itaba, en la mansión de mis padres. A pesar de la negativa del rubio, le brindé una merecida noche de descanso junto a los suyos. Quería alejarme un poco de las caricias q
mpliamente, pero, al contemplar mi rostro rojo y los hinchados labios,
- dijo abrazán
in separarme de su cuerpo - me amena
nte su presencia, reaccionaba, con el mismo terror de los primeros días. Nuevamente mi
aternal y palabras de consuelo, parte de la noche. Era gratificante sentir el apoyo de
o podía esperar a que se decidiera a mostrar su juego. Comencé a respirar con dificultad. La terrible y familiar sensación de ahogo era la antesala del ataque de pánico. Intenté realizar lo
r inundó la habitación, llegando
ormilada y con clara
sin reconocer del todo mi voz
or impertinencia - ¿Por qu
eresante - comentó con evidente alegría - quiero que
n fastidio – que todos los días te
que yo también estoy interesada en tu triunfo, por obvias razones mo
debía asegurarse de que aparecieran nuevos contratos de trabajo, a través de la divulgación de mis obras. Si el documento tenía t
ial – expresé finalmente derrotad
ran necesarias tantas explicaciones, porque la comunicación fluía sin formalismos. Me miré al espejo y s
e la habitación que usaba en la mansión de mis padres. Escogí un vestido estampado que ajusta
dades de mis progenitores. Bajó del auto y me abrió la puerta del asiento que siempre usaba.
mentó con un brillo e
eguridad y esperé el comienzo del viaje. Las preguntas se formulaban en mi cerebro sin que pudiera encontrar, para ellas, las respuestas ac
é ha c
ciendo una inmediata conexión. Pare
¿
para que nuevamente me tr
o - ayer estabas vulnerable y no q
na, además de Mirian, a la que le permito tocarme, incluso con ella tengo límites que desaparecen cuando estoy a
e un sentimiento que aún no quería definir. No hablamos a partir de ese momento, per
al verme aparecer en su oficina - nece
smo. Al adentrarme cuidadosamente en el contenido percibí una redacción perfecta. Las cláusulas establecían las bases
is logros. El que una mujer, con un horrible pasado, alcanzara el éxito en un medio hostil e inestable era verdaderamente meritorio. El fracaso, en lo personal, contr
untó Jerry al ver mi
el rumbo de mis pensamientos. ¿Por
enuada, pues las pesadillas no me dejaban descansar lo debido. Quería relajarme
ré resignada y ella me entregó lo que parecía una caja de bombones y una nota – lo de
e coincidencia o de alguien conocido. Me decanté por la segunda opción por el recado que, fielmente, me trasmitió Isabel. En un rincón de mi mente algo se alumbró, provocándome un intenso dolor en el pecho. Era de él, casi podía asegurarlo. Tomé
Él no era una víctima y cumplió condena por corrupción de menores, me abusó y ese fue su cas
tado. Había corrido al escucharme y allí estaba pa
a tomó para leerla y, al instante, lo entendi
deó con sus brazos, atrayéndome a su pecho – ahora prepárate porque ll
lo volvieran a condenar y, esta vez, para siempre, pues había violado s