egura?- no estaba sugiriendo refugios así que dónde pod
o-, res
dieron sus
Qu
quilo. ¿Cómo podía pedirle a un desconocido
bebé? Porque si estás pensando en darme un hogar y luego quitarme a mi bebé, no va a funcionar. Estoy bien. Puedo vivir en la calle-. Por muy duro que fuera, podía sobrevivir si tenía
tenían
ó la c
ebé, me lo habría buscado yo. Lo único que quiero es ayuda
ra hacer las cosas. Él debe tener una razón válida para querer ayudar a alguien que acaba d
s estar en e
emociones durante unos segundos
lo hubiera sido alguna vez. Parecía alguien que había nacido rico. En una gran mansi
pers
r
raño, no es personal? Por lo que sé, po
ión?-. Puse los ojos en blan
ces alguien que sepa l
riencias
jas ante su
or eso necesito co
s, por lo que pensé que no me la i
estatus en la iglesia, así que le dijeron que se fuera. La persona que la dejó embarazada no pertenecía a la iglesia; era motero, así que no quería un bebé-, hizo una pausa y miró
hondo y
o. Tenía tres años cuando mi madre pudo alquilar un apartamento de una habitación en Harlem. Trabajó de camarera hasta que yo cumplí veintitrés años. Le
da. No quería que mi hijo sufriera el acoso que yo sentí de mayor. No quería que la gente me llamara prostituta por quedarme embarazada. Quería una vida me
mi bebé? ¿Y si está mintiendo? ¿Y si es un asesino en serie? ¿Y si es un traficante de person
las formas, tamaños y razas. No parecía que fuera a
Por muy tentadora
a arrie
ue me queda y no podía
pero eso no significa que nos vaya a pasar a mi bebé y a mí. So
sobre las mías. Me recorrió
una tarjeta de visita de su cartera y me la puso en las manos. -Vivo en el 150 de Main Street North, apartam
os ojos encanta
cogí mi bolso y me dirigí a la puer
seguiría con mi decisión. Agarré con fuerza mi bolso y caminé por la concurri
ares. No podía volver a donde estaba antes, no después de lo que acababa de pasar. No quería que pasara
l cartón bajo los brazos y salí del fondo del supermercado. Lo siguiente que tenía que hacer era encontrar un lugar donde pasar la noche, ya que mañ
a un poco oscuro, pero era mejor que los callejones oscuros o el banco del parque.
nco y apoyé mi mochila en él, luego coloqué mi cartón al lado. Saqué mi manta demasiado usada y la coloqué sobre el cartón. Saqué el bote casi vacío de repelente de mosquitos y me lo roc
umbarme en mi cama improvisada. Me tapé con la manta y cerré los ojos. M
ña-. Apoyé las manos
un error ni algo de lo que me arrepintiera. Hubi
bién te