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* * * * LIANA * * *
solo atino a rodar mis ojos, pues detestaba que
n murmullo - ¿Qué me garantiza que no se haya despertado aún? – continúo mien
– menciona mientras él toma mi lugar y la abre com
permiso al meno
a burlona – pues esta es solo la puerta de ingreso a tu departamento, no la de tu
o a la vez que me rí
es de continuar hablando - muy probablemente, aquel dios griego ya quiera quitársela
– le pido – ¿acaso tú n
guro - ¿Acaso tú sí? – me
yo ... no sé –
ijamente – así que sería bueno que le recomiendes a
de su salud en otro momento – le dig
e la idea eras tú – puntualiza – creí que
tú colocas a Scrappy en su cabello y yo la levanto con una plum
ndo sus ojos – así que si pueden salir ideas ma
con ello – añado mientras volteo para mirarlo
– es cierto – dice mient
nos a la ob
ierto, Liana, ¿tienes tu celular? – me cue
pues creo que tú serías capaz de subirlo a toda
r para mi diversión personal – añade - ¿se puede? – me dice – o Scrappy y yo nos podemos ir e
o más y trae aquí a tu peluda tarántula que tenemos una broma que ter
agrega – gracias, castaña, y tranquila – me dice – que tu amiga no pasará de
llamo con un to
que sube sus dos manos en forma de rendición –
in tratar de levantar mucho la voz para
– continúa hablando – ni siquiera don Grinch es tan gruñ
z – a veces me siento una anciana atrapada en un cuerpo muy joven –
daré a relajarte – me habla – tal vez podamos hacer algo este fin de semana para que puedas hacerlo y así sal
eno, ¿empezamos? – le pregunto – no a
Mark mientras se acerca a
una enorme sonrisa. Inmediatamente, veo cómo alista el celular para tomarle una foto a mi amiga en una muy impresentable situación - «Dios, ni siquiera debería ser llamada su amiga» - pienso, pues qué clase de amiga dejaría que su mejor amiga sea fotografiada en esa situación. Ante ello, me acerco a Mark para quitarle el celular, pues eso
nte – le digo mientra
s escruta en mi mirada – si realmente supieras lo que me ha hecho tu ami
con notorio interés – no
mirada a Rizz – ese ángel de los ronquidos
he perdido? – agre
u peluda y enorme tarántula sobre el cabello rojizo de mi amiga. – Da todo lo mejor de ti y haz que la pelirroja se transforme e
ento – menciono mientras exhalo muy lentament
r aquí para poder sacar a tu niña interior que tienes muy reservada para ti – me dice
alir el aire y me acerco a mi cama, en l
rea y, esta vez, trato de mover la pluma con más destreza, lo cual da resultados, pues mi amiga empieza a llevarse una mano al rostro para empezar a frotar su nariz; mientras tanto, veo cómo Scrappy empieza a caminar en dirección a su rostro, lo cual provoca que mi amiga se e
¿Qué me estás haciendo? – me pregunta
sigo moviendo la pluma y veo
– me dice - ¿Qué p
– ¡tarántula a la vista! – continúa mientras ve
– exclama a la vez que se levanta de mi cama y empieza a dar brincos desesperados en mi colchón – Aaaaaahhhh ... dioooossss – veo cómo se baja de la cama y empieza a dar vueltas mientras salta y se pasa las manos por su esp
de contener la risa que aún le sigue ca
manera intempestiva – Mírame, Rizz, ya pasó - le habla mientras se acerca más para terminar por envolverla en sus brazos, acción qu
continúa hablándole – Ya, Rizz, ya pasó – le dice un susurro – mira - l
me pasó mucho la mano, lo cual me hace sentir muy culpable y, cuando menos me doy cuenta, siento una lágrima en mi
mira y se
r para disculparme, pero ella s
me pregunta mientras es
apenada – Yo lo sient
e estés volviendo a ser tú – añade mientra
- trato de
una enorme caja con un precioso lazo rojo por el día de mi cumpleaños número 20 y, cuando la abrí, yacía en aquella caja una lagartija. Ver a aquel animal me hizo saltar del sillón en el que estaba sentada para correr hacia la cocina y poder respirar (estaría por demás decir que mi camino de la sala hasta la coci
ego mientras me río –
de tamaña sorpresa de cumpleaños – h
e lo cual Mark la mira con un poco de seriedad. – Es la verdad, rebelde con banda – menciona mi amiga - ¿a qui
or regalo de cumpleaños para su mejor amiga? – termina por añadir a la vez que siento que
mientras empiezo a b
anto patrono de las tarántulas
abla Mark – y ayuda a bu
o para contemplarla, pues aquella aún seguía en mi colchón, pero estaba siendo
se una bebé. – ¿quién te asustó? – le pregunta – ¿una pelirroja esc
le pregunto a Mark mientras lo miro
erto, castaña - me dic
cretino
grega Rizz – así que merezco ser recompensada por ambos – termina por decir mi amiga. Ante ello, Mark y yo nos miramos extrañados – Sí,
sto – digo rendid
Mark – ¿haremos lo que ella
ena a Mark, acción ante lo cual mi amigo bufa y
Liana, y tú nos acompa
do esta noche
Rizz – y qué harás –
y por el susto que se ha ll
ás. – le dice mientras le guiña un ojo
todo. Estaré free esta
izz? – le pregun
se limita a de
nsada - ¿en qué me met
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