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Historia

Capítulo 4 Ella no era como los demás

Palabras:1812    |    Actualizado en: 10/12/2024

sta

No lograba recordar la última vez que hubo una fiesta tan enorme como esta. Busqué con la mirada a Margarita y a Bruno, estaban junto a la mesa de los novios donde los amigos de Marcelo se habían concentrado para celebrar, veía a Margarita sentada a una distancia cons

sco? -ella me miró con una sonr

é junto

e te ve, se

sarcasmo, pero a la vez con tristeza. Tuve la sensación de que ella comprendía de lo que yo estaba habla

que soy muy poco para él, pues ni siquiera pude terminar la secundaria, y mi padre cree que Bruno no es suficiente hombre para mí porque trabaja como dependien

sonreí, como cuando mi padre me daba á

ortante, poco a poco todo irá saliendo como ustedes lo han planeado, como dic

nde estábamos sentadas, llamaron mi atención

vida resuelta" fruncí el ceño al escuchar eso. "¿Cómo te llamarem

lo hubiera hecho capataz gracias a las súplicas de mi hermana, ese puesto nunca se lo hubiera dado si ella no le hubiera llo

de Marcelo, no pude evitar sentirme furiosa y ponerme de p

o cuando papá ya no esté! -solté aniquilándo

que hizo que de pronto me estremeciera era una mirada perversa, nunca antes alguien me había mirado así y eso me dio

ero en eso Br

jala en paz,

reta fuera la mayor porque si no... -él se relamió los labios,

l brazo, Marcelo no dejaba de mirar hacia mis piernas de manera descarada, tuve que correr rápido,

del jardín justo en el arco que vislumbraba la entrada principal de la casona de mis padres, casi me caigo al suelo al chocar con alguien, todo mi cabello se revolvió sobre mi rostro

varios segundos. Nariz fina y una sonrisa tan blanca y perfecta. Era alto, mucho más alto que yo, le calcularía que tenía veintidós años, tal vez. Al pasar el aroma de su perfume por mis fosas na

ago S

r unos documentos que necesitaba mi tío con la firma de mi padre. Él era quien se encontraba adminis

cirle que no seguiría la tradición de su familia de ser médico. Desde niño siempre me interesó el mundo de los negocios, me atraían los números y los proyectos, había decidido estudiar Ingeniería Civil, desde que cada verano visitamos el pueblo del que era originario mi

quedó a cargo de todo, mi padre no tenía intención de algún día volver a establecerse en este pueblo, mamá jamás se lo permitiría, ella se consideraba una mujer citadina. Si hubiéramos

a de las calles pintorescas del pueblo, pasarían varios meses, in

hacia esa dirección. Recordaba a Bruno con mucho cariño, su abuela trabajó durante muchos años para mis abuelos, fue la nana de mi padre y mi tío. Bruno y yo jugábamos en el

lado era muy afortunada, él era un hombre hecho y derecho. Tenía muchas ganas de saludarlo, conocer a su esposa y felicitarlos por su nueva

ra uno de los más fructíferos del pueblo, mucha gente de aquí trabajaba en estas tierras, hoy se casaba la hija del dueño. Tuve que detener mi auto al ver como dos peones me hic

eguntó el trabajador

quí en la boda, será solo un momento, señor -dije tra

zo a mi auto y dijo -¿Sandoval? ¿Es

io de pertenecer a la familia

es mi

camino hasta llegar a la gran casona color ocre, en el t

señor, m

es, una puerta principal de forja abierta donde se podía ver que en el jardín interior estaba llevándose a cabo el festejo de la boda. Caminé en esa dirección, miraba cada detalle de l

la vida, sus ojos eran de un color azul profundo, llenos de vida, cabello rubio y piel clara, ¿de dónde había sa

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