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llama "esposa" a lo que soy para él: una posesión, una especie de trofeo que no eligió, sino que compró. La única razón por la que a
ofreció a mi madre. Pero pronto entendió. Entendió que no soy una esposa, sino una prisionera. Y desde entonces, sus ojos se suavizaron, y cada vez que podía, aparecía en mi ventana. Al principio, solo venía a hablarme, a escucha
o que hasta hoy me pregunto si alguna vez fue real. Nos prometimos escapar juntos; Miriam intentó ayudarnos, planeó cada detalle. Pero cuando salí aquella noche, allí estaba él, Marcos, esperán
erto podrás escaparte de mí -me susurró con
ó a mí, y en cada golpe, sentía la vida desvanecerse dentro de mí, la de un pequeño que nunca llegó a nacer. Nadie lo supo, ni siquiera Julio. Aque
l, no te quiero para criarme niños, s
soy ahora. Julio se fue del país, pensó que lo abandoné y volvió casado, como si yo nunca hubiera sido nada en su vida. Pero n
No me importa lo que pueda pasar, solo sé que mi momento llegará, y cuando eso s
voz grave de Julio me
sesperada -respondo, sarcástica. Él se apa
padre no dejará de llamarte. Seguramente te necesita para
razo, y él sonríe mostr
compró, te ha tratado de lo peor, y... nunca se me
seriedad, como si esperara que dijera al
esposo me llamará en cualquier momento, extrañad
tienes comie
n una sonrisa, mirando
ero tanto que no puedes dejar
u berrinch
do esposo solo por él. Hubo un tiempo en que podría haberlo hecho, pero él se fue y eligió casarse con otra. Ahora que
amos a vernos. Mi esposa está embarazada
a, y él me obser
se debe
erá mejor
ue. Después de media hora, salgo, seco mi cuerpo y
o lo mejor es deja
n. Pronto se le pasará el berrinche y volver
e chica de hace años. Ahora soy diferente. Me amo tal como soy, amo mi belleza, y am
u querido
n mis brazos cuando ella lo sofoca. Fui su primer amor, y aunque e