cando alguna señal en sus palabras que indicara sospechas. Él parecía decidido a rehacer su relación, o al menos abrir algún tipo de
cendido su computadora cuan
la en su oficina. -La voz de la recepcionist
e no sentía esa mezcla de ansiedad y nerviosismo. Respiró hondo y se dirigió hacia el de
, entró. Él estaba sentado en su escritorio, revisando unos documentos, pero al l
ándole la silla frente a su escrit
manteniendo el tono profesional que tanto
on cercanía, pero que ahora veía como una muestra de su control y seguri
to, Natalia. Es una iniciativa importante para la empr
, y aunque había demostrado sus habilidades, no e
Natalia se aclaró la garganta-. ¿De q
servándola con una intensidad
y Chile, pero necesitamos alguien que pueda liderar las negociaciones y estructurar el
su mente estaba en otro lado. No podía evitar pensar en el posible motivo
nformes directamente a mí. Quiero que nos reunamos cada semana para revisar el progreso, y no me refi
do excusas para verla, para mantenerla cerca. No podía evitar el nerviosism
. Agradezco su confianza
é que este trabajo implica mucha responsabilidad y sacrific
él la miraba con una expresión que sugería que ya conocía su respuest
d, pensé que dejarías atrás esta vida para siempre. -Su tono era p
ó responder con calma, a pesar de lo mu
lugares que no esperamos. Pero cuando vi esta
a cargada de algo qu
qué fue lo que realmente te alejó
a mantener la compostura. Sabía que esta conversación era una prue
ese momento, había otras cosas que necesitaba
tro algún indicio de verdad. Finalmente, asintió, aunque Nat
ono profesional-. Espero verte mañana a primera hora para la revisió
erta, exhaló el aire que había estado conteniendo, intentando procesar lo que acababa de suceder. Estaba claro
jo y olvidarse de la inquietud que sentía, pero cada vez que su mente se relajaba, el recuerdo de la conversación con Adrián regre
ba unos documentos, el int
una llamada en la líne
esalto. Tomó la llamada, in
-preguntó, con un t
as está algo inquieto. Ha estado preguntando por ti y si ho
rimer día completo en el nuevo proyecto, y Matías había estado en su mente todo el tie
po para darle las buenas
erferir en su tiempo con él. Mientras guardaba los documentos, una idea cruzó su mente: ¿qué pasaría si Adrián llegara a descubrir a Matías? Solo imaginarlo le pr
as jugando en el salón con su tren de juguete. Sus ojos se ilum
ndo sus pequeños brazos
que había perdido durante el día. En ese momento, su determinación se reforzó: proteger
sentó en su escritorio en casa para seguir trabajando en el proye
ión en el proyecto. Creo que esto es solo el
ió. Sabía que él estaba esperando más, pero no se lo daría. No podía permitir que su secreto se filtrara, ni dejar que él se
amiento la mantenía enfocada: estaba aquí por