azgo de los Sangreluna había estado guiada por el deber hacia su manada. Pero ahora, ese mismo deber chocaba con el fuego
-dijo Caleb, cruzando los bra
uió ajustando los límites del mapa territorial que es
leb -respondió finalme
eb con firmeza-. Si sigues dejándote llevar p
la mirada, su
ando a la manada.
dad. ¿Qué pasa contigo
suficiente para Caleb. Su expresión c
usurro-. Ella es la hija del alfa
-dijo Aiden, con un tono cortante
un largo momento a
e de que valga la pena. Porque si esto se de
*
dre, el alfa, la había llamado a su cabaña para discutir los planes de expansión
-preguntó su padre, su voz ásp
áticamente, aunque no tenía
dime, ¿qu
de que pudiera inventar
vo antes de tomar una decisión definitiva -
zó a Kieran una mirada agradecida. Cuando finalmente sali
ijo en voz baja-. Si no est
tándose las sienes-. Pero
nes que decidir. ¿Qué es más impor
las palabras de Kieran
edo el
, frustrado pe
alguien más se entera de esto, podría de
*
que conspirara para hacer que sus caminos se cruzaran, ign
ez, su corazón latiendo con fuerza cuando sintió su presencia acercarse. Ly
ella, aunque sus palabras care
Aiden, dando un
sus ojos buscando
inalmente, su voz quebrándose-. E
su tono suave-. Pero n
tan s
, acercándose más-. Somos mat
a destruirnos -dijo ella, aunque
no, acariciando su m
s destruyamos. Creo que quiere que
nte su toque, su resis
descub
scubran -interrumpió Aiden-. Al m
encontrándose con la i
nca estam
él, con una determinación q
to y el murmullo distante del bosque. Finalmente, Lyria asint
voz apenas audible-. Pero t
Aiden, antes de in
No había odio, ni guerra, ni barreras imposibles. Solo ellos, bajo el respl
*
yria continuaron liderando a sus respectivas manadas, ocultando su conexión mientras busc
no de los ancianos expresó su preocupación por
no, golpeando la mesa con su bastón-. Si no h
iden, su tono firme, aunque s
ora -insistió otro miembro del
en falso podría desencadenar una guerra, una que no sol
sonando en la cabaña-. Evalúen el perímetro y reporten cualquier
*
Su padre estaba convencido de que los Sangreluna estaban tramand
invadan -dijo él, golpeando la mesa con el
ntó Lyria, con cautela-. ¿Y si solo es
so -respondió su padre-. Si no actuamo
mo estaban, las tensiones entre las manadas llegarían a un punto de no retorno. Pe
por el bosque, encontró a Aiden
jeron ambos al mismo tie
Lyria rápidamente-. Cree que t
con una mezcla de frustración y preocupación-. N
a-. ¿Qué podemos hacer para cambia
tre las suyas, sus ojos
tos. Encontrare
il de ignorar. Sabía que el tiempo se agotaba, y que el amor