ra vez que buscó trabajo a la temprana edad de quince años. Se sentó en la cama, mirando por la ventana. La luz del sol se filtraba entre las nubes, creando un ambiente cál
sus inseguridades por un momento. Después de todo, esta nueva oportunidad podría ser el comienzo de un nuevo capítulo en su vida. Sin embargo, era innegable
sintió que eso no era suficiente. Necesitaba algo que le diera un impulso de confianza, algo que la hiciera sentir capaz de enfrentar el mundo. Pero, lamentablemente, no había tenido la oportunida
ntes de salir de su habitación. En la cocina, Evie estaba preparando un desayuno ligero. La mujer le hab
saludó Rhen, in
su rostro. Sin embargo, al notar la expresión preocupada de Rhen, su sonrisa se su
o reflejaba una mezcla de preocupación y tristeza q
re lo serás." Intentó animarla, pero, aunque Rhen esbozó una sonrisa, Evie supo que aún
ada, mientras Evie la tomaba de
Rhen observó cómo su amiga buscaba entre la ropa, que pronto fue lanzada sobre la cama en un despliegue
guno, en el armario hay más esperando por ti. Toma
La idea de ponerse una de las prendas de Evie
o! Toma todo
de correos, la SG era una empresa extremadamente grande, donde se encontraría con muchas personas. No quería hacer quedar mal a Evie, quien
piel, Rhen sintió el contraste entre lo que normalmente usaba y la suavidad de esa prenda. Era un vestido ne
y ajustadas realzaban su porte. La cintura ligeramente ceñida acentuaba su silueta, y la falda, que se de
la con orgullo. "Es elegante y tiene un a
tusiasmo. Al mirarse en el espejo, no pudo evitar sentir que algo había cambiado. El vestido realzaba su figura de una manera que nunca había imaginado posibl
o crees que e
a. "¡Te ves impresionante! Tienes que usarlo.
quil
para realzar la autoestima de una mujer. Todas somos bellas, pero a ve
La sonrisa de Evie la llenó de calidez, y antes de que pudiera prote
s dema
de labial. Necesitamos que resaltes esa belleza natural," dijo E
uro diferente, uno donde no solo sobrevivía, sino que prosperaba. Las manos de Evie eran un recordatorio de que no esta
l mundo!" dijo Evie al finaliza
espejo, aunque parecía que el maquillaje y la ropa habían logrado ocultar años de dolor y su
do que, tal vez por primera vez,
eta de su cabello antes de cepillarlo y hacer que cal
e. No sé qué
confiar en sí misma. Salieron del apartamento, y mientras Evie conducía, Rhen se dio cuenta de que no so
Rhen inhaló profundamente, sintiendo cómo su
vie, dándole un apretón en el h
o había vuelta atrás. Este era el momento que había estado esperando, y estaba decidida a aprovecharlo al máximo. Ava
del suelo. Personas bien vestidas caminaban de un lado a otro, algunas con documentos en la mano, otras concentradas en sus teléfo
cía irradiar una confianza que la hacía sentir un poco pequeña. Respiró hondo, recordando el apoyo de Evie y el
po apremiaba, y no podía permitirse llegar tarde. Miró a su alrededor, buscando una alternativa, cuando vio un elevador justo
enciosamente, revelando un espacio en el que solo había una persona: una mujer ma
ludó Rhen, intent
mientras las puertas se cerraban. El viaje comenzó tranquilamente, pero, al pasar por el séptimo piso, el elevador se detuvo abruptamente con un sonido seco. Rhen miró a su alre
oscuro armario que su padrastro usaba como castigo. Con un temblor en las manos, comenzó a presionar los botones frenéticamente, buscando que el elevador reacc
y, al activarlo, escuchó un
problema en
ó, intentando controlar el pánico
a mujer mayor que la había mirado con desagrado parecía tambalearse. Rhen la observó mientra
por una preocupación genuina por la mujer. Tomó aire profundamente, forzá
conmigo. Está teniendo un ataq
la mujer y, en un intento de calmarla,
están viniendo. Solo resp
bsoluto. Rhen apretó su mano con firmeza, tratando de transmitirle
almada, más para la mujer que para ella misma.
miedo la dominara; su única opción era mantenerse firme por las dos. La mujer, aunque aún temblaba, comenzaba a
serie de personas uniformadas se apresuraron a ayudar a la mujer, ignorando por completo a Rhen mientras la guiaban hacia fuera. Rhen, paralizada, no se movió en esos primeros momentos; aún sentía
a mujer recibía atención mientras a ella la dejaban a un lado. No se preocupó en
e dientes, con la desespe
La adrenalina y la mezcla de emociones la empujaban, ignorando el ardor en sus piernas y el pulso aún aceler
iempo de recomponerse cuando una recepcionista
?" preguntó, al
dé atrapada en el elevador, pero esto
e dirigió hacia allí con la mayor dignidad que pudo reunir, su pulso
e pulcro estaba sucio y ajado, incluso su cabello se había desordenado. R
que había estado esperando estaba justo detrás de esa puerta, y, aunque todo hab