lo que el tratamiento le hacía. Vomitaba mucho, se quejaba de
n remisión. La mejor noticia que pudimos haber escuchado, luego de eso
sano pero no se me daba muy bien eso de hacer amigos, en cambio Sebatián era distinto persona que lo conocía, persona que se hacía amigo de él, pero no vayan a pensar que yo era un bi
recer no era nada desagradable de rostro, algo que me benefició mucho, pues me hice algo popular esos años, lo odiaba un poco saben, porque sentía como que todos me estaban juzgando, viendo qué hacía y qué no
previa. No supe cómo reaccionar, ni qué decirle, lo dejé en su casa y me despedí, fue lo único que pude hacer. No me mal interpreten, no soy homofóbico, al menos no yo, f