a de los Betas se encontraban un poco apartadas de la manada en sí. Salí de entre los árboles y caminé cabizbaja entre las criaturas, intentando que
pareciendo frente a mí con una sonrisa, la cual hacía
rda, yo
voz ronca y le di la espalda,
h, debes estar hambrienta. -No contesté ni me volví. -Toma, puedes comer esto si te
tras me giraba hacia ella, sin revelar del tod
algo dentro de mi colapsó ante ese gesto, por lo que, sin decir na
que soy ahora, así que debo comenzar a buscar una forma de
ombre de gran altura cuando c
rodeándolo e intent
esmesuradamente los ojos y me empujó, tirándome en el barro. - ¡Cazadora!-Gritó a voz
tro alrededor se congregaban en círculo para ver mejor y evitar que escapara. Maldije en voz baja, acuc
ñó uno de los licántropos
sonrisa ladina, tensando los músculos desde
l ataque de una de las vampiresas. La tomé por el rubio cabello y guie su cabeza hacia mi rodilla, donde estrellé esta contra su nariz con fuerza sobrenatural, hundiéndola y acabando con su vida rápidamente. Escuch
r mientras caía sobre mis rodillas antes de girar sobre mí misma y darle una patada en la entrepierna al causante de semejante dolor, aulló de dolor. Sentí un repentino y doloroso tirón d
ntre mis manos, ejerciendo presión, y partí su cráneo, ensuciándome co
os dedos para instarlos a atacarme, cosa que funcionó con dos de ellos. La licántropo se abalanzó sobre mí, rugiendo furiosamente, puse los
con mi mano y atravesé su pecho en él hasta llegar al corazón, lo miré a los ojos y comencé a arrancar su corazón de los ligamentos que
antes, quedó en silencio sepulcral, mirándome aterrados, solté una carcajada y lancé el corazón a la
os presentes, y todos se tensaron al verlos ac
l cadáver que ahora era padre temerosa, para luego echarse
miné a mi último oponente, quien era el hombre que había avisado de mi identidad, en el
cerrada.-Susurré en su oído, dejando el corazón entre sus man
furioso Cedric al final de toda esta, lo miré alzando una ceja y él
uro sin piedad. Incluso cuando ya no podía mantener los ojos abiertos y las prendas de ropa se había desgarrado despu
bajosamente los ojos. - ¡¿Qué has hecho?!-Chilló corriendo como pudo hacia mí, frun
el corazón frente a sus hi
no había hecho nada y me atacar
é debería
mí cuando Aurora me desencadenó y me ayudó a caminar, claro que todo mi
aré
s a tu hija en riesgo por
quien sostenerse cayó al suelo con un golpe sordo. Gruñí e intenté le
el Alpha me tomó en b
jo cuando lo miré con los oj
a lo que yo lo fulminé con la mirada. - ¡No mires!
ada que mi L
los ojos en blanco antes de perder el conocimiento d